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De las armas a la migración

Los asesinatos tienen una historia arraigada; el primer tiroteo masivo en el país acontece en 1966, cuando un estudiante mata a 14 y hiere a decenas

HOUSTON, Texas.- Trece víctimas mortales en dos tiroteos masivos. Ocho migrantes muertos cuando una camioneta embistió una parada de autobús atestada de gente. La posible aprobación de una ley que permitiría que el gobernador republicano Greg Abbott anule las elecciones en el condado más poblado de Texas, el cual es un bastión demócrata. Todo en el curso de estas dos semanas.

De las armas a la migración

  • Estos asuntos y las fuerzas que los motivan —la ira y las armas, la agitación en torno a la cuestión migratoria, las profundas divisiones políticas con respecto al significado de la democracia— se están desarrollando en la vida estadounidense de distintas maneras. Pero en Texas, con su tamaño inmenso y población que crece en más de 1.000 habitantes al día, el escenario es mucho más grande, y con frecuencia más sonoro.

Es suficiente para hacer que incluso el texano más orgulloso de serlo sienta un conflicto interno por cómo ve al estado.

“En estos momentos la situación está fuera de control”, dijo Jay Leeson, ilustrador y caricaturista que vive en Lubbock, una ciudad en las planicies de Texas. Dice ser un “texano occidental conservador”, cuyos hijos “saben cómo manejar armas, cómo cabalgar, cómo hacer todas las cosas de Texas”.

Las “cosas de Texas”. Los texanos ya han oído hablar de todo esto. Lo escuchan desde hace generaciones. Que todo el mundo anda armado. Que es un lugar profundamente conservador lleno de obreros petroleros recios, vaqueros y bravucones impetuosos. Que realmente no hay nada igual en el resto del país.

Muchos texanos dirán que hay algo de verdad en ello. Pero Texas es mucho más complejo que una colección de clichés que ven al estado a través de un lente muy reducido.

Sin embargo, últimamente las cosas aquí se han sentido implacables. Y lo que le preocupa a algunos texanos no es la forma en que las personas externas ven al estado, sino si los que viven aquí pueden sortear el ambiente político divisivo, y superar un pasado complejo y en ocasiones violento.

INQUIETA A LOS QUE APOYAN LAS ARMAS 

Leeson está furioso ante la forma en que la cuestión migratoria se ha convertido en un campo de batalla político. Está furioso por cómo los republicanos “extraen todos los votos que pueden del oeste de Texas” para superar a las crecientes poblaciones de los centros urbanos del estado, fuertemente inclinadas hacia los demócratas, desde Houston a Dallas y Austin a San Antonio. En la actualidad, el Congreso de Texas está debatiendo varias propuestas de ley enfocadas en cómo el condado Harris, el más poblado del estado y fuertemente demócrata, maneja sus elecciones.

En especial, Leeson está furioso porque a su hijo de 9 años le preocupan tanto los tiroteos escolares que ya revisó todas las ventanas de su salón para comprobar cuál abriría en caso de un ataque.

“Simplemente pienso que toda la situación es un reverendo desastre”, manifestó.

Los asesinatos masivos tienen una historia arraigada en Texas. Se podría decir que el primer tiroteo masivo de la época moderna en el país aconteció aquí en 1966, cuando un estudiante de ingeniería comenzó a disparar desde el mirador de un edificio de la Universidad de Texas. Asesinó a 14 personas e hirió a decenas más.

Sin embargo, las estrictas leyes de armas del estado no comenzaron a resquebrajarse sino hasta algunos años después de otro tiroteo masivo, este en 1991, cuando un hombre armado embistió con su camioneta pickup la ventana de una cafetería del centro de Texas y asesinó a 23 personas. Para entonces, décadas de control demócrata estaban cediéndole el paso a los republicanos, para quienes los derechos sobre las armas eran una cuestión central.

En 1995, el entonces gobernador George W. Bush promulgó una ley que les permitía a los texanos portar armas ocultas. 



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