Persiste el miedo a hacerse la prueba
Se abstienen de someterse al examen médico por temor a la discriminación
Preocupa. Aun y en la era de la tecnología, todavía hay miedo a ser discriminado y prefieren no hacerse la prueba del VIH-Sida.
De acuerdo a datos de la ONUSIDA, aunque hay avances en el tema, los principales obstáculos para la realización de las pruebas del VIH, son el estigma y la discriminación, ya que estudios realizados entre mujeres, hombres, jóvenes y poblaciones clave, han revelado que hay temor a que se les vea acceder a los servicios.
De la misma forma -si se les diagnostica- la enfermedad, hay temor a que la información se comparta con familiares, amigos, parejas sexuales o la comunidad en general, por lo cual prefieren no acudir a solicitar la prueba.
El acceso a las pruebas del VIH es un derecho humano básico, por lo que se ha pedido a los gobiernos de todo el mundo garantía de confidencialidad en las pruebas y los servicios de tratamiento, el despliegue de una combinación óptima de estrategias de prueba del VIH para llegar a las poblaciones más necesitadas y la integración con otros servicios de salud.
El informe de la ONUSIDA, demuestra que la aplicación de estas medidas contribuirá en gran medida a garantizar que todas las personas que viven con el VIH o que están infectadas por el virus tengan acceso a los servicios necesarios para salvarles la vida.
El informe da a conocer además que la mayor número de personas VIH-positivas han podido acceder a pruebas y medidas de tratamiento del VIH.
En 2017, tres cuartas partes de las personas que vivían con el virus, el 75 por ciento conocían su estado, frente a los dos tercios, 67 por ciento de 2015.
En informe muestra que 9.4 millones de personas VIH-positivas todavía no conocen su estado serológico, por lo que deben someterse con urgencia a los servicios de prueba y tratamiento.
Para controlar de manera eficaz la carga viral, las personas que viven con el VIH deben tener acceso a las pruebas correspondientes cada 12 meses.
Las pruebas de carga viral son un elemento esencial en la supervisión del tratamiento del VIH.
La cobertura de las pruebas de carga viral pasó del 14 por ciento en 2015 hasta el 66 por ciento en 2017, y se prevé que alcance el 75 por ciento a finales de 2018.
