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Lo que es parejo no es chipotudo

El tamaulipeco, de Revilla, Bernardo Gutiérrez de Lara, fue un hombre de mucha acción; partidario de la independencia de México con respecto de España y de cualquier otra nación.

Ya tenía un grupo bien armado para tal efecto cuando se encontró con don Miguel Hidalgo, que iba huyendo luego de las derrotas en el Bajío, en la hacienda de Santa María en lo que actualmente es el municipio de Ramos Arizpe, en el estado de Coahuila. Ahí fue nombrado coronel y recibió el encargo de ir a Washington.

Debía gestionar ante el gobierno de los Estados Unidos apoyo para la causa de la independencia; pero, tuvo que regresar con las manos vacías y con un mal sabor de boca. El 10 de diciembre de 1811 fue a la Casa de Representantes donde oficialmente le dijeron que EU no quería enemistarse con España. Lo que en realidad sucedió y quedó fuera de la tinta de prensa fue que el gobierno norteamericano ponía como cláusula para el apoyo la firma de un tratado comercial que incluyera las pesquería de California. 

Lo que es parejo no es chipotudo

La entrevista del 15 de diciembre de 1811 con el secretario de Estado, James Monroe (luego presidente de EU), no corrió con mejor suerte y aseguran los testigos que Gutiérrez de Lara lo dejó hablando solo ante la indigna propuesta que tenía por fin preparar la anexión de México a ese país. Esta anexión debía empezar por Texas, pues ya estaba en la mira después de La Florida, que finalmente se agregó mediante el Tratado Adams-Onís, del 22 de febrero de 1821, por medio del cual el reino de España "vendió a los Estados Unidos la Florida por la suma de cinco millones de dólares que jamás fueron pagados" (sic). 

Luego vinieron otras desventuradas relaciones que permitieron la expansión de los EU bajo la premisa de la doctrina Monroe del Destino Manifiesto. Al respecto, dice en su Memoria secreta presentada al Rey de España por S. E. el Conde de Aranda sobre la independencia de las colonias inglesas, 1783: "Esta república federal nació pigmea, por decirlo así, y ha necesitado del apoyo y las fuerzas de dos estados tan poderosos como España y Francia para conseguir la independencia. Llegará un día en que crezca y se torne gigante y aun coloso temible en aquellas regiones. Entonces olvidará los beneficios que ha recibido de las dos potencias, y sólo pensará en su engrandecimiento". Hoy, es la gran potencia.

La primera potencia mundial, que no por ello ha escapado de los problemas del siglo XXI, cuando la economía ha engullido a la política y se erige como la gran rectora de los destinos de la humanidad, y propicia la acumulación de poder y de riqueza en una cuantas manos estériles e inútiles. El poder de la economía, la economía virtual, de tasas de interés, tipos de cambios, inflación, déficit y deuda pública, se come a la economía real, y es entonces cuando el alegato a favor de la falsa pospolítica ha triunfado. 

El neoliberalismo, impuesto por Ronald Reagan luego del exitoso experimento de Friedman en Chile a través de la Universidad Católica, filial de la Universidad de Chicago, bajo los auspicios de Augusto Pinochet, condujo a la atomización industrial que se presentó como cadenas productivas, en las que no se tomó en cuenta el empleo, los derechos sociales, la justicia social ni ninguna exigencia en materia de productividad. Lo que condujo inexorablemente a la actual desintegración de las economías reales.

Así, se dio el fenómeno de la acumulación excesiva de la riqueza por medio de la depauperación de la mano de obra y la explotación irracional de los recursos naturales de cada región. El poder de las empresas transnacionales ha rebasado el poder del Estado, incluyendo el poder del estado más poderoso de estos tiempos. Este ha tenido que crear dinero para satisfacer la demanda de los corporativos que reclaman más y más beneficios; dinero que se traduce en deuda y esta a su vez en más poder sobre la población.

El panorama se ha agravado con la aparición de la pandemia que ha obligado a tomar medidas de emergencia para controlar los estragos del coronavirus en la población, los efectos del confinamiento y otras medidas sanitarias para evitar su propagación. Eso ha puesto al descubierto los daños que el modelo neoliberal causó a los sistemas de salud y a los servicios sanitarios en general, incluyendo la privatización de éstos y la aversión de la industria farmacéutica a renunciar a sus altos rendimientos. 

La salida, salida que tiene que ser a muy corto plazo, tiene dos opciones: o se prolonga el modelo con más emisión de billetes, o se pone un alto al endeudamiento y se recupera la rectoría del Estado sobre la economía para darle un sentido real, que responda a la objetividad de leche y pan, de trabajo y buen reparto de los beneficios que se obtengan. Dentro de los Estados Unidos se libra una enconada batalla al respecto; pero, también fuera, donde la gente quiere escapar de la miseria, la violencia y la muerte.

El presidente Biden se ha mostrado partidario de una reforma migratoria que solucione los conflictos que se han generado a lo largo de las décadas precisamente como respuesta a la economía de ficción, que traslada el costo de la acumulación de la riqueza mediante una creciente e irracional deuda de los países subdesarrollados; sin embargo, no tiene el control del Congreso, en el que hay resistencia a legislar de una reforma definitiva al respecto. Tiene, además, la presión de los grandes corporativos.

Ha enviado a dos mujeres brillantes a atender el problema inmediato de la migración masiva que toca las puertas de la Unión Americana para reclamar un derecho que la Constitución estadounidense les otorga; pero, cuando menos la comisionada de Seguridad Nacional parece no haber entendido la tarea asignada y claramente definida en el sentido de que: "El objetivo de la visita a México es comprometerse para desarrollar un plan de acción efectivo y humano de manejo de la migración". 

Jamás se mencionó que la presencia de las encargadas de atender los problemas migratorios en la frontera sur tuvieran facultades para inmiscuirse en los asuntos que sólo competen al Estado mexicano y, mucho menos, tomar partido en las diferencias políticas, sobre todo las derivadas de la resistencia al cambio que se ha venido dando en algunos sectores que no admiten la pérdida de sus privilegios.

Dicen que el que con leche se quema, hasta al jocoque le sopla. Por ello, no es exagerado ver moros con tranchete cuando se empiezan a mover en dirección opuesta al interés nacional asunto que estuvieron guardados durante mucho tiempo. 

Como lo que es parejo no es chipotudo y aclarando amanece. La solución de los conflictos en la frontera de México con los Estados Unidos deben resolverse atendiendo el interés mutuo, sin ventaja para una sola parte y estar acotados a su ámbito exclusivo. Alentar aventuras filibusteras es como escupir al cielo.