Hablemos sin máscaras

Buen hijo, mejor ciudadano hoy más que nunca, el mundo y en especial México, necesita hombres y mujeres íntegros de conciencia.

Antes que nada quiero enviar mis sinceras condolencias a la esposa e hijos de un buen amigo mío, Maribel, Aldo y Rogelio Guerra. Nos dejó un buen amigo, un maravilloso ser humano... ¡descanse en paz!

Siempre he intentado ser optimista y ver los acontecimientos que rodean mi vida de manera diferente; desde una mañana en que tengo una cita y el tráfico está congestionado, hasta una derrota en el ring o la pérdida de un ser querido. 

Hablemos sin máscaras

Todo esto lo puedo entender, pues la muerte es algo inevitable. Y si quiero llegar puntual a mi cita es tan simple como levantarme más temprano y salir a tiempo.

Para superar una derrota en el ring la solución es entrenar más y no confiarme de mi enemigo, para obtener el triunfo. Es cuando comprendo que poniendo algo de mi parte puedo cambiar las cosas.

Sin embargo, en muchas ocasiones me siento impotente y me cuesta trabajo encontrar el lado positivo de acontecimientos como el que se vive desde hace meses en Ghouta Oriental, en donde están muriendo miles de personas, Y lo que es peor: entre ellos hay cientos de mujeres y niños inocentes, envueltos en una absurda guerra de bombarderos. 

Estoy de acuerdo en que Damasco (capital de Siria) está a miles de kilómetros de distancia de México y nosotros no podemos hacer nada, quizá solo apoyar a la Cruz Roja, acercarnos a Unicef, o sólo rezar y pedir por todas estas víctimas. 

Lamentablemente no sólo en Siria se viven situaciones de terrorismo, ya que en un lugar más cercano a México, el pasado 14 de febrero para ser exactos, en un tiroteo masivo en un instituto en Florida, un tipo de 19 años fuertemente armado asesinó a 17 personas y dejó a más de 15 heridos entre estudiantes y maestros.

¿En dónde está el lado positivo de estos acontecimientos?

Y lo mismo me pregunto con relación a los recientes acontecimientos en nuestro país, en donde todos los días leemos y escuchamos noticias de mujeres violadas, golpeadas, de personas secuestradas, de comunidades en extrema pobreza, de abusos de autoridad, de impunidad, corrupción etcétera.

¿No vamos a hacer algo nosotros como ciudadanos? Creo que como padres debemos exigir a las autoridades que no permitan más el narcomenudeo en las escuelas. Créanme que este problema existe en primarias y secundarias y qué decir en las universidades y un claro ejemplo es el reciente asesinato de dos personas en la UNAM. 

Sé que no es fácil componer el mundo pero, créanme, sí podemos hacer algo por este planeta y por la humanidad. Si iniciamos este proceso en casa, será mucho mejor. ¿De qué forma?

Dando un buen ejemplo a nuestros hijos, educarlos de la mejor manera, inculcándoles buenos principios. Lo primero que debemos hacer como padres es dejar a un lado el celular, apagar la televisión, buscar un momento del día para abrazarlos, para hablar con ellos, para escucharlos, para conocer sus opiniones y para convivir con ellos.

Desde luego que esto no es un trabajo ni una misión únicamente de las mamás, es obligación de ambos padres o de los tutores. Y gracias a esto, combinando la bondad y la ternura de la madre con el cariño y la energía del padre o viceversa, podemos hacer de nuestros hijos excelentes seres humanos. 

“Es urgente la necesidad que tiene el mundo y sobre todo México, de hombres íntegros de conciencia fija e inmutable. ¡Quién es buen hijo será buen ciudadano!”, Juan de Dios Legorreta.

Nos leemos la próxima semana, para que hablemos sin máscaras.