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"¿Queremos ser reemplazados por la IA?": Sebastián Tonda

Sebastián Tonda publicó su libro "Irremplazables. Cómo sobrevivir a la Inteligencia Artificial", en colaboración con Elefanta Editorial

¿Queremos ser reemplazados por la IA?: Sebastián Tonda

En una época en la que la inteligencia artificial (IA) acapara la agenda pública, cientos de expertos hablan sobre las implicaciones que tendrá esta tecnología en la sociedad, pero la conversación cada vez se vuelve más especializada, lo que provoca que no todos logren comprender hacia dónde nos dirigimos.

Por esta razón, el empresario Sebastián Tonda, apasionado en los temas del desarrollo exponencial de la tecnología, ha decidido aterrizar el tema de la inteligencia artificial en aspectos de la vida cotidiana del ser humano para invitar a todos a formar parte de la conversación.

Recientemente, Tonda publicó su libro "Irremplazables. Cómo sobrevivir a la Inteligencia Artificial", en colaboración con Elefanta Editorial.

En este libro, el autor hace una exploración sobre las implicaciones que tiene la IA en la vida cotidiana de las personas, tanto a nivel social como cultural.

En exclusiva para Tech Bit, Tonda platicó con nosotros para adentrarnos en esta reflexión que hace en su libro e invitar a más personas a unirse a la conversación.

Mi forma de ver a la tecnología tiene mucho más que ver con cómo transforma la vida de los seres humanos. Mi perspectiva y de lo que siempre hablo cuando toco temas alrededor de la transformación tecnológica, así como mis intereses, están en cómo todo lo que está sucediendo nos cambia la vida a todas las personas.

Desde esa perspectiva, la inteligencia artificial, sin duda, es la tecnología que está abanderando la transformación más profunda que ha vivido la humanidad desde, creo yo, la escritura. Esto incluye muchas otras tecnologías que, a su vez, también están potenciando esta transformación y que se alimentan o se van a potencializar gracias a la inteligencia artificial.

Es una pregunta muy profunda, pero te la voy a contestar desde muchas perspectivas diferentes.

La primera es natural: cada vez que hay una tecnología tan transformadora es normal que nos sintamos así, reemplazados. Sócrates estaba asustadísimo de que la escritura fuera a terminar con la capacidad de memoria del ser humano. Siempre tenemos este pensamiento de cómo al cambiar la forma en la que hacemos las cosas nos sentimos anulados, porque no somos capaces de entender cómo las vamos a hacer después y qué potencial tiene eso que vamos a hacer después.

Hay una parte que es completamente entendible y es una reacción natural que tenemos a todos los avances tecnológicos que nos llevan a territorios desconocidos, donde todavía no entendemos el potencial y tampoco los riesgos porque también hay una parte de riesgos.

La segunda tiene que ver con la gran pregunta de si vamos a poder ser reemplazados o no por la inteligencia artificial. Tiene mucho más que ver con qué somos nosotros que con las capacidades de la propia tecnología. Si nosotros somos seres completamente explicables por las leyes de la física, si todo lo que somos corresponde a reacciones químicas y biológicas comprendidas, podemos ser reemplazados o imitados por la tecnología. Pero si hay algo en la conciencia humana que escapa las leyes de la física, que va más allá de lo que es explicable por la materia, entonces no vamos a poder ser reemplazados.

Por primera vez en la historia de la humanidad, vamos a tener contra quién comparar nuestra propia inteligencia y nuestra propia conciencia, que es con la inteligencia artificial. Esta va a empezar a asumir capacidades en términos de cálculos por segundo que pueden ser parecidas a las del ser humano, y entonces vamos a poder comprobar si realmente somos muy complejos o si hay algo más allá de la complejidad.

La tercera parte de mi respuesta está relacionada a que faltan décadas para que la tecnología se desarrolle a tal grado donde podamos entender si es capaz de desarrollar una conciencia y la capacidad de razonar. Si es capaz de que la inteligencia artificial reemplace o imite absolutamente al ser humano. Todavía quedan décadas entre que llegamos ahí.

Lo que nos queda ahora es decidir en qué queremos ser reemplazados, esa es una elección propia.

Hice una investigación, como te podrás imaginar, mucho menos enfocada exclusivamente a entender la tecnología, la inteligencia artificial y las distintas tecnologías que se están transformando. Eso lo llevo haciendo mucho tiempo. Ahora trato de entender qué consecuencias puede tener en la forma en la que los seres humanos vivimos en nuestro sistema económico, en nuestra moral y nuestra ética en la parte de identidad del ser humano. Cómo nos construye.

