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Ola de calor ‘calcina’ a millares de reses

El cambio repentino de la temperatura no permitió que las reses se aclimataran

BELLE PLAINE, Kansas

Gran cantidad de reses se alimentan en un corral el 9 de marzo de 2007 cerca de Dodge City, Kansas.Ola de calor ‘calcina’ a millares de reses

Esto fue un verdadero acontecimiento climatológico, aislado en una región específica del suroeste de Kansas”. A.J. Tarpoff, Veterinario de ganado

Miles de cabezas de ganado que se encontraban en corrales en el suroeste de Kansas murieron por estrés térmico debido a las altas temperaturas, la elevada humedad y el poco viento de los últimos días, informaron autoridades del sector.

La cifra total sigue sin estar clara, pero hasta el jueves se habían notificado al menos 2.000 muertes relacionadas con la ola de calor al Departamento de Salud y Medio Ambiente de Kansas, la agencia estatal que colabora en la eliminación de los cadáveres. Matt Lara, portavoz de la agencia, dijo prever que esa cifra se incremente conforme más corrales informen de las pérdidas ocasionadas por la ola de calor de esta semana.

Las muertes del ganado han dado lugar a la difusión de datos infundados en redes sociales y en otros medios que apuntaban a otro factor aparte del clima, pero las autoridades agrícolas de Kansas dijeron que no hay indicios de ninguna otra causa.

“Esto fue un verdadero acontecimiento climatológico, aislado en una región específica del suroeste de Kansas”, dijo A.J. Tarpoff, veterinario de ganado de la Universidad Estatal de Kansas. “En efecto, las temperaturas subieron, pero la razón más importante por la que fue perjudicial fue que tuvimos un enorme incremento en la humedad... y al mismo tiempo las velocidades del viento disminuyeron sustancialmente, lo que es raro para el oeste de Kansas”.

La semana pasada, las temperaturas oscilaron entre 21 y 26 grados centígrados (70 y 80 grados Fahrenheit), pero el sábado superaron los 38 grados centígrados (100 grados F), dijo Scarlett Hagins, portavoz de la Asociación Ganadera de Kansas.

“Y fue ese cambio repentino el que no permitió que las reses se aclimataran y el que provocó los problemas de estrés térmico en ellas”, señaló.

El fallecimiento de estos animales —que suelen pesar unos 453 kilos (1.500 libras)— supone una gran pérdida económica, ya que su valor es de unos 2.000 dólares por cabeza, dijo Hagins. Los programas federales contra desastres ayudarán a algunos productores que sufrieron pérdidas, agregó.



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