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Mi colega alemán

En una reciente conversación con un colega alemán discutimos sobre el pasado proceso político-electoral en México.

En una reciente conversación con un colega alemán discutimos sobre el pasado proceso político-electoral en México. 

En algún momento me dijo que el resultado del 7 de junio había sido una confirmación del sistema político, que eso del voto nulo era una sofisticación intelectual, que había aumentado la participación, que las alternancias se daban sin problema, que se mostraba apertura del sistema con las candidaturas independientes, que el voto de castigo fracasó y que el resultado, quizá podía no gustarnos, pero era una confirmación para el gobierno actual. Me preguntó cuál era la medida para la democracia mexicana o cómo deberíamos evaluarla. 

Mi colega alemán

En esta conversación hubo muchos temas de análisis, como el incremento de la violencia, el desencanto de la ciudadanía con la política, la desconfianza en las instituciones, el modelo partidocrático, entre otros temas de la vida política del país. Sin duda, decir que el 7 de junio dejaba un resultado importante para que el sistema pudiera seguir funcionando me dejó muchos interrogantes.

Cuando se debate sobre estas problemáticas con colegas mexicanos, se entienden los códigos, el sentido y el alcance de cada fenómeno, pero cuando los referentes se comparan con otros países se necesita un ejercicio de traducción. Varios amigos europeos me cuentan que los problemas de la democracia en sus países, (Francia, España, Alemania) se parece mucho a lo pasa en México. Por eso, la medida para evaluar a México es un reto. Lo primero que le respondí a mi colega alemán para marcar diferencias fue que: es necesario saber que si México es considerado un país democrático y un actor que juega internacionalmente con esa bandera, se hace indispensable que la violencia política disminuya y no aumente, como sucedió en durante este proceso en donde asesinaron a 26 personas entre ellos a varios candidatos; que tengamos un pluralismo mediático y no que se cierren espacios, como sucedió con el programa de radio de Aristegui; que no se asesine a periodistas; que la ley se cumpla y que la autoridad la haga cumplir y no sea cómplice y protector del que viola la legalidad, como sucede con una parte del INE y del Tribunal Electoral con el Partido Verde. Es urgente combatir la corrupción, base para la fuga de El Chapo Guzmán. 

Para continuar, podemos discutir sobre el tipo de representación que tenemos. Los procesos de globalización le han quitado capacidades y fortalezas a los sistemas políticos. Este proceso genera que la representación democrática tenga problemas para legitimar el vínculo entre representantes y representados. En estos tiempos la “normalidad” es que haya descontento con los representantes. 

@AzizNassif 

(*) Investigador del CIESAS/El Universal