“Violencia verbal” de Trump fortalece al gobierno de Cuba
La nueva política del presidente Donald Trump hacia Cuba lejos de afectar al gobierno cubano “lo fortalece” ante su pueblo y también lo deja “sin aliados” en ese tema en América Latina, dijo Max Lesnik, quien dirige en la capital del exilio la organización '”Alianza Martiana”.
Con su nueva política “lo que hace es echar atrás el reloj de la historia y en su obsesión por el legado de –Barack- Obama, coloca de nuevo el debate como fue en 1958: La revolución contra el pasado batistiano”, dijo Lesnik, quien fue amigo de Fidel Castro y luego se apartó de la revolución desilusionado por el rumbo que tomó con él.
El también comentarista de Radio Miami dijo que el gobierno cubano transmitió en dos ocasiones en televisión nacional el discurso de Trump, porque le favorece para que los cubanos vieran esa “retórica de la Guerra Fría viniendo de Miami que les da la impresión de que se está abusando de nuevo de ellos al tomar medidas con este tipo de violencia verbal”.
“Se ha demostrado por 50 años que las presiones violentas no dan resultado en Cuba y que esa política fracasó”, apuntó el dirigente de la Alianza Martiana, cuyas oficinas están enclavadas en La Pequeña Habana, el barrio donde también está el teatro Manuel Artime.
Para Lesnik eso “es lo peor” y no las medidas adoptadas, pues según él de las 13 medidas que implementó la administración Obama, Trump modificará solamente tres y se mantienen algunas básicas de relaciones, embajadas, cruceros y líneas aéreas, entre otras, lo que algunos expertos llaman ya una reinvención de la apertura iniciada por Obama en el 2014.
Otra figura emblemática del exilio cubano, Ramón Saúl Sánchez, líder del Movimiento Democracia, se mostró agradecido por la solidaridad de Trump en la causa de Cuba en denunciar “los abusos a los derechos humanos” en la isla y un gobierno en poder de “los militares y la familia Castro”.
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Sánchez consideró que será difícil aplicar la prohibición planteada por Trump de hacer negocios con las empresas del aparato militar de Cuba, pues aseguró que el gobierno militar “monopoliza” la economía.
La nueva directriz de Trump prohíbe gran parte de comercio de Estados Unidos con el Grupo de Administración Empresarial (GAESA), un conglomerado militar de empresas con intereses en todo los sectores de la economía, pero con excepciones, como vuelos y cruceros, de acuerdo con funcionarios estadunidenses, lo que protegerá a aerolíneas y cruceros.
“La pregunta es cómo estas compañías que ya hacen negocios no se beneficien si los militares controlan el 100 por ciento de la economía”, dijo Sánchez.
El activista planteo que la única forma es que esas compañías se acojan a los principios globales Sullivan (de presión económica), en la versión cubana de los Principios Arcos que fueron el instrumento principal para derrumbar el sistema de Apartheid en Sudáfrica.
“En Cuba ahora el obrero que trabaja para una compañía extranjera esta le paga al Estado y el Estado al trabajador y debemos demandar que la compañía le pague directo al empleado”, señaló.
“A los trabajadores ni siquiera les permite un sindicato independiente, en Cuba hay uno solo, la Central de trabajadores y está controlado por los militares y por la familia Castro”, agregó.
El nuevo enfoque de Trump busca además un cumplimiento más estricto de una vieja prohibición sobre los estadunidenses que viajan a Cuba como turistas o de manera individual.
Saúl Sánchez, agradeció la solidaridad de Trump y sus nuevas medidas, pero dijo que “el país no va a ser libre ni por Trump, ni por un presidente extranjero. Va a ser libre por el pueblo cubano, pero hay que dar solidaridad”.
Con su nueva política “lo que hace es echar atrás el reloj de la historia y en su obsesión por el legado de –Barack- Obama, coloca de nuevo el debate como fue en 1958: La revolución contra el pasado batistiano”, dijo Lesnik, quien fue amigo de Fidel Castro y luego se apartó de la revolución desilusionado por el rumbo que tomó con él.
Lesnik fue consultado sobre el anuncio de Trump el pasado viernes en el Teatro Manuel Artime, sobre su nueva política hacia Cuba, en el que estuvo acompañado por congresistas republicanos cubano-americanos como Marco Rubio y Mario Díaz Balart.
El también comentarista de Radio Miami dijo que el gobierno cubano transmitió en dos ocasiones en televisión nacional el discurso de Trump, porque le favorece para que los cubanos vieran esa “retórica de la Guerra Fría viniendo de Miami que les da la impresión de que se está abusando de nuevo de ellos al tomar medidas con este tipo de violencia verbal”.
“Se ha demostrado por 50 años que las presiones violentas no dan resultado en Cuba y que esa política fracasó”, apuntó el dirigente de la Alianza Martiana, cuyas oficinas están enclavadas en La Pequeña Habana, el barrio donde también está el teatro Manuel Artime.
Para Lesnik eso “es lo peor” y no las medidas adoptadas, pues según él de las 13 medidas que implementó la administración Obama, Trump modificará solamente tres y se mantienen algunas básicas de relaciones, embajadas, cruceros y líneas aéreas, entre otras, lo que algunos expertos llaman ya una reinvención de la apertura iniciada por Obama en el 2014.
Otra figura emblemática del exilio cubano, Ramón Saúl Sánchez, líder del Movimiento Democracia, se mostró agradecido por la solidaridad de Trump en la causa de Cuba en denunciar “los abusos a los derechos humanos” en la isla y un gobierno en poder de “los militares y la familia Castro”.
Sánchez consideró que será difícil aplicar la prohibición planteada por Trump de hacer negocios con las empresas del aparato militar de Cuba, pues aseguró que el gobierno militar “monopoliza” la economía.
La nueva directriz de Trump prohíbe gran parte de comercio de Estados Unidos con el Grupo de Administración Empresarial (GAESA), un conglomerado militar de empresas con intereses en todo los sectores de la economía, pero con excepciones, como vuelos y cruceros, de acuerdo con funcionarios estadunidenses, lo que protegerá a aerolíneas y cruceros.
“La pregunta es cómo estas compañías que ya hacen negocios no se beneficien si los militares controlan el 100 por ciento de la economía”, dijo Sánchez.
El activista planteo que la única forma es que esas compañías se acojan a los principios globales Sullivan (de presión económica), en la versión cubana de los Principios Arcos que fueron el instrumento principal para derrumbar el sistema de Apartheid en Sudáfrica.
“En Cuba ahora el obrero que trabaja para una compañía extranjera esta le paga al Estado y el Estado al trabajador y debemos demandar que la compañía le pague directo al empleado”, señaló.
“A los trabajadores ni siquiera les permite un sindicato independiente, en Cuba hay uno solo, la Central de trabajadores y está controlado por los militares y por la familia Castro”, agregó.
El nuevo enfoque de Trump busca además un cumplimiento más estricto de una vieja prohibición sobre los estadunidenses que viajan a Cuba como turistas o de manera individual.
Saúl Sánchez, agradeció la solidaridad de Trump y sus nuevas medidas, pero dijo que “el país no va a ser libre ni por Trump, ni por un presidente extranjero. Va a ser libre por el pueblo cubano, pero hay que dar solidaridad”.