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Rastrean a contagiados en Europa con sus teléfonos

Alemania, Francia, entre otros países del bloque, utilizan apps y rastreadores para ubicar los casos sospechosos, así como a sus contactos, y evitar un rebrote descontrolado

Bruselas.

Rastrean a contagiados en Europa con sus teléfonos

Aseguran que sólo sofocando “pequeños incendios” evitarán que éstos terminen en “devastadores fuegos epidemiológicos”.

Para evitar la temida segunda ola, algunas capitales europeas recurren al teléfono como valiosa arma contra el virus.

Especialistas alemanes, escoceses, irlandeses y franceses se comunican por esa vía con quienes han dado positivo al coronavirus para interrogarlas sobre sus actividades y encontrar a las personas con las que tuvieron contacto en las 48 horas previas a manifestar los síntomas de la afección.

Descubrir en dónde se infectaron y a quién pudieron transmitir el virus son dos principios clave para interrumpir la cadena de casos.

“Estamos en la fase de levantamiento de algunas de las medidas de confinamiento, pero necesitamos evitar un nuevo pico infeccioso.

La única manera de lograrlo, sin la necesidad de adoptar acciones específicas o volver a reintroducir las estrictas medidas de aislamiento, es identificando a las personas contagiadas y a todos sus contactos para conocer si ellos también están infectados”, detalla a EL UNIVERSAL Anne Mieke Vandamme, profesora de la Universidad Católica de Lovaina.

La experta del Instituto Rega para la Investigación Médica, instancia asociada a la institución académica, explica que el proceso de rastreo debe llegar hasta verificar que no hay más afectados y tener el control sobre todo el círculo de quienes estén enfermos.

“Si somos capaces de poner a todas estas personas en cuarentena, podremos evitar que el virus siga expandiéndose.

“Los programas de seguimiento de contactos deben ser piedra angular de la estrategia gubernamental para evitar el retorno al confinamiento. Igual de importante es la realización de test”, destaca. Alemania destaca entre los países de avanzada.

Desde la aparición de la epidemia, la gestión de la canciller Angela Merkel ha hecho del rastreo y aislamiento una estrategia prioritaria. En mayo fue reforzado el programa, a la par del levantamiento del encierro.

Durante ese lapso se habría reclutado a 18 mil elementos para cumplir la meta de por lo menos 25 “rastreadores” por 100 mil habitantes; once de los 16 estados habían alcanzado el objetivo. Bélgica y Francia se sumaron a la estrategia el mes pasado, arrancaron con 700 y 200 investigadores, respectivamente.

Otros países que han desarrollado sustancialmente sus capacidades de contacto y distanciamiento son Islandia —Reikiavik armó un ejército de 44 “rastreadores” por 100 mil habitantes—, Irlanda, Escocia, Luxemburgo, Turquía, Austria, Holanda y España —concretamente Madrid y Castilla La Mancha—. Más allá del Viejo Continente, Corea del Sur, Australia y Singapur cuentan con programas similares.

“Debido a que el contacto cara a cara no es posible por la forma de transmisión del virus, el teléfono se convierte en el vehículo para el contacto humano; hace el proceso más rápido y menos costoso”, indica la investigadora.

Perfil

La epidemióloga Vandamme asevera que los encargados de realizar las llamadas deben mostrar sobre todo compasión y ser capaces de entender a la persona contactada, porque la llamada puede generar miedos y preocupaciones. Además, los agentes tienen que recibir capacitación adecuada, debido a que muchos de los involucrados intentarán no responder o eludir las preguntas.

“No sólo debe conocer la enfermedad y cómo se transmite, también tener conocimiento sobre la naturaleza humana y los impactos que pueda tener en una persona el recibir una llamada de este tipo.

“Los infectados pueden ser reacios a mencionar nombres si saben que probablemente serán puestas en cuarentena. Lo ideal es que los contactos sean evaluados y los negativos no sean aislados”, dice.

Asegura que los centros de llamadas sólo podrán cumplir sus funciones epidemiológicas si la cifra de contagios es baja; de lo contrario, no habrá personal capaz de cubrir la demanda. “Las medidas de confinamiento sólo deben levantarse cuándo el número de nuevos enfermos es lo suficientemente bajo; es decir, cuando hay menos casos, defunciones y hospitalizaciones”.

Antifraude

El tratamiento de los datos personales es un tema altamente sensible en la Unión Europea, una región que se encuentra al constante acecho de una delincuencia organizada que está explotando la pandemia, según la Europol.

“Las preocupaciones son válidas [sobre seguridad y manejo de la información], lo crucial es desarrollar una campaña de información apropiada que explique qué va a ocurrir, qué deben esperar, qué van a preguntar, qué deben responder, qué va a ocurrir con las personas que menciones, cómo se resguardarán los datos y por cuánto tiempo”, explica Vandamme.

En el caso de Bélgica, señala, sólo se hacen llamadas desde un número, lo cual ofrece certeza y permite que cualquier intento de contacto procedente de otro sea considerado fraudulento.

“El objetivo de la campaña no sólo debe ser la generación de confianza, también aclarar por qué se necesita y qué van a hacer con los datos recabados. Todo esto, en palabras muy sencillas”, dice.

Tecnología complementaria

A la par de los centros de contacto, los países están implementando aplicaciones de rastreo para móvil. En Francia, StopCovid fue activada el 2 de junio y arrancó con 600 mil descargas. La herramienta digital consiste en que el usuario recibe vía bluetooth una alerta en caso de que haya estado cerca de otro que haya dado positivo al virus.

“El rastreo de contactos es una técnica habitual en epidemiología y no exclusiva para el coronavirus; por ejemplo, se utiliza en el caso de la tuberculosis. “Sin embargo, la diferencia es que el Covid-19 se expande mucho más rápido, por lo que probablemente se requiere la combinación entre una app y un sistema manual de rastreo”, abunda.

Menciona que puede darse el caso de que muchas personas no sepan o no recuerden con quién tuvieron contacto en las últimas dos semanas, por lo que una aplicación puede ayudar, aunque no será suficiente, “se requiere del humano como intermediario”.

Afirma que la comunicación interpersonal también contribuye a generar confianza en el sistema y disminuir el riesgo de provocar pánico.



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