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Chichén Viejo, la zona oculta de Chichén Itzá

Las autoridades anuncian para el próximo 2 de septiembre la apertura de la zona más antigua del complejo, cuya ocupación comenzó en el siglo V y está formado por veinte estructuras en las vivieron antiguos gobernantes

Trabajadores del INAH en la zona de Chichén viejo, en Yucatán, el pasado 11 de febrero.Chichén Viejo, la zona oculta de Chichén Itzá

Chichén Viejo, la construcción más antigua de Chichén Itzá, abrirá sus puertas al público el próximo 2 de septiembre, según anunció Diego Prieto Hernández, el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Durante la conferencia informativa también mostraron los hallazgos encontrados en la zona arqueológica: una ofrenda donde aparecen cinco vasijas y una decoración a manera de ave.

Chichén Viejo, cuya ocupación comenzó en el siglo V, está formado por veinte estructuras en las que se presume que llegaron a vivir antiguos gobernantes con sus familias, y está a 800 metros al sur del famoso edificio de las Monjas.

Chichén Viejo forma parte de la ciudad que precedió al gran conjunto de Chichén Itzá.

CONSTRUCCIÓN

Las autoridades del INAH están trabajando en un museo y un centro de atención a visitantes para atender a los turistas que se acerquen hasta esa zona. Los avances en la construcción están en el 35% y el 24%, aseguró el director.

Las excavaciones realizadas en la zona vieja del conjunto han permitido descubrir estructuras nuevas como el Templo de la Serie Inicial, el Palacio de los Falos, la Casa de los Caracoles o la Galería de los Monos.

La vieja ciudad maya se divide en ocho estructuras, cuatro plataformas, varios vestigios habitacionales, una muralla con seis accesos y una tumba en la que fue enterrado un gobernante o un personaje de la élite la época. Se sabe que pertenecía a la dinastía de los Canules.

  • La Estructura de los Estucos son los remanentes de un edificio residencial que data del año 600 y es la más antigua del conjunto. En el Templo de las Columnas Atlantes destacan el basamento con la figura de Chac Mool y dos columnas labradas como los atlantes, figuras antropomórficas características de la cultura maya.

El pasado 30 de diciembre, la administración de Chichén Itzá anunció la llegada de 2,5 millones de visitantes, y se convirtió en el enclave prehispánico más visitado de México ese año.

Sin embargo, su éxito no está exento de problemas. Entre los turistas, los comerciantes y la construcción del Tren Maya, la zona arqueológica se vuelve noticia por mucho más que por su historia y sus descubrimientos. Un turista subió en noviembre más de 90 escalones del templo de Kukulcán. "¡Cárcel, cárcel!", coreaban algunas personas. Los turistas más responsables estaban tan cabreados que, cuando bajó, comenzaron a rociar a la mujer con agua y a punto estuvieron de asestarle un golpe.

La comunidad indígena de la zona tampoco está contenta con la administración de Chichén Itzá. Cientos de personas bloquearon con llantas y piedras el acceso a la antigua ciudad maya para pedir la destitución de Marco Antonio Santos Ramírez, director de la zona desde 2014.

Los habitantes le consideran responsable de todos sus males: los comerciantes no pueden vender sus artesanías, los guías turísticas tienen denegada la entrada y los campesinos no pueden sembrar en tierras que han sido históricamente suyas. Pese a todo, el enclave turístico sigue atrayendo cada año a millones de personas de todo el mundo.



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