Vulnerabilidad creciente frente a Estados Unidos

Acciones de la Guardia Nacional, persiguiendo y deteniendo migrantes en las fronteras norte y sur

La visita del canciller Pompeo a México, de camino hacia otros países de América Latina, se esperaba con inquietud. Se cumplían los famosos 45 días fijados para evaluar el resultado de los compromisos asumidos por México en Washington el pasado 7 de junio en materia de migración. No fue sorpresivo que el canciller de Trump se declarara satisfecho con los esfuerzos mexicanos en ese ámbito. Tampoco fue sorpresivo que fuera evidente su indiferencia para tratar otros temas, de interés para México, que Ebrard quiso introducir en la conversación.

No hubo un comunicado conjunto. Lo que pasó, aparte de declaraciones generales de Pompeo sobre los buenos vecinos que somos, se deduce de declaraciones de Ebrard. En ellas dio a conocer los puntos que México introdujo en las pláticas: conveniencia de abordar conjuntamente el problema del tráfico de armas hacia México que tiene como principal destinatario al crimen organizado; necesidad de revisar medidas que entorpecen las exportaciones de productos perecederos mexicanos, en particular el jitomate; el destino de los bienes incautados al narcotraficante Chapo Guzmán.

Vulnerabilidad creciente frente a Estados Unidos

Sin embargo, una cosa es colocar un tema en la conversación y otra, muy distinta, que el interlocutor se entusiasme y asuma compromisos al respecto. Pompeo no hizo ningun pronunciamiento sobre los temas colocados por Ebrard. El único resultado concreto fue que México mantenga sus actividades para contener a los migrantes que buscan llegar a la frontera sur de Estados Unidos.

Las acciones de la Guardia Nacional, persiguiendo y deteniendo migrantes en las fronteras norte y sur, han dado resultados en el número de deportaciones desde México (50% más) y disminución de los centroamericanos detenidos por las autoridades estadunidenses (36% menos). Pero el capítulo no se ha cerrado. Pompeo simplemente postergó por otros 45 días la evaluación de la estrategia mexicana. La amenaza de aplicar aranceles generalizados y progresivos o exigir la firma de un acuerdo para ser tercer país seguro sigue presente.

Por lo que toca al apoyo para el desarrollo integral de Centroamérica, respecto a lo cual se tenían ciertas esperanzas según declaraciones de Ebrard unos días antes, el tema fue ignorado. También lo fue en el encuentro que tuvo Pompeo al día siguiente con el presidente de El Salvador. Es muy evidente que Estados Unidos bajo el gobierno de Trump no colaborará en el proyecto elaborado por la Cepal.

Así, transcurrido un primer tramo de relaciones del gobierno de AMLO con Estados Unidos, se puede advertir que México se encuentra con posibilidades escasas para resistir presiones que, seguramente, cobrarán mayor fuerza en los próximos meses. Está pendiente la ratificación del T-MEC, hay amenazas constantes sobre deportaciones masivas de mexicanos que trabajan sin documentos en Estados Unidos; es imposible pensar que Trump ha cambiado y no golpeará a México si esto le es útil para mantener y ampliar su base electoral.

Para nuestro país, contener las migraciones que atraviesan el territorio para llegar a Estados Unidos será cada vez más difícil y doloroso. Afecta la política interna por los sentimientos xenófobos que despierta entre la población (imposible evitarlo cuando las carencias de la mayoría dejan poco margen para la generosidad); provoca fisuras entre los militantes de Morena, como se advierte en las posiciones de miembros tan importantes en el Congreso como Porfirio Muñoz Ledo, y obliga a tomar responsabilidades financieras e institucionales que México no está en condiciones de enfrentar, pues no existen ni las capacidades ni el contexto político para manejar exitosamente el fenómeno, menos aún dentro de los tiempos y bajo las presiones que coloca el gobierno de Estados Unidos.