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El hubiera, no existe II

Resbalón tras resbalón avisas de caídas son

A los 17 años, fui director de El Heraldo de  Toluca, por 7 años,  yo ya me sentía una persona muy grande de edad,  me la pasaba en cantinas,  en restaurantes, poniéndome hasta las chanclas,  comenzábamos a jugar dominó y terminamos hasta las 10,  11 o 12 de la noche,  yo completamente ahogado como araña fumigada,  por supuesto que el día siguiente no me levantaba,  mi cuerpo se quedaba sin energía, así  registre fallas garrafales en mi actividad laboral,  pero no podía parar,  era una tras de otra, así juraba y juraba que no volveré a tomar bastaba con que me sentara en la cantina, o  en la mesa del restaurante y que mesero me dijera lo de siempre don Ernesto y yo débilmente accediera con una sonrisa y moviendo la cabeza afirmando que me sirviera lo de siempre,  que era tequila doble en copa coñaquera,  con una coronita para que amarre. Dios me cuido todo el tiempo.-  La verdad,  que nunca tuve un accidente fatal ni una consecuencia grave pero noche tras noche corría yo altas  velocidades por la carretera México – Toluca,  el periférico y viaducto o las grandes avenidas de la Ciudad de México tenía un alto sentido de irresponsabilidad,  nunca medí el peligro  ni el  riesgo que corría por mi condición de borracho, ni el peligro en que ponía a conductores inocentes, así como  a mi propia familia.

Las facturas del alcohol

El hubiera, no existe II

Nadie cree que te vayan a pasar las cosas que te pasan y a mí me pasaron consecuencias como mi relación tóxica de mi primer matrimonio,  la violencia doméstica, mis celos, el mar de mentiras,  las depresiones,  todo ese cuadro que genera un borracho como yo,  me quedé en la ruina económica,  porque nunca tuve la conciencia de cuidar mi dinero.  ganaba un dólar y gastaba 25,  fracase en el aspecto laboral,  cuando me casé por segunda,  vez mi adicción creció de una manera impresionante,  sólo que ahora acompañada de la cocaína y consumir en cantidades industriales,  de la cocaína adquirir,  esta compulsión,  la adicción a la morfina, y a los antidepresivos,  en suma llegué a fumarme cerca de 3 cajetillas al día,  a sufrir los amargos estragos de las crudas mortales,  sinónimo claro,  de depresiones absolutas,  vivía un verdadero infierno,  fue cuando presionado por mi actual esposa,  acepte el internado en Oceánica,  por un lapso de 35 días, 35 días donde estuve jugando la parte,  negado,  por supuesto,  sobre ello, yo no aceptaba que era un enfermo alcohólico o maníaco depresivo,  un drogadicto en potencia,  no reconocía la magnitud de mi enfermedad,  el mismo día que salí de Oceánica, en Mazatlán, llegando a la CDMX,   me reventé con un pase de cocaína.-  Eso de Alcohólicos Anónimos, son puras jadas.-  me dijo mi cuñado, me dio un magno pase,  entre al baño,  de un solo tiro, me chute el pase del polvo blanco. En  la clínica, no acepte que ya era cocainómano,  ni  adicto, menos,  un drogadicto,  no me abrí, ni se me dio, hablar de mis celos, de mi fármaco dependencia, mucho menos de mis depresiones, tampoco de mis heridas profundas del alma.- Yo solo alcohol y de vez en cuando.- Decía con soberbia sobrada.- 

Fondo tras fondo

Como esta enfermedad no perdona,  durante el primer año,  de  mi segundo matrimonio,  las borracheras eran casi todos los días,  ligado a ello los pleitos, así como  la incertidumbre de un borracho que  como yo genera.  un tipo neurótico,  soberbio, déspota,  celoso empedernido, controlador, macho, muy macho, narcisista completo,  irresponsable y drogadicto,  aislado de la realidad, distante de su vida familiar y laboral, por supuesto que la salud tendiendo de un hilo, yo estaba muy amarillo, muy flaco, llegue a pesar menos de 50 kilos y perdí el sano juicio,  me volví loco, perdí a mi familia me corrieron de mi trabajo,  todo el mundo se me vino encima lleno de deudas, de problemas,  de muchas limitantes,  gracias a mi compulsión por consumir una botella diaria de vodka, así como  entre 10 y 15 pases de cocaína todos los días,  a cada momento durmiendo de día y despierto de noche,  con esos delirios auditivos y de persecución,  con esas actitudes de un ser hundido,  confundido,  por su irresponsable manera de vivir,  lo perdí todo,  toque fondos muy crudos,  muy reales,  ahora puedo decir que no he visto a nadie que le gané y se, el por qué, el mediocre, como yo, se resiste a pedir y a aceptar ayuda.- Nadie puede solo.- Todas las drogas dejan grasa en tu sangre y los daños, son irreversibles.-