Tras la conquista de la Triple Corona
Mexicano Víctor Espinoza disfruta de la fama que esto le trajo al hacer la proeza
Esta es la nueva realidad para Víctor Espinoza. Un vaso desechable, medio lleno de café expreso, está a su izquierda. En la mano derecha, sujeta un bolígrafo negro.
“Esto no se acaba”, dice Espinoza, sin levantar la vista. Pero no se queja.
Durante el resto de su vida, el jinete de la ciudad central mexicana de Tulancingo será presentado como el ganador de la Triple Corona. Montó a American Pharoah para conquistar el Derby de Kentucky, Preakness y Belmont Stakes. En el mes transcurrido desde esa proeza, los acontecimientos se han precipitado para el jockey de 43 años, que no sabía inglés hace dos décadas, cuando llegó a Estados Unidos, y que dormía en las pistas de los hipódromos porque no podía pagar hotel ni alquiler.
Esos días se han ido. Es una celebridad inesperada, quizás la mayor de este deporte en fechas recientes.
“A veces esto es divertido, en otras puede ser abrumador”, comentó Espinoza. “Comencé a pensar en esto y todo se lo dedico a mis fanáticos. Ellos quieren de verdad algo de atención y hablar sobre mi experiencia con la Triple Corona. A veces uno se abruma y no puede escapar. Pero está bien”.
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Espinoza habló ayer domingo en Gulfstream Park, su primera visita a esa pista desde 1999, cuando fue la sede de la Copa de Criadores. Espinoza disputó en este hipódromo las carreras Summit of Speed, y firmó autógrafos para los seguidores que formaron una larga fila en una calurosa tarde.
Todos querían conocer al astro más brillante del hipismo —sin contar a los caballos.
“Algunos dicen que el hipismo está muerto o se está muriendo”, dijo John Anderson, de 44 años, quien condujo casi dos horas desde Port St. Lucie, Florida, sólo para ver a Espinoza. “El hipismo está vivo, y Víctor Espinoza, American Pharoah y Bob Baffert (entrenador del caballo) son el motivo principal por el que yo pienso que este deporte crecerá más que nunca”.