Acecha sequía a Tamaulipas
De acuerdo a proyectos del Instituto de Recursos Mundiales, en cinco años el 90 por ciento del estado sufrirá estrés hídrico para atender el consumo humano, industrial, agrícola, pecuario y de generación de energía
Tamaulipas tiene un panorama difícil por falta de lluvias.
En los próximos cinco años, el 93.02% del territorio de Tamaulipas padecerá los efectos del estrés hídrico por la falta de lluvias y el incremento anual de la demanda de agua para consumo humano, industrial, agrícola, pecuario y de generación de energía.
De acuerdo a las proyecciones del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por las siglas en inglés de World Resources Institute), señala que, a pesar de las últimas lluvias que dejó la tormenta tropical "Alberto" en junio del año pasado, el futuro hídrico para Tamaulipas, a corto plazo, es desalentador.
En su Atlas de Riesgo Hídrico, con proyecciones al 2030, (que también cuenta con periodo del 2050 y 2080), establece que sólo los municipios de Aldama, Camargo y Mier registran un riesgo bajo de estrés hídrico, alcanzando sólo una alerta del 10 por ciento, de complicarse el abasto de agua para sus diferentes actividades.
Mientras que el resto de los 40 municipios registran un riesgo que va desde el 20 a más del 80 por ciento de complicaciones para el 2030, ya que la demanda será más alta de la cantidad disponible en presas, ríos, arroyos, represas y diferentes cuerpos de agua.
Se advierte que los municipios fronterizos, de la zona centro y el altiplano tamaulipeco, son los que tendrán la mayor complicación por la falta de agua, registrando estrés del 50 a más del 80 por ciento.
Lo que era una alerta hace décadas, nos alcanzó, y el futuro es desalentador, según los expertos que vigilan y analizan la evolución de los recursos naturales del planeta.
Durante el 2024, Tamaulipas registró la peor sequía de la última década, alcanzando a la zona conurbada de Tampico, Madero y Altamira, una región con abundante cuerpos de agua, pero que la sequía obligó a las autoridades estatales y federales a distribuirla en cisternas para cumplir con la demanda de la población.
Situación similar se observó en Ciudad Victoria, capital del estado, donde actualmente se sigue distribuyendo el agua por medio de camiones cisterna por la deficiencia del servicio.
Mientras tanto, en la zona norte del estado el estrés hídrico está a nada de darse en los diferentes cuerpos hídricos y la deuda del agua que se tiene con Estados Unidos.
El Atlas del WRI advierte que los municipios que se verán más afectados son Reynosa, Guerrero, El Mante, Miquihuana, Palmillas y Tula, con un estrés hídrico mayor al 80% del territorio, es decir, un riesgo extremadamente alto.
Los municipios de Abasolo, Casas, Cruillas, González, Gustavo Díaz Ordaz, Jaumave, Madero, Méndez, Ocampo, Padilla, Río Bravo, San Nicolás, Valle Hermoso, Victoria y Xicoténcatl tendrán un estrés hídrico entre el 40 y el 80%.
En el mismo informe se señala que los municipios que tendrán un nivel de riesgo del 20 al 40% son Altamira, Antiguo Morelos, Güémez, Gómez Farías, Hidalgo, Jiménez, Mainero,
Miguel Alemán, Nuevo Morelos, Villagrán, Burgos, Bustamante, Llera, Matamoros, San Carlos, San Fernando, Soto la Marina, y Tampico.
El WRI define al estrés hídrico un "indicador de la competencia por los recursos hídricos y se define informalmente como la relación entre la demanda de agua de la sociedad humana dividida por el agua disponible".