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Comenzó la barredora

La relación bilateral de México con los Estados Unidos ya empezó a dar un giro sorprendente que quizá pueda destrabar los nudos gordianos que se han tejido a lo largo de las décadas en lo que la buena vecindad debía traducirse en que los de aquí eran los vecinos y los de allá los buenos. La nominación de la vice presidente Kamala Harris para encabezar las gestiones del gobierno en torno al aumento de la llegada de migrantes en la frontera con México y la trayectoria de la funcionaria, son buenas noticias.

Paralelamente, se anunció que un equipo de la Casa Blanca viajó a la frontera con México acompañado de una delegación de congresistas, para visitar un centro para migrantes en Carrizo Springs, Texas, luego de que la Casa Blanca, ha sido acusada por los republicanos de negarse a tomar todas las medidas para controlar la situación en la frontera sur, sobre todo el arribo de menores no acompañados. Así mismo, se dio acceso a los medios de comunicación para que constataran el estado de la estación.

Comenzó la barredora

Con anterioridad, la coordinadora para la frontera sur del Consejo de Seguridad Nacional de los EU, Roberta Jacobson y otros funcionarios, llegaron a México para tratar con el canciller, Marcelo Ebrard, el conflicto que amenaza con desbordarse. La tesitura de este encuentro fue definida con mucha claridad por la vocera del National Security Council, Emily Horne: "El objetivo de la visita a México es comprometerse para desarrollar un plan de acción efectivo y humano de manejo de la migración". 

Todo lo que se ha expuesto es importante y tiende a dar solución a un conflicto que se fue agravando a medida que los países de la América Central se convirtieron en campos de batalla de las potencias que se disputaban la hegemonía mundial durante el periodo de la Guerra Fría y sus secuelas de predominio de grupos de poder que dieron acceso a las empresas multinacionales para explotar sus vastos recursos naturales con mano de obra pobremente pagada. Se da el caso que pueblos y gobiernos hoy están peleados.

Por ello, detrás de los asuntos migratorios está una agenda de mucho mayor proyección que permitirá dar luz a conflictos que tienen que ver con el crimen organizado en sus diversas manifestaciones y los alcances de su poder en cuanto a la violencia, la corrupción, la discriminación y la negación de los derechos humanos de pueblos que apenas sobreviven, cuyos miembros prefieren arrisgar la vida en una aventura incierta que vivir en medio del peligro, la zozobra, la intimidación y la crueldad de las armas.

Ambas mujeres, Kamala Harris y Roberta Jacobson tienen una historia común por cuanto han sido ejecutivas del gobierno de los Estados Unidos actuando siempre con eficacia y responsabilidad. Kamala, siendo fiscal de distrito y general del estado de California, fue severa en la aplicación de la ley, inclusive en temas que personalmente le resultaban abominables. Muy importante es su habilidad para juzgar las conductas ilícitas, no a los malhechores, como el caso del acuerdo de 25 mil millones de dólares para los propietarios de viviendas de California afectados por las ejecuciones hipotecarias, en el que se negó a procesar al OneWest Bank de Steven Mnuchin por violaciones en esas mismas ejecuciones. Está a favor del control de las armas de fuego, pero defiende la Segunda Enmienda que la ampara y ella misma reconoció tener una pistola para su defensa. 

Por su parte, Jacobson es una diplomática muy habilidosa que ya ha propuesto iniciativas para hallar una salida a los problemas del norte de la América Central. El 25 de mayo de 2011, en comparecencia ante el Senado, señaló que su prioridad, en la Dirección de Asuntos Hemisféricos, consistió en coordinar el Plan Colombia, las iniciativas Mérida, de Seguridad Ciudadana en Centroamérica y de Seguridad del Caribe, buscando en todos los casos estandarizar la capacitación de las fuerzas armadas, actualizar la impartición de justicia y financiar Organizaciones no Gubernamentales afines al estilo estadounidense.

Kamala, en su libro The Truths We Hold, dice: "Cuando llegó mi turno, me levanté de mi silla en el escritorio del fiscal y subí al podio, diciendo las palabras que todos los fiscales dicen: ´Kamala Harris, para el pueblo´. Explica cómo aconseja a los abogados jóvenes para que escriban sus argumentos finales: "Su trabajo es llegar allí y mostrarle al jurado que dos más dos más dos más dos llevan, categóricamente, a ocho. Yo les diría que desglosen cada elemento. Explique la lógica de su argumento. Muéstrele al jurado cómo llegó a su conclusión ". 

Con ambas mujeres, una brillante profesional del Derecho y otra eficaz ejecutiva, encargadas de los asuntos de la frontera de México con los Estados Unidos y un gobierno mexicano empeñado en hacer valer los principios constitucionales, seguramente que se logrará desfacer muchos los entuertos que se han soslayado a lo largo de medio siglo.