Editoriales > ANÁLISIS

Los colores de la bandera

La cultura náhuatl no fue la primera que pobló las planicies del Anáhuac, acaso ni la más importante; pero, le tocó vivir la llegada de los españoles y con ellos crear una nueva cultura que se acendra con el paso de los siglos

Poco se ha abundado en cuanto al origen de los colores de la bandera nacional: verde, blanco y rojo.

Con más frecuencia que lo deseado, se echa mano de explicaciones con cierta dosis de ingenuidad, como aquella que se atribuye a Agustín de Iturbide en la que explicaba que los colores de la bandera trigarante con la cual entró triunfal a la Ciudad de México, simbolizaban la esperanza de los mexicanos por lograr la paz luego de once años de cruentas luchas; la pureza de la religión y la sangre derramada.

Los colores de la bandera

Esta explicación cae por su propio peso cuando se percibe que los tres colores de la enseña patria ya estaban plasmados desde 1531 en la imagen de la Virgen de Guadalupe (Vitrales de Nuestra Señora de Guadalupe en Reynosa). En las alas del ángel con los brazos abiertos que sostiene con el derecho los pliegues de la túnica y con el izquierdo los del manto, se ven las plumas verdes, las plumas blancas y las plumas rojas. Dado el carácter simbólico de la imagen que sincretiza a tres razas y dos culturas, habría que reconocer que el orden del verde, blanco y rojo tiene raíces más profundas y significativas.

La cultura náhuatl no fue la primera que pobló las planicies del Anáhuac, acaso ni la más importante; pero, le tocó vivir la llegada de los españoles y con ellos crear una nueva cultura que se acendra con el paso de los siglos. La mitología náhuatl dice que Ometecuhtli y Omecihuatl, sintetizados en Ometéotl, la pareja creadora, principio dual, masculino y femenino, reconocido en la cultura náhuatl, vivieron en el decimotercer cielo y engendraron cuatro hijos, a partir de los cuales se crea la tierra y su población. 

Para el efecto de tratar sólo lo relacionado con el tema, el segundo hijo de la dualidad creadora fue Tezcatlipoca Rojo, también llamado Camaxtle y el cuarto, Tezcatlipoca blanco o Quetzalcóatl, quienes en adelante serán identificados como Tezcatlipoca y Quetzalcóatl. El primero representaba lo material, lo malo, lo oscuro; era el tentador de los hombres para incitarlos al mal y luego castigarlos por sus pecados, mientras que Quetzalcóatl, era relacionado con lo espiritual, con la virtud, con las artes. Juntos, los hijos de Ometéolt, rojo y blanco, complementaban la dualidad antagónica con que la visión cosmogónica azteca explicaba el mundo. Ambos vivían en constante enfrentamiento buscando dominar.

Pero, ocurrió que cierto día vieron asomar a un gran monstruo marino que habitaba en la profundidad de los océanos y entonces unieron sus fuerzas y habilidades para cazarlo. El dios rojo puso su pie como señuelo para atraer a la bestia y el dios blanco le dio caza, sacándolo del agua. Así se formó la tierra que muy pronto se pobló de mucha vegetación para dar alimento a los hombres y a las demás especies. De ahí la importancia de los colores verde, blanco y rojo que con frecuencia aparecen en códices aztecas.

Seguramente que ahora que se ha dado un nuevo vigor a la investigación histórica aparecerán otras versiones del origen de los colores de la bandera nacional, dando luz a nuevos conocimientos sobre la espléndida grandeza de los pueblos nahuas que vivieron ligados a la tierra y tuvieron extraordinarios conocimientos astronómicos y medicinales que la torpeza de algunos conquistadores casi destruyó.

Por lo pronto, hay que recordar que al fin del Primer Imperio Mexicano y la creación de la República federal, representativa y popular, el primer presidente de México, don Guadalupe Victoria, quitó la corona al águila real y mantuvo las franjas de colores. Don Benito Juárez, a mediados del siglo XIX, cambió el significado de sus colores como consecuencia de la separación del Estado de la Iglesia, para darles un sentido secular Verde: Esperanza; Blanco: Unidad y Rojo: la sangre de los héroes nacionales.

Fue el 24 de febrero de 1984, cuando entró en vigor la nueva Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales, en la que se establece: Artículo 3o.- La Bandera Nacional consiste en un rectángulo dividido en tres franjas verticales de medidas idénticas, con los colores en el siguiente orden a partir del asta: verde, blanco y rojo. En la franja blanca y al centro, tiene el Escudo Nacional, con un diámetro de tres cuartas partes del ancho de dicha franja. La proporción entre anchura y longitud de la bandera, es de cuatro a siete. Podrá llevar un lazo o corbata de los mismos colores, al pie de la moharra. Un modelo de la Bandera Nacional, autenticado por los tres poderes de la Unión, permanecerá depositado en el Archivo General de la Nación y otro en el Museo Nacional de Historia. Disposición vigente a la fecha.

Este día, con el corazón inflamado de patriotismo, los mexicanos celebran el Día de la Bandera Nacional.