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El valor del voto

El llamado que hace unos días hiciere el Presidente Consejero del INE, Lorenzo Córdova Vianello, en relación al voto contra la violencia, es muy importante para el desarrollo de este proceso electoral, por el nivel de polarización que vive nuestro país. 

Por un lado, las campañas de cada uno de los candidatos en toda la geografía nacional, han subido de tono, los desencuentros entre los seguidores y simpatizantes que no piensan igual, lo que ha llevado a un encono generalizado, las redes sociales han sido caldo de cultivo para elevar la temperatura en el ambiente político electoral. 

El valor del voto

Por ello el esfuerzo del INE, de este organismo ciudadanizado es fundamental por el hecho de que en su momento, el día de la jornada electoral, el próximo 1 de julio saldremos a votar; ejerceremos el derecho al sufragio consagrado en nuestra Carta Magna, el cual es potestativo, es facultativo, si queremos lo ejercemos y si no, NO, así de simple, sin embargo; es un deber cívico, moral y personal acudir a votar para decidir, el rumbo que deseamos que tome nuestra Nación, nuestro Estado, la función legislativa y en algunos caso nuestros estados y municipios.

De allí, surge mi comentario en el sentido de la connotación del voto, si bien es cierto en las disposiciones electorales a nivel federal y local, se establece que el voto, es universal, personalísimo, intransferible, es en sí, el momento que la ley nos concede para estar dentro de una mampara y decidir en cuestión de segundos, a quien le otorgamos nuestra confianza, quien pretendemos que nos gobierne o nos represente.

Sin embargo, ahora escuchamos frecuentemente que al voto, lo llaman de diferentes maneras, hay quien dice que existe el voto duro, y lo señalan como el hecho de que un determinado partido político, tiene una estructura y una capacidad de movilización que permea el día de la jornada electoral de manera sistemática, casi perfecta, obteniendo un resultado de alguna manera programado.

Por otra parte el voto útil, los recientes comentarios, y no precisamente en esta elección, sino que es algo que venimos escuchando desde hace algún tiempo, establecen, que aún y cuando se ejerza el voto por alguien con quien no simpatizan, es decir, prefieren votar por quien, se supone según encuestas va en segundo lugar, para con ello lograr, que quien este arriba en las encuestas, no llegue a triunfar, lo cual resulta increíble, el hecho de renunciar a una convicción o idea partidista con tal de no permitir el arribo de quien desagrada al elector, el que en su libre albedrío es quien ejerce el voto llamado útil.

Ahora bien, el voto de castigo, el que se va directo a las vísceras, al coraje, a la desesperación, al hartazgo, a la euforia colectiva y de la necesidad de un cambio sólo por cambiar, sin pensar en las consecuencia y en las expectativas, es castigar, es no permitir que el candidato o partido político que hace una oferta política y ha sufrido un desgaste en el ejercicio de su función, no obtenga un resultado satisfactorio, en síntesis, votar contra la violencia vale la pena, salir a votar en paz, con armonía y pensando en el mejoramiento colectivo de nuestro país, nuestro Estado, nuestros municipios y la mejor conformación de el Congreso de la Unión, analizar realmente si vale la pena el voto útil, si conviene castigar o no a quien no ha cumplido, o bien, definir de manera fundamental nuestro voto en un sentido positivo, lógico, congruente, sepamos que cada uno de los votos emitidos en la jornada electoral, serán contados por nuestros vecinos, quienes conformarán las mesas directivas de casilla, ese esfuerzo institucional del INE, bien vale la pena considerarlo y salgamos a votar, en conciencia y no dejemos que nos ganen los elementos negativos y mucho menos dejemos que el abstencionismo sea quien defina esta elección.

Nos vemos, Dios mediante 

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