Ayuda marcapasos cerebral a una mujer
El tratamiento les da a los pacientes impulsos eléctricos dirigidos
Nueva York
Emily Hollenbeck vivía con una depresión profunda y recurrente que ella comparaba con un agujero negro, donde la gravedad se sentía tan fuerte y sus miembros tan pesados que apenas podía moverse. Sabía que la enfermedad podía matarla. Sus padres se habían quitado la vida.
Estaba dispuesta a probar algo extremo: que le implantaran electrodos en el cerebro como parte de una terapia experimental.
SALVACIÓN DE MUCHOS
Los investigadores dicen que el tratamiento —denominado estimulación cerebral profunda (ECP)— podría ayudar a la larga a muchos de los casi tres millones de estadounidenses que, como ella, padecen una depresión que se resiste a otros tratamientos.
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La ECP está aprobada para enfermedades como el mal de Parkinson y la epilepsia, y muchos médicos y pacientes esperan que pronto se generalice su uso para la depresión.
El tratamiento les da a los pacientes impulsos eléctricos dirigidos, como si se tratara de un marcapasos cerebral. Las investigaciones recientes son cada vez más prometedoras y hay más en marcha, aunque dos grandes estudios que no demostraron ninguna ventaja de la ECP en el tratamiento de la depresión detuvieron temporalmente los avances en las investigaciones, y algunos científicos siguen expresando su preocupación ante este nuevo enfoque.
HISTORIA DEL TRATAMIENTO
- El camino hacia este tratamiento se remonta a hace dos décadas, cuando la neuróloga Helen Mayberg dirigió las primeras y prometedoras investigaciones
- Pero siguieron algunos contratiempos. Estudios de gran tamaño iniciados hace más de una docena de años no mostraron diferencias significativas en las tasas de respuesta de los grupos tratados y los no tratados