El cambio climático cambia la morfología de los mamíferos
México.
Un grupo de científicos de la Universidad de McGill, Canadá, reveló que cómo dos especies de ratones tuvieron modificaciones morfológicas a causa de los inviernos más suaves en el país.
Los resultados obtenidos se dieron con base en la comparación entre la información recopilada en 1950 por investigadores de dicha universidad y datos recabados en los últimos 10 años en el ratón ciervo y el de patas blancas.
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Los científicos descubrieron que las formas del cráneo de ambas especies de ratones cambiaron con el tiempo. A pesar de que la transformación es parecida, son más pronunciados en una especie, por lo que la morfología craneal es ahora más diferente entre una y otra.
“De acuerdo con la teoría de la evolución, los cambios morfológicos pueden producirse por efecto del cambio climático, pero hasta ahora no existían muchos datos que confirmaran que esto ocurre realmente así en los mamíferos”, afirmó la autora principal del proyecto, Virginie Millien.
Entre las respuestas planteadas, los científicos destacan el cambio en la dieta generada por el cambio climático, combinado con la competencia por los recursos alimenticios entre ambas especies de ratones.
Los investigadores descubrieron un cambio en la posición de un diente molar en ambas especies, que podría reflejar la modificación en el tipo de alimento que los ratones necesitan para masticar, publicó la revista de divulgación del Centro de investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Para el desarrollo del estudio, los científicos analizaron ratón ciervo y el de patas blancas. Ambas especies son comunes en el este de América del Norte, sin embargo, la primera se puede hallar al norte de Canadá y la segunda es más sureña.
Otro de los resultados es prueba el desplazamiento que presentan los animales salvajes hacia el norte del territorio, a causa del cambio climático. El ratón de patas blancas se mueve al norte conforme el invierno se vuelve más suave, a una velocidad de alrededor de 11 kilómetros por año.
El equipo continuará las investigaciones para conocer si dichos cambios son genéticos y se transimitirán a futuras generaciones, si tendrán una evolución real, o si presentan plasticidad, esto es, capacidad de algunas especies para ajustarse al rápido cambio ambiental.