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El palacio donde vivió el emperadorAgustín de Iturbide

El Palacio de Iturbide permanece en medio de una de las calles más transitadas de la Ciudad de México, además de haber sido hogar de un emperador, también fungió como sede de un colegio, oficinas gubernamentales y un hotel

En la calle Francisco I. Madero #17, una de las más transitadas de la ciudad, entre peatones, comercios, botargas y músicos, se encuentra un edicio que alguna vez fue la residencia de un emperador: el Palacio de Iturbide.

El palacio donde vivió el emperadorAgustín de Iturbide

Para 1813 el hijo del matrimonio Moncada, Juan Nepomuceno Moncada, prestó el palacio a Félix María Calleja, quien recibió en este sitio el nombramiento como Virrey de Nueva España y en 1821 también alojó a Juan O’Donojú. Durante 18 meses este sitio fue hogar del emperador Agustín de Iturbide (1821-1823), época en la obtuvo el mote de “El Palacio de Iturbide”. En un libro con el mismo nombre, se dice que las numerosas modicaciones que tuvo durante los siglos XIX y XX “acabaron por descongurarlo”, ya que posteriormente pasó a ser sede de ocinas gubernamentales, un colegio y un hotel.

A partir del fallecimiento de Juan Nepomuceno Moncada en 1850, el edicio cambió de propietarios y con ello vino una nueva época para el inmueble: el ser un hotel. Su ubicación le permitió hospedar a grandes celebridades, ya que “a la vuelta” -en el cruce de las actuales 5 de Mayo y Bolívar- se encontraba el Gran Teatro Nacional, en el que trabajaban las compañías extranjeras más importantes de aquella época. En el libro El Palacio de Iturbide se describe que en el hotel se hospedaron “las grandes divas y cantantes de las óperas que deleitaban hasta el desmayo” como las actrices Carolina Civili, Paola Marie, la mezzosoprano Giudita Galazzi o el torero Luis  Mazzantini, por mencionar algunos ejemplos. El Hotel de Iturbide se convirtió en sede de festejos y tertulias de la aristocracia, artistas e intelectuales y para 1899, ya siendo propiedad de la familia Iturbe (así se apellida la familia, no tienen relación con Agustín de Iturbide), tuvo una remodelación bajo el liderazgo del renombrado arquitecto Emilio Dondé, quien le añadió un billar, un bar y una cafetería.

En El Palacio de Iturbide, se describe: “Galería a base de cinco arcos, abierta como portentoso mirador que, en su época, debió permitir la admiración de todo el valle lacustre”. Además, destacaban “los balcones sostenidos por diminutos atlantes en graciosa sensación de equilibrio, contrastando con estáticos y toscos cancerberos… arcos de medio punto con medallones de carácter renacentistas y este patio, cuyas columnas de exagerada esbeltez rayan en lo temerario”. Con el paso de los años, el cine fue apoderándose del entretenimiento y esta zona del Centro Histórico empezó a tener mayor oferta de hospedaje, por lo que en la década de 1930, el Hotel de Iturbide fue clausurado

En 1964, el Banco Nacional de México adquirió el inmueble y contrató a los arquitectos Ricardo Legorreta, Gonzalo Garita y Ricardo de Robina para que trabajaran en su restauración. Las modicaciones concluyeron ocho años más tarde y se centraron principalmente en la desaparición de las áreas no originales, a excepción de aquellas funcionales para el inmueble: la cubierta del patio, el tercer piso, tapancos, ciertos arcos de la planta baja, la escalera y un elevador. De acuerdo con El Palacio de Iturbide, los encargados optaron por proyectar “el máximo de simplicidad tanto en elementos arquitectónicos antiguos no registrados en planos antiguos o en alguna documentación ocial, así como los nuevos". Esto se observa en la cubierta, cuya forma es de ala de avión, que no sólo cubre el patio, sino toda la azotea original. Esto genera una sensación de gran amplitud porque permite un aprovechamiento completo del lugar. Elementos como los elevadores y lámparas se mantuvieron con gran discreción. A partir de 1972, el Palacio de Iturbide abrió sus puertas como sede de Financiera Citibanamex y Fomento Cultural Banamex, A. C.; en 2004, se reinauguró como “Palacio de Cultura Citibanamex – Palacio de Iturbide” con el objetivo de alojar exposiciones y actividades artísticas gratuitas.

Francisco Ibarlucea Bozal, antrión y conductor de recorridos culturales de la Ciudad de México, es el encargado de presentar este edicio a los turistas, lo describe como uno de los dos palacios más notables realizados por Francisco Antonio Guerrero Torres a nales del XVIII. “Una joya del barroco novohispano, una de las edicaciones fundamentales de nuestra ciudad: su fachada cuenta con ornamentación vegetal, los muros de cantera tienen labrados sutiles movimientos y los marcos cuentan con mucha elegancia”, comenta en entrevista. Si bien el inmueble se encuentra rodeado de locales, restaurantes o bares -se ubica entre las calles de Bolívar y Gante-, Francisco considera que el Palacio logra llamar la atención de los transeúntes por “su misma arquitectura”, que destaca entre las fachadas con cristal, metal o cortinas “típicas” de los comercios. Una pareja que salía del recinto, comentó a este diario, que conocieron el lugar por una tarea para su hija hace ya algunos años; sin embargo, cada que visitan el Centro, pasan por el edicio para ver qué exposición tienen, aunque ya no venga la niña, dijeron entre risas. Otro par de transeúntes, cuestionado sobre su conocimiento del lugar, dijeron saber nada pues “no les llamaba la atención”.



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