Tildan de racistas las restricciones al aborto

JACKSON, Mississippi

Si eres negra o hispana en un estado conservador que ya limita el acceso a los abortos, es mucho más probable que tengas uno que una mujer blanca.

Y si la Corte Suprema de los Estados Unidos permite que los estados restrinjan aún más o incluso prohíban los abortos, las mujeres pertenecientes a minorías serán las más afectadas, según las estadísticas analizadas por The Associated Press.

En Texas, son el 59% de la población y el 74% de las que abortan. Los números en Alabama son 35% y 70%. En Luisiana, las minorías representan el 42 % de la población, según el Departamento de Salud del estado, y alrededor del 72 % de quienes se someten a abortos.

Los números son inequívocos. 

En Mississippi, las personas de color comprenden el 44% de la población, pero el 80% de las mujeres que abortan, según la Kaiser Family Foundation , que rastrea las estadísticas de salud.

“Las restricciones al aborto son racistas”, dijo Cathy Torres, una gerente de organización de 25 años de Frontera Fund, una organización de Texas que ayuda a las mujeres a pagar los abortos. “Impactan directamente a las personas de color, negros, marrones, indígenas... personas que están tratando de llegar a fin de mes”.

¿Por qué las grandes disparidades? Laurie Bertram Roberts, directora ejecutiva de Yellowhammer Fund, con sede en Alabama, que brinda apoyo financiero a las mujeres que desean abortar, dijo que las mujeres de color en los estados con leyes de aborto restrictivas a menudo tienen acceso limitado a la atención médica y carecen de opciones para un control de la natalidad efectivo. Las escuelas a menudo tienen una educación sexual ineficaz o inadecuada.

Si los abortos están prohibidos, esas mismas mujeres, a menudo pobres, probablemente tendrán más dificultades para viajar a partes distantes del país para interrumpir embarazos o criar niños que podrían tener dificultades para pagar, dijo Roberts, quien es negra y una vez se ofreció como voluntaria en el único aborto de Mississippi. clínica.

“Estamos hablando de personas que ya están marginadas”, dijo Roberts.

Amanda Fudge, que es negra, fue una de esas mujeres. Era una estudiante universitaria soltera y desempleada que ya estaba criando a un bebé en 2014 cuando descubrió que estaba embarazada de otro. Dijo que no sabía cómo podría permitirse otro hijo.

Había tenido dos abortos en Chicago. Obtener acceso a un proveedor de servicios de aborto no fue un problema, dijo Furge. Pero ahora estaba en Mississippi, habiéndose mudado a casa para escapar de una relación abusiva. Engañada por la publicidad, primero fue a un centro de embarazo en crisis que trató de disuadirla de abortar. Cuando encontró la clínica de abortos, estaba demasiado avanzada para someterse al procedimiento.

“¿Por qué no puedes acceder fácilmente y de manera segura al aborto aquí?” preguntó Furge, de 34 años, quien está felizmente criando a su hijo, que ahora tiene 7 años, pero continúa abogando por que las mujeres tengan derecho a elegir.

Torres dijo que históricamente, las leyes contra el aborto se han elaborado de manera que perjudican a las mujeres de bajos ingresos. Señaló la Enmienda Hyde, una ley de 1980 que impide el uso de fondos federales para pagar abortos excepto en casos excepcionales.

También citó la ley de Texas de 2021 que prohíbe el aborto después de unas seis semanas de embarazo. Donde ella vive, cerca de la frontera entre Estados Unidos y México en el Valle del Río Grande, las mujeres se ven obligadas a viajar para abortar y deben pasar los puntos de control de la patrulla fronteriza del estado donde tienen que revelar su estado de ciudadanía, dijo.

Independientemente de lo que digan los legisladores, insistió Torres, la intención es apuntar a las mujeres de color, para controlar sus cuerpos: “Ellos saben a quiénes van a afectar estas restricciones. Lo saben, pero no les importa”.

Pero Andy Gipson, un ex miembro de la Legislatura de Mississippi que ahora es el comisionado de agricultura y comercio del estado, dijo que la raza no tuvo nada que ver con la aprobación de la ley de Mississippi contra el aborto después de la semana 15. Esa ley se encuentra ahora ante la Corte Suprema en un desafío directo a Roe v. Wade, el fallo de la corte de 1973 que legalizó el aborto en todo el país.

Gipson, un ministro bautista que es blanco, dijo que cree que todas las personas son creadas a imagen de Dios y tienen un “valor innato” que comienza en la concepción. Los legisladores de Mississippi estaban tratando de proteger a las mujeres y los bebés poniendo límites al aborto, dijo.

“Estoy absolutamente en desacuerdo con el concepto de que es racista o que se trata de otra cosa que no sea salvar la vida de los bebés”, dijo Gipson, un republicano. “Se trata de salvar la vida de los no nacidos y la vida y la salud de la madre, sin importar de qué color sean”.

SIENTEN MIEDO Y VERGÜENZA

Cuando quedó embarazada a los 21 años, supo que quería abortar. Su madre estaba luchando contra el cáncer y Harden estaba en su último semestre de la universidad sin trabajo ni lugar para vivir después de graduarse.

Dijo que le hicieron sentir miedo y vergüenza, tal como lo había hecho durante las clases de educación sexual. Cuando fue a la clínica, dijo que los manifestantes le dijeron que estaba “matando el regalo más preciado” de Dios y que estaba “matando a un bebé negro, jugando con lo que quieren los supremacistas blancos”.

La experiencia de Harden no es poco común. El movimiento antiaborto a menudo ha retratado la lucha contra el aborto en términos raciales.

Tyler Harden le dice a una audiencia de defensores de los derechos reproductivos que los esfuerzos para limitar el acceso al aborto son “sólo otra forma de opresión” para las mujeres de color.