Columnas > MONS. JUAN NICOLAU

El gran mal de nuestros tiempos: el suicidio

El Centro para Control de Enfermedades, CDC (Center for Desease Control) en inglés, publico este pasado jueves, que la tasa promedio de suicidios se ha incrementado en un 33 por ciento, entre los años 1999 y 2017. También se publicó un reporte por investigadores de la escuela de medicina de la Universidad de Harvard conjunto a la Universidad de Tel-Aviv, donde se enfocaron en las muertes por suicido de adultos jóvenes, y se encontró que solo en el año 2017 se reportaron 6 mil 252 suicidios entre jóvenes de 15 a 24 años de edad, el número más elevado desde el año 2000.

El uso generalizado de los llamados teléfonos inteligentes (Smart phones) que facilita a los jóvenes a estar constantemente conectados a redes sociales, tiene mucha culpa del alza de suicidios entre los jóvenes, pues hemos criado “solitarios” que no hablan, no conviven, solamente se enfocan en sus imágenes digitales y viven dependientes de sus teléfonos. La soledad los deprime, hasta el punto que ya no quieren vivir.

El gran mal de nuestros tiempos: el suicidio

Las señales que indican que una persona puede estar contemplando la idea de suicidarse son claras para quien las conoce y está atento a percibirlas, por ejemplo si alguien comienza a preocuparse por la muerte, si cambia su comportamiento drásticamente, si ha sufrido una pérdida reciente o siente que lo dejaran pronto, si de repente comienza a preparar su testamento, o comienza a repartir sus posesiones más preciadas, si pierde interés por su arreglo personal, si abusa del alcohol o drogas, y si en general no tiene esperanza que su situación cambie en un futuro.

Desgraciadamente muchas veces no se presta atención en esos cambios de comportamiento y se reflexiona en ello hasta que ha sucedido una tragedia. Seamos valientes y entrometidos cuando notemos las señales mencionadas en algún familiar o amigo, será difícil abordar el tema, pero lo mejor es preguntarles directamente si han contemplado la idea del suicidio, aunque la respuesta sea negativa, el simple hecho de preguntar les deja saber a esas personas amadas, y posibles suicidas, que alguien está dispuesto a escucharlos, que pueden pedir ayuda.

Si la respuesta es afirmativa, debemos preguntar si tienen idea de cómo llevarán a cabo sus planes y si tienen pensado cuando lo harán, dependiendo de las respuestas podemos buscar ayuda inmediata, ya sea de parte de los demás miembros de la familia, o de especialistas, que puedan intervenir. El concilio de  prevención del suicidio en Texas lista dos números de teléfono para pedir ayuda, la línea nacional (800)273-8255, y una línea local (877)289-7199.

Es cierto que los servicios psiquiátricos son limitados en el Valle del Rio Grande, sin embargo el Tropical Texas Behavioral Health Center, el proveedor público de salud mental del valle, tiene una línea de 24 horas para responder a las crisis suicidas. 

Muchas veces el temor de las personas de ser recluidos en un centro de salud mental al admitir que están contemplando la idea de quitarse la vida, puede desanimarlos a pedir la ayuda necesaria, pero hay que entender que una intervención a tiempo puede salvar una vida y evitar al trauma para el resto de la familia.

Generalmente, la persona que piensa quitarse la vida lo intenta varias veces, como una forma de llamar la atención y pedir ayuda para solucionar la crisis que está atravesando, para dejar de sentirse totalmente solo y abandonado, aunque esto sea solo su percepción, en ese momento es todo lo que ve, y a través de sus intentos fallidos, a veces enmascarados como accidentes, trata de encontrar la validación que no consigue utilizando la lógica.

Lo ideal es que quien intenta terminar con su vida sea tratado por un especialista, que primeramente lo ayude a superar sus crisis, y después, que toda la familia tuviera acceso a terapias de grupo para obtener el conocimiento y las herramientas para comunicarse y poder cambiar, y así aliviar un poco los problemas que tanto agobian a su familiar, o por lo menos identificar las señales que les indiquen si una crisis se avecina.

¡Vive un día a la vez!...ignite the moment!…y recuerda que Dios te ama y yo también.

Monseñor Juan Nicolau, Ph.D. STL. Sacerdote jubilado de la Diócesis de Brownsville. Es psicoterapeuta familiar y consejero profesional con licencias.