Preservan tatuajes ¡de muertos!
Los que quieren tener más de una urna en la repisa de su chimenea para recordar a su tía favorita ahora pueden en vez optar por enmarcar su tatuaje en la pared.
Save My Ink (salvar mi tinta) está permitiendo a sus clientes decidir cuál de sus tatuajes quieren que sea preservado para la posteridad para dárselo a sus familiares como un recuerdo de ellos, informó Mirror.
La piel pintada es sometida a un proceso químico y enzimático que altera permanentemente la estructura química de los tejidos y detiene su descomposición.
Hasta ahora el servicio, que fue lanzado oficialmente en Estados Unidos la semana pasada, ha conservado con éxito 21 tatuajes - con 100 por ciento de precisión.
El fundador de la compañía, Charles Hamm, de 60 años de edad, también conocida como la Asociación Nacional para la Preservación del Arte de la Piel, dijo que esperan poder atender a los entusiastas del tatuaje en todo el mundo.
El ex asesor financiero de Charles, de Cleveland, EU, creó la asociación después de darse cuenta de cuánto tiempo y dinero había invertido en sus tatuajes.
"Tengo más de 150 horas de trabajo de tatuaje sobre mí, casi he cubierto todo la parte superior de mi cuerpo, con excepción de mi cuello y la cara", explicó.
"Usted nunca quemaría un Picasso o cualquier otra obra de arte en la que invirtió y le apasiona. Un tatuaje es también arte con una historia única, justo en un lienzo diferente".
El proceso sólo está disponible para los miembros de la asociación, que deben pagar una cuota de inscripción de 115 dólares y cuotas anuales de 60 dólares antes de registrar un tatuaje para su conservación.
Después de una muerte, los familiares tienen 18 horas para informar a Save My Ink, que enviará un kit de extracción con instrucciones y embalaje pagados a la funeraria.
El tatuaje es extraído en un plazo de 60 horas por el embalsamador y enviado de vuelta a la empresa, que devolverá el material a la familia dentro de tres a seis meses.
Sólo las personas vivas pueden elegir que sus tatuajes sean preservador tras su defunción, y la asociación se niega a preservar tatuajes de la cara o los genitales.