Reynosa

Un Insurgente Mexicano en Washington

José Bernardo Maximiliano Gutiérrez de Lara, viajó hasta Washington para fraguar el destino de los movimientos independentistas en las Provincias Internas de Oriente
  • Por: Antropólogo Martín Salinas Rivera
  • 29 / Noviembre / 2015 -
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Un InsurgenteMexicano en Washington

En la Rotonda de los Tamaulipecos Ilustres en Ciudad Victoria, Tamaulipas, se encuentra una placa que lo honra con la inscripción de “Teniente Coronel José Bernardo Gutiérrez de Lara, 1774-1841.

En diciembre de 1811 el insurgente de la villa de Revilla (actualmente representada por las ruinas de la antigua Ciudad Guerrero en el margen occidental de la presa internacional Falcón),  José Bernardo Maximiliano Gutiérrez de Lara,  llegó a Washington para fraguar el destino de los movimientos independentistas en las Provincias Internas de Oriente.  

Desde finales de 1810 la insurgencia  se había expandido desde el Bajío hasta estas provincias, a través de su comisionado Mariano Jiménez, quien llegó a Monterrey el 26 de enero de 1811,  en lo que en la actualidad son los estados de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Texas. 

José Bernardo Maximiliano Gutiérrez de Lara y su hermano, el sacerdote José Antonio Apolinario, elaboraron y promovieron propaganda subversiva que dio origen para que las milicias realistas cambiaran de bando en Aguayo (Ciudad Victoria, Tamaulipas), Agua Nueva (Coahuila) y San Antonio (Texas), éstas últimas  acaudilladas por el paisano neosantanderino Juan Bautista de las Casas. 

Entre San Luís Potosí y la frontera de Texas con la Luisiana existió un espontáneo y pasajero dominio insurgente logrado con estrategias propagandísticas más que con choques en batallas reales.  

Gutiérrez de Lara fue al encuentro del entonces capitán general de la insurgencia Mariano Jiménez en la hacienda Santa María, al norte de Saltillo; en ese lugar halla a la columna insurgente acaudillada por el comandante en jefe Ignacio Allende, acompañado por el ya doblegado cura Miguel Hidalgo.  

En el camino a Monclova los jefes insurgentes le dan instrucciones para que organizara las fuerzas en la Colonia del Nuevo Santander y las reuniera en el presidio del Río Grande (Guerrero, Coahuila).

Allí, debido al fracaso de Ignacio Aldama y de Fray Juan Salazar en San Antonio de Bejar (Texas), el consejo había acordado proveerlo con dinero, un secretario, una escolta de 50 hombres y cartas para que viajara a los Estados Unidos como (embajador) plenipotenciario, título que se le había otorgado además del de teniente coronel; pero la captura de los jefes insurgentes al sur de Monclova, en Acatita (Norias) de Baján, el 21 de marzo, frustró momentáneamente su encargo.  

FALLA EN LIBERAR

INSURGENTES

Ya en Revilla intentó llegar al Presidio del Río Grande uniéndose encubiertamente a las tropas del comandante realista de Laredo, José Ramón Díaz de Bustamante, tratando de alcanzar a los jefes insurgentes que eran trasladados a Chihuahua para sus ejecuciones.  Frustrado por su incapacidad de liberarlos, regresa a Revilla donde permaneció oculto hasta julio de 1811, cuando llega José Menchaca escabulléndose de las tropas realistas de Texas.  

El primero de agosto Gutiérrez de Lara y Menchaca salieron con una docena de sus hombres, pasando por una serie de dificultades, para Natchitoches, en la frontera de La Luisiana con Texas; desde  aquel punto cruzó él solo, acompañado por un chamaco, hacia los Estados Unidos. 

Viajó a través de los estados de Mississippi, Tennessee, Kentucky y Virginia hasta llegar a Washington, recibiendo todo tipo de ayuda de los norteamericanos en el camino, incluyendo varias cartas de apoyo y presentación para las autoridades en la capital estadounidense.

Llegó a las once de la mañana del 11 de diciembre de 1811 a Washington, dirigiéndose directamente  a las oficinas de la Secretaría de Guerra, donde fue recibido respetuosamente por William Eustis.  

