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Hacen traslados no coordinados

Acusan a mandatarios texano de no tener decencia de avisarles

NUEVA YORK

Inmigrantes frente a la iglesia episcopal de San Andrés, en Martha’s Vineyard, Massachusetts.Hacen traslados no coordinados

Grupos de voluntarios, como TLC NYC, suelen esperar durante horas a los autobuses que llegan desde Texas en un espacio designado de la terminal de autobuses Port of Authority de Manhattan. Muchas veces los tiempos de llegada previstos para los autobuses no son los esperados.

“(Greg Abbott) no se comunica directamente con la ciudad ni con nosotros”, dijo Victoria Balducci, voluntaria de TLC, un grupo que ha proporcionado alimentos, ropa, agua y transporte. El grupo se entera de los autobuses a través de informantes que colaboran desde Texas pero la información es escueta.

“Es un problema porque no sabemos cuándo vienen los buses, cuántos buses vienen, si alguien en estos autobuses tiene condiciones médicas por las que necesitará ayuda, si necesita una silla de ruedas”, dijo Manuel Castro, comisionado de la Oficina de Asuntos de Inmigrantes del Alcalde de la Ciudad de Nueva York. “Al menos queremos saber eso para poder ayudar mejor a las personas a medida que llegan”.

Castro dijo que la empresa de Texas que transporta a los inmigrantes firmó un acuerdo que les prohíbe hablar con funcionarios de Nueva York.

Algunos padres han llegado a Nueva York mientras sus esposas e hijos fueron enviados a Washington, dijo Ilze Thielmann, directora voluntaria de TLC. El grupo trabaja de forma constante para reunirlos.

El gobernador demócrata de Illinois, J.B. Pritzker, dijo que su administración se comunicó con Texas para hablar de la llegada de los autobuses pero no obtuvo información. Los primeros inmigrantes llegaron a la Union Station de Chicago desde Texas el 31 de agosto.

“Están enviando gente en autobuses sin decirnos cuándo llegarán”, dijo el lunes. “A veces llegan tras un aviso hecho tres horas antes o quizás con 24 horas de anticipación. Y esto significa que tenemos que proporcionarles refugio”.

La oficina de Abbott desestimó las quejas sobre la falta de coordinación y el hecho de que las ciudades “santuario” se vean forzadas a adivinar el próximo paso del gobernador.

“Estas élites demócratas son unos hipócritas absolutos, y ahora su hipocresía está a la vista de toda la nación”, dijo el jueves la portavoz del gobernador, Renae Eze. “En lugar de quejarse de cumplir sus promesas de ciudad santuario, estos hipócritas demócratas deberían pedirle al presidente Biden que haga su trabajo y garantice seguridad en la frontera, algo que el presidente sigue sin hacer”.

Arizona envía autobuses desde mayo a través del Centro Regional para la Salud Fronteriza, que administra clínicas para pacientes de bajos ingresos en Yuma.

Amanda Aguirre, directora ejecutiva del proveedor de atención médica, dijo que le dijo al personal del gobernador republicano Doug Ducey que se negaría a participar en el envío de autobuses con migrantes sin una estrecha coordinación. Aparecen mensajes de texto en su teléfono, y en los de los voluntarios en Washington, informándoles de cuántos pasajeros hay en un autobús, la hora estimada de llegada y si alguien tiene problemas médicos.

Arizona estableció protocolos de intercambio de información desde el principio con CARECEN, un grupo sin fines de lucro que ayuda a los migrantes en Washington, dijo Aguirre.

“Nunca permitiré que las personas sean dejadas en la calle porque eso es lo que estoy tratando de evitar aquí en Yuma, que sean dejadas en la calle de cualquier manera”, dijo Aguirre.

El Paso proporciona a TLC listas de pasajeros con anticipación y eso ayuda a los voluntarios en Nueva York a colocar a los migrantes en diferentes refugios para gente sin techo.

A algunos migrantes no les afecta la disputa partidista que los rodea.

Cleiver Rodríguez de Venezuela llegó de Texas buscando trabajo en Nueva York. Dijo que nadie le obligó a subirse al autobús y agradeció el viaje gratis.

“No tengo ningún tipo de opinión porque al menos me ayudaron a llegar aquí”, dijo Rodríguez, de 24 años, al salir de un albergue.



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