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No es el carro...

Pericia de conductor y la puesta a punto es lo que hace la diferencia entre los dos autos de Red Bull

No es el carro...

A simple vista, el RB19 tiene la misma base: diseño, elementos aerodinámicos y unidad de potencia.

La diferencia radica en la configuración que eligen Max Verstappen y Sergio Pérez para su propio auto después de llegar a una puesta a punto idónea.

Las herramientas están a disposición del neerlandés y el mexicano, pero toma la ventaja quien las aprovecha de la mejor manera, de acuerdo a su estilo de manejo, tal y como sucedió en el Gran Premio de Bélgica.

En una pista como Spa-Francorchamps, Verstappen evidenció el nivel en el que se encuentra al poner distancia de 22 segundos sobre Checo.

"Lo que realmente hace la diferencia es la puesta a punto. Ésta se logra con las prácticas para encontrar un balance perfecto del carro para esa pista. Ahí interviene el piloto porque le tiene que decir a los ingenieros en el garaje o en las pantallas, qué es exactamente lo que se tiene que mapear para que el auto rinda mejor, cuáles deben ser los parámetros de velocidad máxima en al recta, respuesta al salir de curvas y también entra la aerodinámica, si quieren más o menos carga en el ala trasera, en qué sector prefieren que rinda más", explicó Roberto Wagner, ingeniero mecánico.

Una de las ventajas que tiene el bicampeón es su antigüedad con la escudería de Milton Keynes. Al desarrollarse en su academia, pasar por el equipo junior y llevar la batuta en el team principal, el RB19 se ha convertido en una extensión de Súper Max.

"A Verstappen le gusta un auto balanceado porque en carrera lo que hace es muy sencillo, trata de ponerse al frente para tener aire limpio, sin interferencia y su carro trabaja de manera óptima del lado aerodinámico. El valor agregado del talento de Max es muy importante porque es un piloto muy aventado. 

"Sabe en qué momento frenar y  dónde acelerar en las curvas, porque sus reflejos son excelentes. La simbiosis que ha logrado con su auto es espectacular al convertirse en una unidad demoledora desde en el asiento, en el volante, en los pedales, en lo que le comunica el carro en cada vuelta, y es una perfección que aún no alcanza Checo, y eso no quiere decir que sea malo, simplemente no ha encontrado ese balance", dijo el especialista.

 

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