Y tú, ¿para cuándo...?

A sus veintitantos, sin carrera universitaria, con trabajos temporales, sin un novio formal y mucho menos trazas de matrimonio en puerta, Danielle (Rachel Sennott) es constantemente cuestionada por su familia sobre el porqué no “sienta cabeza”. Y ella está harta de eso.

Soy muy tradicionalista en asuntos de cine, pero en estos tiempos tan difíciles fui muy feliz de que MUBI comprara el filme para exhibirlo, es otra manera de entender el cine. El streaming es otra forma de apreciarlo”. Emma Seligman, directora y guionista

Claro, en el relato cinematográfico titulado Shiva Baby, escrito y dirigido por Emma Seligman, los papás de Danielle no saben que tiene algunos secretitos, y uno de ellos es su “sugar daddy”, Max (Danny Deferrari).

“Ese término de ‘sugar daddy’ yo lo conocí en la universidad, tal y como funciona, porque antes lo había escuchado, pero no le había puesto atención.

“Es uno de los tantos espejos a los que se enfrenta Danielle, porque ve un reflejo que no la complace y la saca de apuros, pero percibe que es una salida fácil a su malestar general”, platicó Seligman, en videoentrevista desde su casa en Los Ángeles.

Canadiense y graduada en Producción de Cine y Televisión de la Tisch School of the Arts de Nueva York, la directora presentó su ópera prima en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) en septiembre, donde obtuvo críticas positivas por el guión y el tratamiento.

Tras la exhibición fue vendida a la plataforma MUBI —que la estrenó el viernes en México—, y ha crecido la curiosidad por la particular historia de la chica que acude a un funeral judío de su familia y se debilita por las expectativas de todos sus conocidos.

“Puede que sea una historia semibiográfica porque tiene muchas de las situaciones que yo he vivido personalmente por no entrar en los estándares sociales de ‘me debo casar’, ‘debo tener hijos’, ‘tengo que formar familia antes de los 30’.

“Pero también siento que hay mucho de las mujeres jóvenes de hoy en día, en las que se ha empoderado la sexualidad y se ha desmitificado el concepto de que sólo servimos para el hogar. Las generaciones de hoy transgreden los estándares y, quizás muy al extremo, han probado que no todo debe ser según las reglas”, acotó la joven cineasta, quien es abiertamente bisexual y practicante del judaísmo.

En la película, Danielle no se atreve a decirle a sus papás que parte de sus ingresos provienen de Max, y mucho menos que siente escozor de sólo pensar en que tiene que llegar al matrimonio para complacer a la parentela.

Por si fuera poco, se topa con la amargosita y criticona de su ex, Maya (Molly Gordon), quien, como todos en la comunidad, guarda secretos que no le conviene que salgan a la luz.

“Debo recalcar que fue concebida como una comedia no tradicional, es decir, puede ser un poco dramática, burlona, pero no tiene el tratamiento necesariamente de una comedia genérica. Danielle pasa por todo tipo de situaciones incómodas, molestas, de hartazgo y, sobre todo, se cuestiona su vida por su gente, pero ella se siente feliz como está”.

Durante el momento fúnebre hay bebidas, un bebé llorando, abuelas juzgándola, papás presionándola para que salude a los invitados, recuerdos de su infancia y adolescencia que hubiera querido olvidar. Y quiere gritar, gritar y gritar.

Danielle necesita desahogarse... y en el filme lo hará.