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Pioneros del contrabando

En 1848, los habitantes de Villa de Reynosa se rebelaron por los altos aranceles que les impedía el “libre comercio” con el vecino norteño, y fueron apoyados rápidamente por contrabandistas, hacendados y comerciantes en ambos lados del río

Durante la guerra entre México y los Estados Unidos de 1846 a 1848, en el territorio inmediato al río Bravo surgió un intercambio comercial lucrativo para los mercaderes de ambos lados de la naciente frontera. Esta comercialización permitió al fronterizo a consumir productos importados de calidad de bajo costo. Al retirarse las tropas norteamericanas, el gobierno centralista en México reinstaló los antiguos aranceles impositivos, estrangulando al comercio naciente. La población local, que sufría de continuas depredaciones de los indígenas apaches y comanches, además de cuatreros provenientes de Texas, respondió con violencia. Entre 1851 y 1853, los nuevos vecinos patrocinaron un movimiento para la  creación de un estado conocido como la “República  de la Sierra Madre”. El episodio histórico es mencionado también como la “Guerra de los Mercaderes”.

Pioneros delcontrabando

El grupo militarizado recorría todo tipo de caminos, carreteras, senderos y cruces por donde contrabandistas pudieran introducir mercancías clandestinamente. En esos años en el área de San Lorenzo de la Mesa (el actual Nuevo Progreso), que pertenecía a la Jurisdicción de Reynosa, se formó la Comisión Ambulante e Indígena, constituida principalmente  por miembros de la etnia karankawa, refugiados que venían de la costa central de Texas.   

  El Plan de la Loba

Debido a los altos aranceles implantados desde 1845, el reclamo fronterizo no se hizo esperar ante la posición del gobierno centralista. La protesta de los habitantes se hizo a través del famoso Plan del Campo de La Loba, liderado por José María de Jesús Carvajal. La proclama fue presentada en una ranchería cerca del antiguo pueblo de Guerrero, Tamaulipas, en septiembre de 1851. Dentro de los 12 artículos del Plan, las demandas populares pedían el retiro del ejército federal, una reducción en los impuestos aduanales, anulación a la prohibición de intercambio comercial y sobre todo la eliminación de las grandes multas por contrabando. Demandaban también que se permitieran ciertos productos libres de aranceles. En el artículo 8º se pedía el establecimiento de la Aduana en Villa de Reynosa, comprometiendo a sus habitantes a apoyar la causa.

El pronunciamiento originalmente fue aplaudido por la población a  lo largo del río Bravo, pero rápidamente se entendió que el apoyo financiero provenía de contrabandistas, hacendados y comerciantes  en ambos lados del río. Entre los comerciantes que apoyaba la causa se encontraba el fundador de Brownsville, Charles Stillman, quien años después  sería uno de los hombres más acaudalados  del continente. El pequeño “Ejército Libertador de las Villas del Norte,” como se conoció al grupo de  Carvajal,  estuvo  compuesto  originalmente por 400 norteamericanos y 300 mexicanos. El grupo de americanos lo conformaban filibusteros, mercenarios y  “exrangers” de Texas.  El grupo donde venía el mayor Alfred H. Norton estaba formado de 70 a 80 individuos, provenientes del estado Kentucky. Estos filibusteros trataron de  zarpar  de la Isla Mustang, cerca de Corpus Christi, a combatir en una guerra en Cuba.

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La guerra de los mercaderes

 El grupo de Carvajal se apoderó fácilmente de Camargo, donde se le unieron simpatizantes de Mier y Guerrero. El grupo reforzado con otros grupos de americanos, que fueron llegando a Camargo, marchó sobre Reynosa entrando sin ninguna resistencia el 6 de octubre de 1851. El alcalde de Reynosa, Manuel de la Viña, era adepto al Plan de la Loba. Ahí, el ejército adquirió municiones, provisiones, incluyendo un cañón de seis libras. Carvajal eliminó los aranceles de los productos básicos, bajo los impuestos de los bienes de lujo y publicó en la Gaceta del Estado de Texas los motivos del levantamiento.

El 20 de octubre el Ejército Libertador, que ya sumaba más 1,000 hombres, comenzaron las hostilidades en Matamoros en contra de los centralistas comandados por el  general Francisco Ávalos; el cerco duró diez días. El 30 octubre, el ejército de Carvajal retrocedió en desbandada  al enterarse de la proximidad de dos columnas: la de Victoria y Tula comandada por el general  Antonio Canales y la de Monterrey por el general José López Uraga. Curiosamente en ese entonces, los hijos de Antonio Canales, José María y Servando, luchaban con el Ejército Libertador de Carvajal.

Carvajal puso sitio a las tropas centralistas del general Antonio María Jáuregui en Cerralvo entre el 24 y 27 de noviembre de 1851. Después de una batalla costosa en vidas mexicanas y norteamericanas, decide retirarse hacia Guerrero para buscar refugio del otro lado del río Bravo.  Pues se acercaba desde Matamoros una  columna centralista con más de 1,000 combatientes, liderada por el general José López Uraga.

El último enfrentamiento del Ejército Libertador ocurrió el 21 de febrero de 1852 a 1.5 kilómetros al norte del pueblo de Camargo. Como a las tres de la tarde se confrontaron alrededor de 250 hombres de Carvajal en contra 500 soldados del general Antonio Canales, que se encontraban acuartelados en el pueblo. La batalla fue una emboscada cerca del río San Juan, preparada por las tropas de Canales. Los soldados voluntarios de Carvajal salieron en desbandada, terminando en ese momento el futuro de la República de la Sierra Madre. José María de Jesús Carvajal se convirtió en fugitivo, siendo perseguido por las autoridades de ambos países




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