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Cualquier tiempo futuro será mejor

La crisis actual ha recuperado la división entre apocalípticos y partidarios de un futuro mejor. Los filósofos se posicionaron con los segundos hasta la irrupción de la posmodernidad

“El socialismo podrá imponerse sin que usted o yo muramos en la guerrilla y si lo abandonamos a tiempo viviremos mucho mejor. Nuestro trabajo tiene un nivel de modificación poética de la historia: somos lo único que se enfrenta a la descarada con el avance del comunismo, precisamente porque no nos importa que a la larga gane. (…) Un revolucionario es como el santo, el mártir o la virgen, un ventajista repugnante” porque “sin la CIA no habría ni historia ni dialéctica. Un agente de la CIA es no sólo un poeta de la revolución sino un legitimador de la revolución (…) es un héroe aséptico y total”. La larga cita pertenece a Yo maté a Kennedy, la novela de Manuel Vázquez Montalbán publicada en 1972. Transcribe una conversación entre un dirigente de la CIA y Pepe Carvalho, ex comunista español enrolado en la agencia, y refleja la fe de la izquierda en aquellos años en que el futuro sería siempre mejor. No ya en España, con el franquismo aún vivo, sino en el mundo. Una convicción de la que participaba también la derecha, tras la derrota de los fascismos. Hoy, ya no.

Imagen de la serie de postales ‘En el año 2000’, creadas entre 1899 y 1910 por Jean-Marc Cote y otros ilustradores franceses.Cualquier tiempo futuro será mejor

Muy similares a las tres fases establecidas por De Fiore, pero en versión laica, son las de August Comte: la etapa religiosa, la metafísica y, finalmente, la positiva, dominada por el progreso que supone el conocimiento científico. Marx participaba del optimismo de la Ilustración, cuya idea central era que el conocimiento llevaba a mejorar la vida de los hombres. Catalina de Rusia pidió consejo a Diderot y éste, ingenuamente, le sugirió cómo organizar la educación: “Su función no es producir una aristocracia mejor instruida, sino que es un arma contra la superstición, la intolerancia religiosa, el prejuicio y la injusticia social. El motor del progreso social y moral”. Educación y conocimiento serían la base de un mundo mejor.

Tras la crisis de las ideologías universalistas (marxismo y liberalismo) se ha producido también el hundimiento de la última fe: la de que todo el mundo se convertiría a la democracia capitalista

Esta idea del progreso se proyecta en Kant quien escribe en La paz perpetua: “La razón moral condena la guerra y convierte la paz en un deber”. Para Kant el futuro no está escrito y las mejoras “podrán tener éxito o fracasar”, lo que no cabe es abandonar el proyecto. “El progreso hacia lo mejor jamás retrocederá por completo”, pues “una vez que la naturaleza ha desarrollado la semilla que cuida con extrema ternura, es decir, la inclinación y vocación".

Lecturas

• La ciudad de Dios. San Agustín. Traducción de José Morán. Biblioteca de Autores Cristianos, 1958.

• Misa negra. John Gray. Traducción de Albino Santos. Paidos, 2008.

• Manifiesto comunista. Karl Marx. Prólogo de Francisco Fernández-Buey. Editorial El Viejo Topo.

• Tesis sobre la la historia. Walter Benjamin. Traducción de Bolívar Echeverría. Editorial Itaca, 2008.

• El fin de la historia. Francis Fukuyama. Traducción de P. Elías. Editorial Planeta, 1992.

• La paz perpetua. Immanuel Kant. Traducción de Joaquín Abellán García. Editorial Tecnos, 2013.

• Diderot y el arte de pensar libremente. Andrew S. Curran. Traducción de Vicente Campos. Ariel, 2020.

• El futuro es un país extraño. Josep Fontana. Ediciones de Pasado y Presente, 2013.



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