Sobrevive a 11 Presidentes de EU
Fidel Castro sobrevivió a 11 Presidentes de Estados Unidos.

Dwight Eisenhower, John Kennedy, Lyndon Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George Bush padre, Bill Clinton y George Bush hijo. Ha estado a punto de sobrevivir también a Barack
.
Donald Trump -para muchos, el inquilino de la Casa Blanca con más rasgos autoritarios de las décadas recientes- será el primer Presidente de EU sin Fidel.
En Cayo Hueso, Florida, junto al mar, hay un poste que señala la cercanía con
: 90 millas, 144 kilómetros. Castro contribuyó a convertir estas 90 millas en un metafórico muro de alambradas.
Nadie sabe si el "hombre del muro", Donald Trump, el nuevo Presidente estadounidense, continuará con las tareas de demolición que ha iniciado su antecesor, o dentro de cuatro u ocho años seguirá ahí ese símbolo de la división.
Fidel Castro no habría sido quien fue sin Estados Unidos, y sin Fidel Castro los Estados Unidos contemporáneos habrían sido otro país.
Muere habiendo desafiado a once presidentes estadounidenses, con el régimen en pie, y el deshielo impulsado por Barack
Obama
en marcha y hoy en duda tras la victoria de Trump en las elecciones del pasado 8 de noviembre.
Castro es el más estadounidense de los líderes revolucionarios surgidos a mediados del siglo 20.
Ahí encontró bases de financiación para sus actividades contra el régimen de Batista. Y fue la prensa de este país la que le elevó a un estatus casi de estrella pop en sus años de Sierra Maestra y en los primeros pasos en el poder en La Habana.
Quién sabe si, en una realidad alternativa, habría podido ser un Malcolm X, o un Mandela, pero el revolucionario joven y heroico para los estadounidenses de 1960 pronto se convirtió en antagonista.
En el centro del escenario a veces, en la periferia, otras, Castro también ha sido una presencia permanente para Washington. No se entiende la historia de la primera potencia mundial sin la isla caribeña.
Cuba
ha sido desde el siglo 19 una pieza geopolítica clave, una de las cerraduras del Golfo de México, la desembocadura natural de las exportaciones que bajaban por el Mississippi hasta el puerto de Nueva Orleans.
Los episodios más tensos de la Guerra Fría tuvieron que ver con
Cuba
.
La frustrada invasión de la bahía de Cochinos, en 1961, bajo la presidencia del demócrata John F. Kennedy, alejó durante décadas al exilio cubano del Partido Demócrata. Al año siguiente, la instalación de misiles soviéticos en la isla colocó el mundo al borde del precipicio nuclear.
Uno de los malentendidos de este medio siglo ha consistido en creer que
Cuba
siempre fue una obsesión de EU de la misma manera que EU lo fue para
Cuba
.
Con los años, Washington asumió que Castro estaba ahí para quedarse, que era una realidad ciertamente molesta, pero no determinante en el tablero mundial.
Que ningún presidente estadounidense, hasta
Obama
en 2014, replantease la ineficiencia del embargo ni diese pasos serios hacia la normalización, indica que el status quo se daba por supuesto.
Washington delegó en
la gestión de una relación que la mayoría de estadounidenses veía con indiferencia, o, en el caso de las grandes empresas o de los agricultores del Medio Oeste, con escepticismo.
Cuando
Miami
empezó a cambiar, cuando la composición demográfica y las aspiraciones de la diáspora cubana se suavizaron, Washington se vio en condiciones de dar un giro y aproximarse a la
Cuba
de los Castro.
Es la biología lo que puede acabar precipitando el cambio. En los cálculos de la Casa Blanca, la desaparición de la vieja guardia se contemplaba como una etapa en este proceso.