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Rubén Olivares

Rubén "Púas" Olivares Ávila, único e irrepetible, boxeador con tremendo ángel y carisma popular, su récord es impresionante. Cuando enfrenta a Lionel Rose por el título mundial Gallo, el 22 de agosto de 1969 en el Forum de Inglewood, California, sus números son para caerse muerto: 51 victorias, 50 de ellas por nocaut, y 1 empate. Invicto y con uno de los mayores poderes destructivos que haya conocido el pugilismo en su dilatada historia. El australiano lo viviría en carne propia, cayó fulminado en el quinto asalto de una pelea pactada a 15. Su gancho izquierdo era veneno puro; su capacidad para asimilar el castigo, proverbial.
  • Por: Primera de dos /El Mañana
  • 19 / Noviembre / 2013 -
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Ay, a este caldo de zopilote sólo le falta un grado pa'ser carne.

Ni modo.
A darle.
Pero achanta lamú que pasa el piel canela y nos apaña.
Chitón, chitón.
Listón.
Uy, mano, qué buen caldo de oso, divisándolo bien, le sobran dos grados.
Ya te crees muy crospi.
Bájale que te oyen.
Ayer mandé al carajo al Cuyo.
Que mañana a las nueve.
Nel, le dije, nel.
Que tienes que estar en forma, Púas.
Que entrena, me dijo.
Nel, le dije, negros.
Que te cuides, me dijo, pus me cuido, le dije, me cuido, esta es mi manera de cuidarme, le dije.
Que no bebas, me dijo, que no te desveles.
Nel, le dije, nel.
Ira cómo entreno, pinche Cuyo, ira como me cuido, ira este consomé de bigote, tan bueno, hojas petra, porque el café me irrita.
Agüelita.
Ira: con ganas de decirle, así de plano, con ganas de echarle en la jeta: ni modo mi Cuyo, ai' pa' la otra, cómo negar este pulmón si el riñón dice simondón.
Y pus a cotejar.
Qué le voy hacer, nací para el martirio, pus que me martiricen con este veneno de marranilla, yo flojito y cooperando.
Pícaro que es uno y la vida que se deja; ella querendona y yo con ganas, ya la bailamos.
Ella me hace el iris y lloviznando le sigo la corriente.
Ah que mi Cuyo, tan peseta.

