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PES, la multiplicación del escándalo

La generosidad de Morena con el partido ultraconservador constituye un error monumental

Morena lleva tres semanas ejerciendo su predominio en las cámaras legislativas entre polémicas y escándalos. Se entiende que gobernar produce desgaste, pero el partido de López Obrador está consumiendo con alarmante celeridad el entusiasmo que genera el triunfo (o, si se quiere, el beneficio de la duda).

Primero en el Senado un acuerdo vergonzoso con el gobernador y senador por Chiapas, Miguel Velasco del Partido Verde, a cambio de sus senadores, en condiciones que habrían ruborizado al propio PRI.

PES, la multiplicación del escándalo

Esta semana, en la Cámara de Diputados donde Morena también tiene mayoría, un reparto de cuotas que otorga la presidencia de las comisiones de Cultura y de Salud a su aliado el PES.

Se trata de un partido ultraconservador fundado por organizaciones evangélicas que se oponen al aborto y consideran poco menos que hijos de satanás a todos los miembros de la comunidad LGBT.

Entres las responsabilidades de la comisión de Cultura se establece la promoción “… de la diversidad cultural en todas sus manifestaciones y expresiones”, según el reglamento de la Cámara, algo difícilmente compatible con un partido que hace de la intolerancia su corpus programático y su razón de ser.

El otorgamiento de estas responsabilidades a una organización doctrinaria ha desatado una tormenta en círculos culturales, académicos e intelectuales, y no podía ser de otra manera.

El control de las comisiones de Cultura y de Salud otorga un peso significativo a estos nuevos Torquemadas en materia de definición de leyes, presupuestos y estrategias en el campo de la diversidad cultural, la sexualidad y los temas de género, entre otros.

Se trata, además, de un partido de reciente creación y efímera existencia que en su primera elección perdió el registro por falta de votos, y que tendrá presencia en las cámaras solo porque López Obrador decidió llevarlo como aliado al adjuntar su nombre en la boleta electoral.

La generosidad de Morena con el PES constituye un error monumental por donde se le mire. El gobierno de la izquierda en la Ciudad de México se había caracterizado por impulsar una agenda legislativa progresista en materia de libertades sexuales y diversidad familiar, que contrastaba con las tesis conservadoras del resto del país.

La decisión tomada por esta izquierda, ahora en el poder legislativo federal, traiciona radicalmente su hasta ahora inclinación progresista. El hecho mismo de que Morena decidiera pagar sus compromisos políticos con la cultura y la salud como moneda de cambio, revela el relativo desprecio que le merecen estos sectores. Pésima señal sobre las prioridades que podemos esperar del nuevo gobierno.

Por otra parte, más allá de la inconsistencia ideológica, la decisión habla de una terrible torpeza en materia de operación política.

Si la cuota de diputados del PES obliga a Mario Delgado, el coordinador de Morena, a otorgarle un par de comisiones, tendría que haber considerado sectores donde el peso doctrinario fuese menos decisivo. Y desde luego nada más explosivo que los argumentos y los micrófonos con los que cuenta la comunidad intelectual y cultural para dar a conocer su indignación.

Ya en campaña resultó difícil entender las razones políticas que llevaron a López Obrador a hacer una alianza electoral tan polémica con un partido impresentable. La única explicación, que no justificación, pudo residir en la necesidad de sumar indiscriminadamente todo aquello que ayudase a impedir un fraude electoral.

El problema de contraer deudas es que tarde o temprano se pagan y en ocasiones con intereses prohibitivos. La impericia de Morena ha multiplicado de manera absurda la factura política del, ya de por sí, incomprensible maridaje electoral con el PES.

López Obrador asumirá la presidencia el 1 de diciembre, pero el desdoro de su flamante triunfo ya ha comenzado.

A un mes de haber tomado el control de las Cámaras las lecciones de lo que vendrá están a la vista. Ojalá pueda aprovecharlas.