Acaban por secar milpa las altas temperaturas
Querían cosechar sus propios alimentos, como lo hacían en su lugar de origen
Nuevo Laredo, Tam.
El campo reverdeció debido a la humedad y por la zona todos querían sembrar para aprovechar el agua, levantando cosecha de grandes calabazas y melones, pero después vino la falta del líquido y la huerta no dio más, empezando a secarse lo plantado.
Una de las personas que sembró junto con su hijo Adán Huerta fue la señora Angélica Cruz, quien vive en manzana 4, lote 14 de esta colonia, que ve con tristeza como su milpa se secó por completo por falta de agua. Manifestó que en ocasiones se ha quedado sin agua porque la pipa se descompone, por lo que se ve obligada a pedir a un vecino para bañarse.
“Al principio en los meses anteriores sembramos y cosechamos tiernos elotes, calabaza, frijol y chile que comimos con un gusto, además de compartir, porque era la primera vez que lo hacíamos por las lluvias, pero ahora todo quedó a medias, ya lo último que sembramos no se va a dar”, explicó la originaria de Pánuco, Veracruz.
Para ahorrarse unos centavos, como dice ella, tomaron la iniciativa de cosechar sus propios alimentos, como lo hacían en su lugar de origen, pero conforme se alejaron las lluvias y aumentó el calor y con agua sólo para lo indispensable, ve con impotencia como se seca todo.
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“Ya los jilotes no se dieron, se empezaron a morir por la falta de agua, se cayeron toditos, es una lástima; mire como está la milpa, toda seca, y para colmo se metieron unos caballos y acabaron con todo”, dijo con tristeza la mujer.
Como un complemento de su alimento básico, sembrar la tierra a un lado de su humilde vivienda donde ha vivido por tres años, aprovechó el terreno para levantar, porque la tierra te da, como dice doña Angélica, pero la escasez de agua en el sector, donde no existe una red por lo que llega en pipas y racionada para lo más elemental, el riego queda en segundo término.
“Lo sembrado ya no levanta con tan poco agua, saco del contenedor con un bote y riego las matitas, pero ya quedan pocas con verdor, ya esto no crece, se están secando las últimas”, al momento de agacharse y tomar un melón a medio crecer en sus manos.
Desalentada recorre con la mirada en silencio su milpa, para después levantar su mano y tapar su rostro con el antebrazo, y al dejar libre su cara, y a medio sonreír externa con firmeza que ya no hay más lluvias, ni más cosecha que levantar.
“Se acabó, no se logró más, esperamos que vuelvan las lluvias para aprovecharla y volver a sembrar, se da todo tierno y dulce como nos enseñó el Tata, mi hijo ‘aprendió bien’, a ver si levantamos otra cosecha antes de que termine el año, será la voluntad de Dios”, dijo resignada.
Otra habitante del sector es la señora Sara P. García que vive en manzana 4 lote 11 sembró melón y maíz, que al igual que su vecina de colonia, ve con impotencia como lo sembrado se pierde por la sequía.
“Ya los melones que se dieron, se dieron, estos no van a crecer por falta de agua, viera usted que bonitos frutos cosechamos, en semanas anteriores, pero ahora el calor y la falta de riego seca todo, nosotros no contamos más que con el agua que nos traen en pipas y ya, no podemos desperdiciarla, es para nuestro consumo”, manifestó triste la señora mostrando lo sembrado.
Durante el recorrido por su terreno, se encontraban los melones a medio crecer que empezaban a secarse y más adelante la pequeña milpa ya lucía seca por completo en el lugar.
“Una vecina de más adelante cosechó unas calabazas grandes como de dos kilos, la tierra está buena, pero como no tenemos agua, con qué las regamos, dejó de llover y la tierra no produce sin ella, yo vacío el agua de la ropa que lavo y la del baño, pero como está racionada, no dispongo de más; si hubiera, yo les echaba”, manifestó enseñando su siembra a medio secarse frente a su casa.
La señora Sara siguió mostrando su pequeña siembra que al inclinarse tomaba las guías de los melones que aún floreaban para después tomar un melón, pero que era evidente que empezaban a secarse; resignada lo volvió a dejar en la tierra.
“Aquí mucha gente sabe sembrar y nos dio mucho gusto que lloviera, hacía mucho que no había tanta lluvia, pero todo volvió a ser igual, ya no hay más agua y no podremos levantar cosecha”, finalizó la mujer.