Lo que me parece muy complejo de la inteligencia artificial es que estamos muy acostumbrados a pensar de una manera individual, independiente y personal. Además muy alimentados por este discurso que llevamos trabajando tanto de la libertad. Esta idea de lo que cada quien puede decidir para sí mismo, pero en el mundo donde existe la inteligencia artificial. Sobre las consecuencias que pueden tener decisiones que tomen personas que están utilizando estas tecnologías y que pueden afectar a todos los seres humanos.

Entonces, el pensamiento colectivo por encima del pensamiento individual me parece que es una de las grandes conversaciones que tenemos que empezar a tener alrededor de estas tecnologías. No se trata de mí o de mis intereses o de mi empresa, se trata de qué pasa con el mundo con esto, por todas las implicaciones que conlleva.

Hay dos tendencias, una positiva y una negativa. La positiva es que la tecnología duplica su capacidad y reduce su precio constantemente, esa es la Ley de Moore. Por eso hoy en mi teléfono tengo acceso a una computadora más poderosa que la supercomputadora más poderosa que tenía el gobierno de Estados Unidos cuando George Bush era presidente. Así de grande es el desarrollo de la tecnología.

Hay un tema de democratización que ayuda a que el acceso a la tecnología se vaya dando de manera más acelerada. Por ejemplo, en el 2013 más o menos 35% de las personas tenían acceso a smartphones, hoy 85% de las personas de todo el mundo. Entonces, ha habido un avance importante, sin embargo, sigue un 15% que no tiene acceso a un teléfono.

Y en medio hay muchos rangos que empiezan a ser diferencia en términos de qué puede hacer una persona y qué no puede hacer una persona. El smartphone no es el acceso a todo lo que internet tiene. Entonces digamos que no podemos simplificar esto, sigue habiendo mucha desigualdad, pero la tecnología tiende a abaratarse y a democratizarse.

La mala noticia es que está creciendo a un ritmo tan exponencial que está generando desigualdades, que se están volviendo capacidades realmente diferentes. Esta idea, que me parece horrible, en el imaginario histórico de una raza superior o con más capacidades, poco a poco empieza a materializarse a través de los que tienen acceso a esta herramienta.

Estamos entre dos posibles escenarios, el utópico donde la tecnología se vuelve accesible para todos y es barata, y luego el distópico, donde la desigualdad es tan grande que ya nunca se puede alcanzar a cerrar.

Hay que poner atención en las siguientes décadas para ver hacia qué lado vamos a tender más en el futuro; esa es un poco mi reflexión al respecto de tu pregunta.

No hay democracia. Está concentrada en algunas empresas. Yo te diría que ni siquiera los gobiernos. Las conversiones más importantes están sucediendo en empresas que tienen intereses reflejados en sus distintos grupos de interés.

Entonces, ¿qué está pasando? Se está tratando de regular. Los gobiernos tienen mucho que hacer al respecto, aunque es muy extraño porque la conversión de la inteligencia artificial es mucho más global que local.

Digamos, no podemos controlar la inteligencia artificial porque las fronteras físicas no aplican y las jurisprudencias que tenemos son de fronteras físicas, entonces está difícil por ahí, pero esa conversación es muy importante.

La conversación es cómo vamos a garantizar que siga existiendo una democracia en el contexto de la inteligencia artificial y que la inteligencia artificial no empiece a promover posturas antidemocráticas. Esa es una de las grandes conversaciones que hay ahora.

¿Qué hacemos a nivel personal? No podemos ser solo "borregos", o sea, aunque no estamos sentados en la mesa de discusión, tenemos la necesidad y capacidad de entender de qué formamos parte, qué herramientas utilizamos y cómo las utilizamos. La tecnología te puede anular, reemplazar o potencializar, esa es nuestra responsabilidad.

Nuestra responsabilidad es que la tecnología nos potencialice, no que nos reemplace o que nos anule, y esa sí es una elección personal. Qué hago con las herramientas a las que tengo acceso, solo veo por mis intereses o me cuestionó y trato de entender cómo pueden afectar a los demás o cómo las puedo ayudar. Esas son las preguntas que también aplican a los individuos.

Escribir un libro es tan complejo, por lo menos la primera vez. Aprendí y trabajé tanto en hacerlo que la única meta era publicar el libro. Ahora me estoy dando cuenta que solo es el principio, porque además estoy poniendo sobre la mesa una temática que se mueve constantemente.

No tengo planes específicos, pero en estos días me ha quedado claro que tengo que hacer un podcast o algo porque tengo que seguir actualizando la conversación. Y sobre todo desde esta perspectiva, de cómo nos está cambiando aspectos prácticos de nuestra vida, o sea, la gente tiene que empezar a entender cómo es que me afecta esto, porque de pronto la conversación se eleva mucho y se vuelve muy filosófica, pero es una conversación muy práctica cuando la llevas a ejemplos concretos.

Por eso, en este libro relató las transformaciones en distintos aspectos de nuestra vida que son concretos. Lo que sé es que es una conversación que pienso continuar.

 

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