Recuerda Lapuente pecado en Mundial de Francia 98
México vio cómo Alemania agonizó en el Mundial de 1998, pero lo dejó vivir y ese fue el pecado.
Hoy es casi una frase hecha el decir que a los alemanes hay que liquidarlos. El Tricolor lo comprobó aquel 29 de junio en Montpellier cuando vio cómo revivieron los europeos.
En charla con CANCHA, Manuel Lapuente recordó que hizo reflexionar a los futbolistas sobre cómo plantear el partido ante Alemania; entendieron que la única manera de recibir gol era en remate de cabeza, así que no sólo había que evitar los centros, sino impedir que los alemanes cruzaran la media cancha con comodidad.
Luis Hernández, Francisco Palencia y Cuauhtémoc Blanco ejercieron la presión alta. En el complemento, el ingreso de Jesús Arellano por Marcelino Bernal terminó por enloquecer a los alemanes. Cayó el tanto del "Matador" y después el propio delantero tuvo el segundo en sus pies, una acción que pudo matar al rival, pero que terminó por ser perjudicial porque el equipo perdió la estructura.
Lapuente detectó que Hernández perdió la concentración y entonces vino el dilema: ¿debía sustituir a un futbolista que si algo mostró fue mentalidad contra Corea del Sur y Holanda, en aquel gol de último minuto?
El técnico decidió mandar un mensaje, el de la confianza absoluta en sus jugadores; desafortunadamente, México perdió la presión alta y dejó que Alemania centrara un par de veces, lo cual entre la mala fortuna de Raúl Rodrigo Lara y la contundencia de Jürgen Klinsmann y Oliver Bierhoff derivó en una nueva eliminación en el cuarto partido.
"Salimos tristes porque teníamos que haber tenido un buen resultado contra Alemania y eso nos hubiera dado un paso muy grande", expresó Lapuente.