A 65 años de que las mexicanas acudimos a las urnas

El 3 de julio pasado se cumplieron 65 años de que las mujeres mexicanas, acudimos por primera vez a las urnas. Arduo fue el camino recorrido para lograrlo y aunque hoy son notables los avances en esta materia, todavía la participación de la mujer en la política sigue siendo un rubro con muchos pendientes.

En la actualidad ¿en qué punto nos encontramos? Para responder a esta interrogante es necesario entrar en la senda de la historia.

A 65 años de que las  mexicanas acudimos a las urnas

En México, en las postrimerías del siglo XIX, una de estas primeras manifestaciones, de demanda del sufragio para las mujeres encontró expresión en la revista femenina Violetas del Anáhuac, fundada y dirigida por Laureana Wright González. 

En 1910, diversas asociaciones feministas se unieron a Madero, entre ellas, el Club Femenil Antireeleccionista "Las Hijas de Cuauhtémoc", que protestaron por el fraude en las elecciones y demandaron la participación política de las mujeres mexicanas.

En enero de 1916, al triunfo de los constitucionalistas, Salvador Alvarado, gobernador de Yucatán, organizó el Primer Congreso Feminista en ese Estado. En la convocatoria sostenía: "para que puedan formarse generaciones libres y fuertes es necesario que la mujer obtenga un estado jurídico que la enaltezca, una educación que le permita vivir con independencia". En él destacó la participación de la entonces secretaria de Venustiano Carranza, Hermila Galindo, que en su ponencia "La mujer en el porvenir", planteó la igualdad intelectual de la mujer, el derecho al voto y a la educación sexual.

Ese mismo año, en Querétaro se gestaba una nueva constitución, la actual. Hermila Galindo, y Edelmira Trejo, encabezaron a un grupo de mujeres que se manifestó por el voto a las puertas del Teatro Iturbide de Querétaro, donde sesionaba el Congreso. 

Nuestra Constitución vigente se promulgó en 1917. Mundialmente reconocida como una constitución de vanguardia, por  establecer los derechos sociales de campesinos y trabajadores; pero, se perdió la gran oportunidad de reconocer la igualdad entre hombres y mujeres. 

El texto de los artículos 34 y 35 constitucionales no señalaba una prohibición de las mujeres para votar y ser votadas, estaban redactados en lenguaje completamente neutro, que bien podía interpretarse en sentido positivo. Razón por la cual Hermila Galindo inscribió su candidatura para Diputada por un distrito electoral de la capital del país. Derecho a la candidatura que no se le pudo negar, pero sus adeptas no pudieron votar. Para disipar esta duda, el año siguiente se publicó la Ley Electoral Federal, que estableció el sexo masculino como requisito para participar en las elecciones.

Esto no evitó que algunas Entidades legislaran el derecho de las mujeres al voto, como Yucatán, Chiapas, Tabasco y San Luis Potosí. Lo que dio lugar a las primeras candidatas electas: Elvia Carrilo Puerto, Beatriz Peniche y Raquel Dzib.

En 1937, Lázaro Cárdenas presentó, sin éxito, una iniciativa en este sentido. En 1947 Miguel Alemán promovió la iniciativa de reforma el 115 Constitucional, en la que se aprobó el voto de la mujer en elecciones municipales. Un gran avance en la lucha femenina.

En 1952, una veintena de mujeres exigieron al Presidente Adolfo Ruiz Cortines cumpliera su promesa de campaña y enviara su iniciativa de reconocimiento del voto femenino, con la amenaza de ponerse en huelga de hambre. El Presidente cumplió y el 17 de octubre de 1953 promulgó la reforma constitucional. El 3 de julio de 1955, por primera vez las mujeres acudieron a las urnas con un derecho constitucionalmente reconocido.

Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que nos falta mucho camino por recorrer. El cambio cultural que se necesita todavía implica un enorme reto por el que debemos continuar luchando, hasta el día en que, en lo púbico y en lo privado, la igualdad de oportunidades sea una realidad y las políticas públicas contribuyan sin distinción alguna a auspiciar y fomentar las labores de cuidado, que permitan a hombres y mujeres su libre desarrollo político, económico, social y cultural. Sólo así estaremos en posibilidades de construir un país más incluyente y por tanto, un país más justo.

Twitter: @margaritablunarmin.

Ministra en retiro

EL UNIVERSAL