Pinche Cuyo, con ganas de decirle, me conoce y sabe que no me bajo hasta que el camión esté parado, ya este viaje le falta harto pa' pararse.
No se ponga sura, porque me le escondo y a ver cuándo me pesca.
Llevó dos meses en la sombra.
Dos malditos meses, sin un pinche trago de diesel.
Me les voy a desbielar y entonces ya bailó Bertha; se les acaba la marmaja y vuelta a la covacha.
Todo vale vinagre.
A este dientón le bufan los rieles, tons aguanten a las carnes.
Es justo que me entretenga a mi modo, pinche Cuyo, no manche su alma.
Es necesario que me divierta un rato.
¿O qué? ¿Puro madrazo? Ni maíz, nadanza, de limón la never, mi Cuyo, de limón la never, nanay.
Ya lo veo, al muy ojete, sin gargariar y sin detalle, sin pescado durante tres meses.
Ya lo veo, al muy ojeis, aguantando seco la risa.
Y ora no quiere que saque un poco de flema y le dé vuelo a la hilacha.
Ni chiquetes de menta, niguas.
Se aguanta, el muy cabrón.
¿A poco piensa que uno es de plano? Un Ratón allá, un Ratón acá, ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre.
Tons pa' qué tanto guano, tanta mosca, tanta brea, tanta sonaja.
Tanta tela y sin poder tronar los huesitos, sin humedecer al pizarrín, sin subir al guayabo.
Una cosa es una y otra cosa es otra.
¿Qué no? Que me pongo bien torvo, bien trolo, pus gis barniz.
Después de tanto gimnasio y tanto guamazo, un poco de serronche no cae mal pa' renovar el júbilo.
Tanta madrina y sin loriar, nel, nel, me cai, nel, sin poder cerrar las ventanas por tanto ejercicio gacho, que la cuerda, que la pera, que las abdominales, que las piernas, que mis cuates ya no se hablan, ya 'ta suave, ya me cansé de que me vean como su huizo.
Uno es medio cleofas, pero que no mamen.
'Ta bien que jodan, pero que no joroben.
Agujeta.
Vivillo.
Dos meses en la sombra, mano, dos meses.
y al principio la cruz.
Y la sed.
Sacando todo el chínguere rancio, hediondo.
Sudas frío, mano.
Me cai, frío, como tlaconete.
Y las patrullas se te vencen.
Y los hojaldres se te cierran que no manches.
Cuando te agarra la mano El Chango y sientes que la virgen te habla, le dices: "Jefecita perdóname, si en las cucharadas te fallé en este trance me sales debiendo; perdóname, Jefecita, soy un penitente".
Aguante mi valeco, mi canchanchán, déjeme le cuento un poco más y nos vamos al mesón de las ofensas en donde tiene su guitarra, ¿a poco cree que no me dado tinta? Comienza a darme un poco de ambrosia, con tanto tlachicotón, con tanta puñalada al hígado, me dio filo, mi carnal.
Pero no hay fijón ahora que vengan los otros piojos rumiaremos y tramaremos una buena barbacha y un buen caldo, ja, no me malinterprete.
Cábula.
Ora que estaría.
Acaban de abrir un cuartel de retozonas llenas de mangos de manila.
Bueno ai', al rato, mi parna, aguante a las carnes que si va a Querétaro no se va a caballo.
Lique y pico de cera.
El bisnes, la bisnaga es está: el mendurria, o sea Yolanda Varela, sube y se da unos buenos guamazos en las cuerdas.
Pum, pum, pum.
Aguanta la madrina.
En la feis, en fachaleta.
Y luego en el espinazo.
En el pecho, aprieto.
En el costillar.
Y no falta el pasado de verdura que suelta un golpe en los cuates, en los ayotes.
Y a uno le dan ganas de chillar como cafiasprano, como ninfo, pero se aguanta como buen valedor, como buen dientón.
Doce rounds.
Uno baja hecho una planta.
Y al final todos se hinchan de moreliana y uno es el único que se lame los moretones y limpia la moronga de la buchaca.
Ese es el chiste de este rol.
Pero una cosa es Juan Domínguez y otra su amigo don Pásalas Callado.
Que no la chiflen.
Luego vienen los escritores y lo ven a uno como bicho raro, dizque como personaje.
Vienen y le preguntan de tocho morocho y escriben en sus cuadernos.
Cuadernos ni los ojos.
Uno responde.
Les da entrada y luego ponen lo que se les hincha y ni un centavo pal' tarugo que se pasó de sopa.
Con nosotros los bofes, todos se pasan de lanza.
Todos les quieren pelar los garbanzos.
Aquí, el que se duerme amanece en el coctel.
Y todos le hacen al monje.
Todos andan sobres de la borrega.
A la menor provocación, la transa.
Y luego todos, todos picos de chicle.
Nadie dice está boca es mía, nanay.
Y luego quieren que seamos angelitos fuera del gimnasio.
¿Cómo, si todos te quieren ver la jeta de tarado? Leones en las cuerdas; borreguitos en los contratos, ja, no mamen.
Si no te pones cara dura, te enclinchan y te la dejan ir completita, ni cuenta te das cuando ya estás abrochado.
Y comiendo de sus manos.

Y al que canta, al que sopla, se lo carga la tía de las muchachas.
Termina de paloma blanca en la cayetana, bien bruja, sonámbulo.
El bofe mueve mucho peluco, todos se hacen los Ricardos Villegas y el jodido de uno sigue en su mundillo bien chato, con baba en la carnicería o en el manicure con pasos en la azotea, ya bien lurias.

Que soy bien bravero, que me siento muy pavo, pus sí.
Pero me doy color.
No fui a la escuela, pero ¿a poco es necesario ir a ese congal pa' darse cuenta de lo que pasa en la transa? Nanai.
Uno huele el muerto.
Uno le hace al Memo; y navega.
Que esta pelea, vamos.
Que esta otra, vamos.
Que una más, vamos.
A donde sea, con quien sea, el que recibe la zapatería es uno, así que pa' que hacerle al mamerto.
En Los Ángeles, Tijuana, Nueva Yor, el ojo de ballena que recibe las trompadas es uno, uno, uno.
Así que dejen que uno se haga el hara kiri de vez en nuez.

Continuará.
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