El Santander todavía no puede realizar políticas comerciales comunes con el Popular porque su adquisición no está autorizada por las autoridades de Competencia. Pero eso no impide que prepare medidas para contentar a los pequeños clientes accionistas —dejará fuera previsiblemente a las empresas— y a los empleados accionistas, que han visto cómo se volatilizaba su inversión en la última ampliación de capital. El Santander no tiene mucho tiempo porque en estas fechas vencen los créditos a un año de plazo concedidos para acudir a aquella operación, que se hizo pública en mayo de 2016.
Cendoya recordó que fue la resolución de la Junta Única de Resolución europea (JUR), organismo europeo encargado de encontrar una salida a los bancos en crisis, la que quitó todo el valor a las acciones del Popular. Sin embargo, desde un punto de vista comercial, de nada sirve al Santander esta circunstancia legal porque los clientes sí son suyos y debe evitar que se lleven el negocio a otro banco. Seguro que ya estarán recibiendo ofertas de competidores que quieren aprovechar esta circunstancia.
El presidente de Santander España, y ya de Popular, Rodrigo Echenique, afirmó, ante los directivos de la entidad adquirida, que “mantener a todos los clientes es absolutamente básico. No hubiéramos comprado otra entidad sin esta red de sucursales y sin esta base de clientes”.
Según fuentes del mercado, lo más probable es que presente un producto común para estos dos colectivos, empleados y clientes, así como otra batería de ofertas para ser bien recibido y hacer olvidar los disgustos del pasado. El Santander tiene experiencia en estas situaciones. Cuando el fiasco de Madoff, en 2008, ofreció productos de renta fija al 2% a 10 años a sus clientes afectados.
Las palabras de Cendoya han tenido eco entre las asociaciones de consumidores. Adicae, que agrupa a clientes de entidades financieras, advirtió al Santander de que cualquier medida compensatoria debe abarcar a los más de 300.000 accionistas y bonistas del Popular y no limitada a quienes acudieron a la ampliación de capital de 2016. Esta organización pidió al Santander que no prepare “una operación de marketing reputacional sino que asuma un compromiso efectivo” ante todos los accionistas.
La Asociación Española de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas (Aemec) valoró “positivamente” el anuncio de Cendoya. Para esta organización se trata de una “medida importante para aliviar el daño económico y moral” sufrido por los accionistas de la entidad. No obstante, señaló que, “con independencia de que el Santander compense de alguna forma a los accionistas del Popular que han perdido toda su inversión”, plantea “la exigencia de responsabilidades administrativas, civiles y penales a todas las personas físicas y jurídicas que hayan contribuido a ocasionar el daño”.
Para Patricia Suárez, presidenta de Asufin, organización de defensa de clientes bancarios, este anuncio demuestra que al Santander “no le gusta estar en los tribunales, cuida mucho su reputación. Tras lo sucedido con Bankia, tiene claro que ese camino supondría un importante desgaste de la marca Santander”.
Cendoya, además, ha indicado que Santander comenzará en los próximos días a explicar a los inversores las ventajas de acudir a la ampliación de capital de 7.000 millones de euros que ejecutará Banco Santander en el plazo de un mes para absorber Popular.
"Ahora empezamos con los viajes y con el 'road show' para explicar las ventajas y levantar 7.000 millones de euros", ha señalado el directivo del banco cántabro, que realizará provisiones adicionales en Popular por importe de 7.200 millones de euros para sanear su negocio inmobiliario.
Test de estrésPor otra parte, el también director de comunicación del Grupo Santander ha defendido que los test de estrés realizados por la Autoridad Bancaria Europea (AEB) en julio de 2016, aprobados por toda la banca española, "solo miden la solvencia" de las entidades y no su liquidez.Así, recuerda que la resolución de Popular estuvo provocada por la fuga de depósitos que causó una "falta de confianza total del mercado en el banco". "Los test de estrés miden circunstancias normales de gestión", ha explicado.
Cendoya también ha manifestado que la decisión de las autoridades de vender Popular al precio simbólico de un euro era la medida "más eficaz" para garantizar los intereses de los cuatro millones de clientes de la entidad y evitar "cualquier tipo de efecto contagio" en el sistema financiero español.
Sistema bancario españolEn esta línea, ha puesto en valor que el rescate de Banco Popular se haya efectuado de forma privada y sin coste para el contribuyente, al considerar "una suerte" que en España existan entidades grandes y solventes como BBVA y Santander que puedan absorber bancos más pequeños en problemas.
"Esto no ocurre en Italia, donde un banco con dificultades no puede encontrar una solución como esta", ha incidido Cendoya, en referencia a la recapitalización cautelar que efectuará el Estado italiano en Banca Monte dei Paschi di Siena.