El Secretario (ministro) de Guerra le propuso ayuda militar condicionada, donde salieron a relucir las intensiones de  Estados Unidos de recuperar los territorios de la antigua colonia francesa del Caballero de  La Salle, representada por la Bahía del Espíritu Santo (Goliad, Texas), considerada como parte de la compra de la Luisiana hecha a Napoleón en 1802, proponiendo mandar un ejército a las márgenes  del Río Bravo para revalidar su posición y ayudar a los criollos con su independencia; propuesta a la que Gutiérrez de Lara se opuso rotundamente. 

“¡María Santísima, ayúdame y rescátame  de estos hombres!,” señalaba en su bitácora  personal, el 15 de diciembre, después de su visita en las oficinas de la Secretaría de Guerra, donde le pedían por escrito su opinión sobre la toma del territorio ya 

mencionado. 

El día 16 el mismo mes fue recibido breve pero cortésmente, por James Madison, el cuarto presidente de ese país, y al día siguiente, el 17, por el Secretario de Estado (ministro de Asuntos Exteriores) James Monroe, quien fue posteriormente el quinto presidente de los Estados Unidos.  

A raíz de que los jefes insurgentes habían sido ejecutados en Chihuahua por los realistas, Monroe le requería que regresara a México para que obtuviera las credenciales apropiadas para proveerlo con el armamento que necesitara y que comunicara la disposición favorable de los Estados Unidos con la “República de México.”  

Debido a que en Washington se vivían los albores de la Guerra Anglo-Estadounidense (1812-1815), Monroe, incluso retóricamente, le prometió poner un ejército de 50 mil hombres como ayuda para la Independencia de México.

Con una admiración provinciana relata los 23 días de su estancia en Washington, donde alternó con congresistas, embajadores de Gran Bretaña y Francia, con el diputado de Caracas y otros representantes patriotas de Venezuela, que al igual que él, buscaban el apoyo de ese país, además del diputado de Santo Domingo en las Cortes de Cádiz, José Álvarez de Toledo, quien fue su peor enemigo un año y medio después en Texas.  

Parte de los gastos del tiempo que permaneció en Washington y su viaje de regreso fueron cubiertos por ese gobierno y con notas de pago que él firmó.  Después de pasar por Baltimore arribó a Filadelfia (puerto al que llegaban todo tipo de embarcaciones con noticias de las guerras en Europa y de los movimientos independentistas en el Caribe y de todo el continente Americano). 

De allí partió por mar hacia la desembocadura del río Mississippi con destino a Nueva Orleáns, para después navegar río arriba hasta Natchitoches.

entra reynosa

en la lucha

Durante el siguiente año y medio los habitantes del río Bravo se vieron involucrados en los movimientos insurgentes dentro de las Provincias Internas de Oriente en:  La Bahía del Espíritu Santo y las Batallas del Rosillo, Alazán y Encinal de Medina en Texas; el asedio a Monterrey, Salinas y La Chorreada en el Nuevo Reino de León; la toma de Camargo por el Indio Julián Canales y la batalla de El Moquete en el Nuevo Santander (actual Tamaulipas).

 Tanto indígenas como vecinos de la misión y villa de Reynosa participaron en algunos de estos eventos de la Independencia de México.

   Fue el primer insurgente mexicano en Washington; su travesía continental había logrado voltear las cabezas del gobierno estadounidense hacia lo que se convertiría el país vecino independiente: México. 

El destino del río Bravo como frontera comenzó a fraguarse a través del tiempo.  Gutiérrez de Lara preparó  desde Natchitoches su Ejército Republicano del Norte  (conformado por estadounidenses, mexicanos e indígenas), que protagonizó las luchas más violentas durante el período de Independencia en Texas y el noreste de México.

Un InsurgenteMexicano en Washington

James Monroe, Secretario de Estado 1811-1814 y quinto presidente de los Estados Unidos 1817-1825.

Un InsurgenteMexicano en Washington

Pintura, José Bernardo Maximiliano Gutiérrez de Lara.


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