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Llegó para quedarse el cambio climático a América Latina

La temperatura de la Tierra ha aumentado en 1.1 grados Celsius desde la revolución industrial y no deja de subir

México.- El cambio climático llegó a América Latina y lo hizo para quedarse. Las consecuencias son visibles en altas temperaturas, inundaciones, sequías, huracanes y subida del nivel del mar, lo que para muchos significa que no hay futuro posible donde ahora habitan.

Llegó para quedarse el cambio climático a América Latina

Las emisiones de dióxido de carbono alcanzaron en 2018 un nuevo máximo histórico al llegar a 407.8 partes por millón. Este es un gas que permanece en la atmósfera varios siglos, y aún más tiempo en los océanos, perpetuando el calentamiento global, de acuerdo con la OMM.

Erróneamente se piensa que eso no va a pasar en América Latina, pero hay al menos cuatro consecuencias visibles.

Un efecto notorio son las inundaciones que, de 1970 a 2013, fueron el desastre natural más frecuente, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Los expertos advierten que cada vez son más intensas.

La parte meridional de Sudamérica sufrió fuertes lluvias en enero del año pasado y la OMM documentó que en Uruguay y Argentina causaron daños por 2 mil 500 millones de dólares.

En ciudades como Resistencia, la capital del Chaco, en Argentina, hubo un récord con 556.8 milímetros de lluvias, por lo que cientos de personas fueron evacuadas al inundarse la mitad de la localidad. En Uruguay, más de cinco mil tuvieron que dejar sus casas por las precipitaciones.

El cambio climático provoca que todos los fenómenos naturales incrementen su magnitud y frecuencia, explican los científicos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En Perú, las autoridades declararon en emergencia a una tercera parte del país por daños causados por las intensas lluvias, los deslizamientos de tierra y el derretimiento de los glaciares, como en la Cordillera Blanca, la cadena de glaciares tropicales más grande del mundo, muchos cerca de zonas agrícolas y habitacionales.

Pero mientras en algunas regiones se cae el cielo, en otras se seca. En Chile, el país sufre una sequía severa, después de diez años de escasez de lluvias, en su peor crisis hídrica en 50 años, que afecta a siete de sus 16 regiones, donde más de 30 mil animales murieron.

La Oficina de Cambio Climático de Chile estima que las lluvias se redujeron 23 milímetros por década, de 1961 a 2018, y hay estudios que atribuyen el 25 por ciento de la responsabilidad al cambio climático antropoceno.

En Centroamérica, el Corredor Seco es una zona costera del Pacífico que se extiende a lo largo de mil 600 kilómetros, desde Chiapas, en México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y parte de Costa Rica hasta llegar a Panamá, y donde vive el 90 por ciento de la población.

Acostumbrados a las sequías de principios de año por el fenómeno de El Niño, el cambio climático ha generado una situación insostenible, al ser una zona esencialmente agrícola donde sequías prolongadas y lluvias torrenciales arruinaron las cosechas.

Según el IPCC, el que América Latina sea escenario de otros "fenómenos complejos" hace que su interacción con el calentamiento global pueda contribuir a crear condiciones favorables para impactos desastrosos, como en el caso de los huracanes, que serán cada vez más intensos y devastadores.

Expertos de la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA) y de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) advierten una tendencia peligrosa: los ciclones son cada vez más lentos, lo que aumenta las posibilidades de daños.

De los 66 ciclones que se detuvieron o hicieron más lento su movimiento en los últimos 70 años, la mitad lo hizo en los últimos 30 años, según un informe publicado en junio en la revista Nature, en el que se afirma que los ciclones tropicales se han hecho propensos a “frenarse” cerca de la costa, al reducir su velocidad promedio en 17 por ciento entre 1944 y 2017.

Por otro lado, la subida de los niveles del mar puede incrementar la intensidad de las tormentas en los litorales y las posibilidades de marejadas, como se pudo ver este año con el huracán Dorian, que causó graves destrozos en las Bahamas.

Puerto Rico es otra de las áreas más afectadas, donde todavía hay zonas que no consiguen volver a la normalidad desde que en septiembre de 2017 el huracán María dejó cerca de cinco mil muertos.

El calentamiento global ha hecho que el nivel del mar aumente notablemente desde 1993, debido al derretimiento de los hielos en los polos, aunque el principal motivo es que al incrementarse la temperatura de los océanos el agua se expande.

En Panamá hay áreas que sufren las consecuencias, como Gardi Sugdub (mejor conocida como Isla Cangrejo), donde se instauró desde hace años un programa voluntario de traslado a tierra firme, porque muchos de sus mil habitantes de la etnia guna, ven cómo el agua entra periódicamente a sus casas.

-Fin de nota-

NTX/MADA/RHV



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