Las batallas en el Cantar de Mío Cid

Escaso lector antes de entrar en materia de la bélica medieval, es necesario hacerte saber que el principal objetivo de este artículo es el de informarte acerca de las batallas medievales en las que participó Rodrigo Díaz de Vivar dentro y fuera de la ficción del cantar de gesta, es decir, acerca de las batallas reales de las cuales se tiene registro y mismas donde el campeador fue protagonista durante el ejercicio de su profesión.   

También es necesario hacer de tu conocimiento cual es eran las capacidades de Rodrigo como guerrero, es decir, ¿Qué lo hacía tan excepcional en el campo de batalla?, ¿ que lo llevo a adquirir el  título de “Campidoctor”. 

Las batallas en el Cantar de Mío Cid

Si bien es cierto  Díaz de Vivar fue educado desde pequeño en las artes militares, también es cierto que de alguna forma era un gran estratega en las formas de combate que utilizaban las huestes musulmanas. 

La Guerra ligera como le llama Alfonso XI al momento de hacer prohibiciones a sus propias mesnadas de no incurrir en esas prácticas al grado de establecer leyes y fueros para castigar a aquellos que pusiesen en peligro a su gente, ya que estas prácticas estaban consideradas ser de alto riesgo. Al momento de leer el poema existe evidencia de que las huestes cristianas dirigidas por Ruy Díaz eran entusiastas de la práctica de la llamada “Guerra lijera”. A continuación serán presentados unos ejemplos textuales que lo demuestran dentro del cantar:

“Pero sobre todas las cosas del mundo, debe guardar que no fagan aguijadas de pocas gentes, sinón quando fueren todos en uno; ca una de las cosas del mundo que con los cristianos enganados , et por que pueden ser desvaratados mas ayna, es si quiere andar al juego de los moros, o faciendo espolonadas, a tornafuy, ca bien creed que en aquel juego matarían, et desbaratarían a cient caballeros de moros a trezientos de cristianos” 

“El Rey fablo con cada uno de ellos, et dixoles que las sus gentes dellos non eran sabidoras de la guerra de los Moros, et por eso era menester que mandasen cada uno de los suyos que non saliesen a los arrebates de los moros”. 

Para poder hacer una concentración más efectiva en materia bélica dentro del Cantar de Mío Cid es necesario apegarse a la segunda parte del cantar del destierro donde las incursiones militares por parte de las  mesnadas del campeador quedan más delimitadas. Empezando con la toma de Castejón, dos batallas en Alcocer y  la batalla en contra de Ramón de Berenguer conde de Barcelona. 

En esta parte, el juglar deja de manifiesto la pericia del campeador como estratega militar, ya que en la primera parte no se muestra acerca de sus cualidades humanas. Seguidos estos cuatro encuentros será incluida forzosamente la famosísima toma de Valencia por parte del Cid, ya que esta batalla ha sido uno de los grandes asedios en la historia militar española.

Para dar comienzo a la gesta se empezara por describir las acciones bélicas según el cantar. En el décimo día, una vez desterrados, 

El campeador y sus hombres se encontraban acampados a orillas del rio Duero. Para ser precisos se encontraban en un lugar llamado Espinazo de can. Esa noche el Cid tuvo una visita celestial en sus sueños. 

El arcángel San Gabriel había venido a visitarle y a decirle que todo lo que hiciera lo llevara a cabo ya que todo estaba destinado a tener buen fin. Así que esa madrugada el Cid y sus hombres se dirigieron hacia la ciudadela de Castejón. 

Allí Rodrigo y Minaya dividieron fuerzas y  Fañez partió con doscientos caballeros a sus órdenes mientras que el cid ataco la ciudad con un ciento de guerreros. Los del campeador esperaron al amanecer y justo después de que los habitantes de la ciudad abrieron las puertas del lugar, los del Cid aprovecharon el descuido para tomar la ciudad avasallando a los que habían quedado en remanente.

Po su parte Fañez regreso con un gran botín rico en animales de granja, en especial ganado ovino y vacuno, telas, algunos caballos y por supuesto oro. El campeador ofreció a su hombre de armas la quinta parte del botín para sí mismo. Este sin despreciar a su señor le dijo que mejor se lo mandara al rey Alfonso, que con matar moros se conformaba como se puede ver en este pasaje del cantar original en su versión moderna; “Mucho os lo agradezco, 

Campeador contado De esta quinta, que me habéis mandado, se pagaría de ella Alfonso el castellano…”. El campeador, en un acto de compasión dejo en libertad a todos los habitantes capturados en la toma ganándose así la simpatía de los habitantes.

 Estas acciones dentro del cuarto episodio del Cantar del destierro tardo siglos en demostrarse su veracidad, ya que no existe el sitio preciso de la batalla de Castejón. Además no hay registro oficial de dicha acción militar en los anales de las cosas de armas.

 Pudiera ser que esta batalla haya tenido lugar en alguna otra localidad o que simplemente el autor del poema incluyo este hecho como parte de la ficción que incluye la historia. De hecho la Historia Roderici tampoco hace mención de dicha batalla librada por las huestes del campeador.

