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Se desvanece tradición de posadas en Reynosa

>Los peregrinos se ‘extravían’< El propietario de una piñatería afirma que ahora los ciudadanos prefieren shows infantiles a posadas.

Al igual que la comercialización de las piñatas que son propias de las posadas navideñas y cuyo significado está íntimamente relacionado en estas festividades de la natividad, algo similar sucede con otro elemento esencial en esta tradición: los nacimientos y peregrinos que acompañan a Jesús.

Se desvanece tradición de posadas en Reynosa

En los negocios dedicados a la venta de estos productos que son característicos en las posadas y utilizados en los pinos en espera de la navidad y celebración del nacimiento del hijo de Dios, cada vez se ausentan y son pocos los que se aferran a mantener esta costumbre que antaño gozaba de la devoción y respeto.

Y se repite la misma historia como con las piñatas: “La gente no desea celebrar posadas, sino shows o fiestas en las cuales no están invitados los peregrinos, nacimientos o las piñatas”.

Un nacimiento es una tradición y en tiempos de los abuelos era algo casi sagrado que todo hogar que se apreciaba de ello debía tener bajo el pino navidad, adornos compuestos del establo, en donde se dice nació Jesús, rodeado de animales de granja, pastores (peregrinos) sus padres María y José, los Reyes Magos y ángeles que guiaron el camino al pesebre en Belén.

Ahora son pocos los que adquieren sus nacimientos y llevarlos a su casa para recrear el nacimiento de Jesús, no es tanto por su valor económico, pues los hay de variados presupuestos desde 300 pesos hasta mil pesos (dependiendo la devoción despertada), se ausentan y con ello parte de la esencia nostálgica de las posadas se va perdiendo para no volver jamás.

La tradición de la letanía por parte de los peregrinos al recorrer las casas de los vecinos solicitando “posada” y la respuesta, así como la alegoría que incita la festividad se ha ido apagando ante la influencia de culturas ajenas a la mexicana.

DALE, DALE, DALE NO PIERDAS EL TINO

No solamente la tradición invoca recrear el cantar la letanía de los peregrinos recorriendo las casas, buscando alojo para el nacimiento del niño Jesús, sino también el vencimiento y perdón del pecado que trajo consigo, y que es interpretado en el rompimiento de las piñatas que albergan los pecados y al vencerla se recompensa con su rico contenido.

Sin embargo, las piñatas se alejan de las tradiciones y en las posadas, han pasado a convertirse más en productos de nostalgia de los padres y abuelos, para dar paso a otro tipo de predilección que nada tiene que ver con ellas. Las piñatas con sus siete picos representan los siete pecados capitales por los cuales el hombre fue desterrado del paraíso, su contenido de colación significa la abundancia y recompensa al seguir una conducta apropiada y de bondad con los semejantes.

Hugo Armando Mata Muñoz, propietario de un negocio dedicado a la elaboración y venta de piñatas suelta con dejo de nostalgia y tristeza.

“Las piñatas ya muy pocos las compran, la gente que venía del otro lado y que eran nuestros principales clientes ya no vienen y los de la frontera se están yendo a sus lugares de origen, ahora en lugar de piñatas nos contratan shows infantiles, así como lo oye”, afirma como si recibieran incredulidad sus palabras, “ahora la gente prefiere shows en lugar de posadas”.

El tino errado en torno a las piñatas se ha nutrido a partir de la influencia de los medios como la televisión, en donde magnifican los espectáculos musicales como única vía de entretenimiento y la gente asume que es la única alternativa de diversión y más en estas fiestas decembrinas.

Se margina a las piñatas que son un elementos insustituible.

“No es que sean caras- ataja Mata Muñoz- nosotros manejamos los mismos precios de hace dos años, la más económica cuesta 150 pesos y la más cara 500 pesos, no es por la situación económica, es que la gente ya no se interesa en ellas y buscan otro tipo de diversión que no tiene nada que ver con las piñatas”, afirmó.

La contratación de shows infantiles y la adquisición de alcancías hechas con personajes de dibujos animados o programas de la televisión, representan la propuesta para estas próximas posadas navideñas.

 SE RESISTE A MORIR

Mata Muñoz, reconoce que para efectos de conservar la tradición, no existe nada que pueda sustituir a la piñata en las fiestas de posada, pues tienen una connotación de tipo religioso en México que no hay otra cosa que se le relacione como es el caso de las piñatas.

Contrario a la percepción generalizada de que las piñatas son los productos de más demanda en estas fiestas decembrinas, el entrevistado contradice esa idea y expresa su confianza de que el futuro de esta tradición espere mejores tiempos en el futuro.

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Costumbre. La celebración de las posadas con sus piñatas, peregrinos con la letanía y la alegría de esta tradición mexicana se pierden ante la influencia de costumbres ajenas que van apagando esta festividad única.




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