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La mayor tragedia de Nick Cave

Hace unos meses, Nick Cave reía de una forma sorprendente. El músico australiano, con fama de artista atormentado y conocido como la pesadilla de los periodistas por colegas anglosajones

Se mostró encantador en una entrevista, la única que concedía a un medio español con motivo de la reciente publicación de su libro "La canción de la bolsa para el mareo" (Sexto Piso). 

La mayor tragedia de Nick Cave

“Estoy en un gran momento”, dijo en un tono amable. Ese momento acaba de estallar por los cuatro costados en la vida de Nick Cave. Su hijo Arthur, de 15 años, hermano gemelo de Earle, falleció después de precipitarse por un acantilado en la ciudad de Brighton, lugar de residencia de Cave y su familia, al sur de Inglaterra.

“Era nuestro niño, hermoso, feliz y amado”, recoge el breve comunicado del músico y su mujer, que han pedido privacidad para intentar superar “un momento tan difícil”. 

Arthur fue encontrado por un grupo de personas en uno de los acantilados de Ovingdean. Presentaba heridas de gravedad y fue trasladado al hospital Royal Sussex County de Brighton, donde falleció horas después a causa de las lesiones. La policía del condado de Sussex, encargada de la investigación, especificó que la muerte no se está tratando como “sospechosa”.

Sólo aquellos que han perdido a un hijo saben de la clase de dolor irreparable al que se enfrenta ahora Cave. Durante la conversación con el periódico, comentó que esperaba saber transmitir su curiosidad e interés por la creatividad a sus hijos. “Mis niños están en esa hermosa época en la que pueden averiguar todo lo bueno que les puede dar la música”, dijo.

Tormentos

y obsesiones

Tal y como se puede ver en 20,000 días en la Tierra, su vida en Brighton, ciudad que acoge a artistas y bohemios ingleses, es la de un padre de familia convencional, que ha encontrado cierta paz necesaria tras mucho tiempo de lucha consigo mismo. 

Marcado por más de 20 años de adicción a la heroína y el alcohol, Cave, de 57 años, no lo tuvo fácil hasta llegar a esa paz. “Tengo dos facetas: una es constructiva, la otra tremendamente destructiva”, afirmó una vez sobre su vena desfasada y visceral, capaz de convertirle en un ser arrollador que tuvo problemas con la justicia por las drogas y, sobre todo, que no tenía piedad con nadie, ni siquiera consigo mismo. Sus tormentos y obsesiones quedaban plasmados en su fascinante música oscura y viciosa, que le mantuvo durante años ligado a la vida, actuando a modo de cordón umbilical con la existencia, impidiéndole caer en la apatía narcotizada. 

Fue así hasta que conoció a su actual mujer. Dejó las drogas, formó una familia y, de alguna manera, hizo del trabajo su única adicción. “Trabajo siete días a la semana. Duermo poco”, afirmó.

Esto se comprueba en 20,000 días en la Tierra. En ese mismo filme, Cave habla de Brighton como su retiro espiritual tras una vida errante y afirma: “Los lugares te eligen. Pueden hacerse contigo quieras o no”. En este sentido, Brighton ya le ha elegido para causarle la mayor de sus tragedias.



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