Después de haber tomado Castejón, Ruy Díaz y sus mesnadas se aproximaron a la localidad de Alcocer.  Esta acción acapara un total de 311 versos de la primera parte del cantar, es decir, un 8.3 por ciento de la totalidad del escrito. 

Al encontrarse escasos de provisiones, el rey moro de Valencia Tamín manda a dos príncipes con más de tres mil soldados contra los supuestamente seiscientos que conformaban las huestes de Rodrigo. Aquí en esta batalla se puede ver claramente lo que se había explicado anteriormente acerca de las tácticas de ataque de características arabescas. Pedro Bermúdez espolea a su caballo y ataca a los moros antes de que Rodrigo de la orden. 

“ Espoleó al caballo y metiole en el mayor haz; Los moros le reciben por la enseña ganar: Danle grandes golpes, mas no le pueden falsear, Dijo el Campeador”. Gracias a esta acción, consiguen la victoria perdiendo solamente un total de quince caballeros de las huestes del Cid. Del quinto otorgado al campeador este manda treinta caballos ensillados, espadas  y oro como tributo al rey para poder conseguir su perdón. 

La realidad histórica de la conquista de Alcocer no  pudo ser comprobada en su veracidad sino hasta hace poco gracias al trabajo arqueológico de  José Luis Corral y Francisco Martínez que dieron finalmente con un asentamiento arqueológico que se encuentra cerca de la ciudad de Alcocer dentro del cual se encontraron vestigios de la batalla que deja pocas dudas acerca del paraje donde se libró esta batalla.. Sin embargo el asunto de Alcocer de alguna manera incluye en su haber dos episodios bélicos como antes se mencionó. 

La conquista del lugar en sí y como antes se mencionó en el pequeño resumen del episodio cuando el Rey Tamín de Valencia hace el esfuerzo de recuperar la plaza mandando tres mil caballeros a la batalla y perdiendo cerca de la mitad de estos.

La siguiente de estas batallas que aparecen en el cantar es la batalla en contra del conde de Barcelona. Después de haber engrosado sus fila con caballeros castellanos y leoneses, el campeador y su mesnada marcharon por las tierras del sur y el este de Aragón que se encontraban en control de Don Ramón de Berenguer II conde de Barcelona. 

Ya existía un previo rencor por parte del conde hacia Rodrigo ya que este previamente había lastimado a alguno de sus sobrinos. 

El verdadero motivo según la historia Roderici recae en el hecho de el reclamo que hace Berenguer al Cid por una carta donde le dice que seque se enteró que se estuvo burlando de él y el campeador aceptando el hecho lse lo aseguro diciéndole que se había burlado de el porque se enteró de que había dicho que el Cid no entraba en esas tierras por miedo a Berenguer. Así que Berenguer armo un ejército de moros y cristianos y salió en busca del Campidoctor. 

Al enterarse de este hecho Ruy Díaz mando decir al conde que él no tenía nada en contra de él y que no se lo tomase a mal pero que no iba a pelearse con el conde. Tras una peculiar batalla a cuestas, gracias al uso de unas monturas gallegas, los del cid logran vencer a la mesnada del conde. Dentro del botín obtenido en la batalla el Cid se hace de la famosa espada de Berenguer la “Colada” que tenía un valor de más de mil marcos oro Ramón de Berenguer había quedado a disposición del campeador. 

Mientras estuvo cautivo Berenguer se rehusó a probar bocado y por lo tanto el Cid temiendo que muriera en cautiverio negocio con el que si comía lo dejaría  en libertad. 

Ahondando más en los anales de la historia militar española se encontró que dicha batalla conocida como la batalla de Tévar, la cual se desarrolló de una manera un tanto diferente. 

Mientras el campeador se encontraba en sus campanas cerca de Levante, tras su segundo destierro, Ruy Díaz estaba en calidad de mercenario como caudillo autónomo al servicio del mejor postor. Díaz de Vivar tenía como objetivo obtener el control total de la taifa de Denia en estos momentos pertenecientes al rey de Lérida. Cuya protección estaba a cargo de Ramón de Berenguer II  Conde de Barcelona.  

La Batalla tuvo lugar en el Pinar de Tévar o en algún sitio aledaño a estos pertenecientes a la provincia de Castellón. 

Dentro del desarrollo de la batalla, al contrario de lo contado en el Cantar. La negociación de la libertad de los nobles de la ciudad condal se dio a cambio de un cuantioso rescate que al parecer rebasaba la suma de los ochenta mil marcos de oro, siendo cada marco aproximadamente de 234 gr. Fue una gran contribución a las arcas de Ruy Díaz. Después de haber terminado la batalla el campeador y sus hombres se retiraron a Salarca a recuperarse del combate. Un lugar cercano a Saraqusta según se menciona en la Historia Roderici.

Para concluir con el artículo me despido esperando que tengas una semana muy aprovechada y llena de mucha lectura y descubrimiento. 

Te deseo mucha lectura y que descubras nuevas cosas. Aprovecha cada día al máximo, “Carpe Diem”.

Un abrazo Grande y ¡Hasta la lectura siempre!