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¡Está a buen tiempo!

Los mitos que existen en torno a la vejez pueden obstaculizar el envejecimiento sano y activo de las personas, advierte José Alberto Ávila Funes, jefe del servicio de Geriatría del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición.

De acuerdo con el especialista, una de las principales ideas equivocadas es que si la persona ya es adulta mayor no obtendrá beneficios al adoptar conductas saludables.

¡Está a buen tiempo!

"Por ejemplo, el ejercicio se sabe que beneficia incluso en etapas muy avanzadas. El dejar el tabaco también se sabe que tiene un efecto positivo sin importa la edad en la que uno deje de hacerlo", asegura el experto.

El especialista indica que para lograr el envejecimiento sano y activo es necesario que los adultos mayores realicen actividad física, se alimenten adecuadamente, eviten el tabaco y el alcohol, se vacunen y cuenten con redes sociales.

Desafortunadamente, puntualiza, no es frecuente que los ancianos lleven a cabo este tipo de intervenciones.

Se cree, por ejemplo, que por la edad o por enfermedad, los adultos mayores no deben hacer ejercicio.

"Eso es completamente falso, el tratamiento de las enfermedades crónicas más comunes, como diabetes, hipertensión y obesidad, se basan en el ejercicio. 

"Existe la posibilidad de adaptarse a éste. El hecho de que alguien esté postrado en una silla de ruedas o en la cama no es excluyente de que pueda beneficiarse del ejercicio".

Eso sí, se debe realizar con instrucciones precisas del médico. 

Otro error frecuente es creer que entre la población de la tercera edad no es necesaria la vacunación.

Según la ENSANUT 2012, hasta 60 por ciento de los adultos mayores se vacuna contra la influenza, pero hay otros biológicos que los ancianos no se  aplican y que pueden ser útiles para evitar enfermedades y complicaciones.

"Hay otras vacunas de adultos que no se cumple su esquema, como el de neumococo, la vacunación para tétanos, para herpes zoster", precisa.

Otra creencia es que los ancianos son dependientes y problemáticos, sin embargo, la mayoría de las personas mayores son autónomas. 

"Pueden tener cierto grado de discapacidad pero eso no los hace dependientes", menciona.

De hecho, precisa, sólo alrededor del 5 por ciento de los ancianos tiene discapacidad profunda, es decir, está imposibilitado para realizar actividades básicas, como bañarse, vestirse, alimentarse. La mayoría son personas mayores de 85 años, aclara.

Indica que también suele creerse que los cambios en el estado de ánimo durante la vejez son normales. 

"Los problemas anímicos y cognitivos jamás deberán considerarse como parte normal del envejecimiento. 

Se cree que si se ha vuelto enojón, está deprimido y se le olvidan las cosas es parte de la vejez cuando en realidad puede tener una enfermedad que puede mejorarse al tratarse".

(Agencia Reforma)



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