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Presencia comanche en el bajo río Bravo

Presencia comanche en el bajo río Bravo

A finales del siglo XVII uno de los 32 grupos indígenas que adoptaron la cultura ecuestre en las Grandes Llanuras de los Estados Unidos fueron los comanches.  Los comanches se desprenden de los  shoshones orientales que habitaban al pie de las Montañas Rocallosas en la parte del río Wind, una afluente del río Plate  en el estado de Wyoming.  Su lengua formó parte del grupo Númico originario de la Gran Cuenca Nevada.  Este grupo fue parte de las ocho ramas de la familia lingüística Uto- Azteca o Yuto-Náhuatl. De la cultura de esta familia lingüística, los comanches,  fue la única en adoptar la forma de vida ecuestre en las Grandes Llanuras.  En México el tepehuano, tarahumara, cora, huichol, yaqui y náhuatl son también algunas de las lenguas de esta familia.  

Los comanches obtuvieron adaptación ecuestre en unas cuantas décadas,  dominando un amplio territorio entre las faldas de la Rocallosa en Wyoming hasta el Llano Estacado al norte de Texas y Nuevo México, donde son documentados por primera vez en 1706.  Para 1743 se encontraban  peleando con sus enemigos los lipanes en el centro de Texas.

En el  siglo XVIII se conocen tres divisiones comanches: yamparika, kotsotika y comanches orientales; siendo estos últimos los que llegaron a incursionar hacia las partes del Nuevo Santander y Nuevo León.  Para el siglo XIX se registran alrededor de una docena de divisiones  comanches, de los cuales los panateka (comedores de miel) son los que llevan la depredación en el bajo río Bravo, aunque otros como los yanparikas  estuvieron presentes en Laredo. 

La parte entre Laredo y Revilla fue la región más afectada, sobre todo en el Carrizal, ya que era el principal cruce del río para las invasiones en Nuevo León por los comanches, que empiezan sus incursiones  hacia esta región un poco después de las lipán apache durante las últimas décadas del siglo XVIII.

SAQUEOS SIEMPRE

Mientras que las irrupciones al  río Bravo  dentro del  ciclo de subsistencia lipán apache eran durante primavera y verano, el ciclo de saqueo comanche ocurría  durante el  invierno.  Los ciclos opuestos entre estas dos culturas correspondían a que el aprovechamiento del bisonte era en diferentes estaciones y en diferentes partes de las Grandes Llanuras.  Los comanches aprovechaban  el bisonte cuando formaban las grandes manadas en primavera y verano dentro de la llanura durante el ciclo de crianza y apareamiento, mientras que el lipán apache aprovechaba la migración del bisonte hacia el sur en el invierno,  buscando clima templado en las márgenes de Llanura sureña en Texas.

Los jefes comanches solían visitar Laredo  desde los primeros años del siglo XIX y con frecuencia quebrantaban sus ofrecimientos de paz.  En 1836 empezaron los saqueos en la costa de  Matamoros.  Los eventos históricos de los comanches están cercanamente ligados al poblamiento anglosajón en el oeste de América del Norte en donde hubo una reacción en cadena  en  el desplazamiento de las diferentes tribus de las Grandes Llanuras.  Durante el tiempo que duró la República de Texas los comanches hicieron una intensa sublevación en contra de los colonos anglosajones y en contra de los poblados en estados mexicanos colindantes,  debido a una masacre de jefes tribales en San Antonio Texas en 1840, mientras que los lipanes apoyaban la causa tejana.  Entre 1840 y 1841 Nuevo León fue severamente castigado por  las incursiones comanches.  

Consta en documentos existentes en los Archivos de Reynosa y Matamoros  que el saqueo más extenso fue en 1843 en el bajo río Bravo, cuando el vecindario entre el río Nueces y el Bravo fue visitado por la banda del jefe comanche Santa Anna con el pretexto de adquirir caballada mesteña. Según diferentes documentos del archivo de Laredo, este jefe y alrededor de 500 guerreros habían celebrado en Laredo un tratado de paz al principio de año.  En 1844, los atracos llegaron a su máximo cuando las partidas de comanches cruzaban por todos los cruces del río.  En ese año se llevaron casi toda la caballada de los ranchos del vecindario de Matamoros, además de vacas, cabras y un número considerable de mujeres y niños, dejando una estela de hombres muertos y sin bestias para perseguirlos.    

Las distancias que recorrían eran tan extensas que era casi imposible su persecución.  Una de éstas, a finales de 1832 y principios de 1833, fue narrada por Manuel La Fuente de la compañía de Laredo que junto con compañías de Aguaverde,  Bavia y  Río Grande recorrieron el extenso territorio hasta las márgenes del río San Saba en Texas, en un viaje de 72 días, perdiendo más de la mitad de los 110 caballos que se les habían entregado prestados  para la campaña.  Algunos de estas bestias venían de  las villas de Camargo y Reynosa.

tratado baja los ataques

Las irrupciones comanches empezaron a disminuir en Tamaulipas después del tratado de Guadalupe en 1848, aunque estas continúan en el noroeste de México durante la última parte del siglo XIX.   A diferencia de los lipanes que habían logrado asimilarse a la cultura hispana del noreste de México y sur de Texas, los comanches no tuvieron el acercamiento a la cultura colonial hispana ni a al conocimiento de su lengua española. 

Finalmente los comanches se retiraron hacia  el Llano Estacado en el norte de Texas donde sufrieron casi su exterminio debido a epidemias, ataques de los rangers de Texas y del ejército americano.

Durante la segunda mitad del siglo XIX esta población fue reducida a menos de 1600 personas.   El fin de la adaptación indígena en las Grandes Llanuras se le adjudica a la introducción del fusil de repetición entre 1865 y 1875, cuando la población del bisonte fue disminuida  por los cazadores de pieles de 15  millones a menos de un millón.  Actualmente viven  casi 10, 000 comanches en Lawton Oklahoma.

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