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EPN no pone el ejemplo ‘Austeridad’ senatorial

Tenemos un Presidente que no pone el ejemplo. Y eso, lamentablemente, dice mucho. 

Ayer, con 409 votos a favor, se aprobó en la Cámara de Diputados el famosísimo Sistema Nacional Anticorrupción. Caigo en un cliché al escribirlo, pero así es y lo creo: “es un buen paso para adelante, pero falta mucho”. Frase que sin duda usted ha escuchado una y mil veces. 

EPN no pone el ejemplo ‘Austeridad’ senatorial

Es un logro que el Sistema que hasta hace unos días el PRI obstaculizaba en muchos temas, ayer finalmente haya pasado, sí. Es un triunfo de la política posible, pero la que necesitamos con urgencia. 

Es un logro del nuevo diseño institucional, que la Auditoria Superior de la Federación tenga más dientes y pueda auditar en tiempo real; que no prescriban delitos sino hasta los 7 años; que —algún día, pero no este sexenio— el Senado tenga que ratificar al secretario de la Función Pública; también el Tribunal de Cuentas; un sistema profesional de carrera de auditores externos; el cambio de la Ley General de Responsabilidades Públicas para obligar a servidores a presentar declaraciones patrimoniales y de intereses; una coordinación del Sistema que permitirá emitir recomendaciones y darles seguimiento. 

Todo eso está muy bien. Y sí, abre un horizonte que no existía en el país. 

Pero me queda un mal sabor de boca que no se haya atrevido la mayoría de los legisladores a tocar el artículo 108. Ese que dice y que seguirá diciendo que el Presidente sólo puede ser acusado de “traición a la Patria y delitos graves del orden común”. 

Es decir, mucho Sistema Anticorrupción pero el Presidente decidió —que finalmente, no nos hagamos, todo pasó por el voto de Los Pinos, y como dijo ayer el diputado Héctor Gutiérrez de la Garza, nada se hubiera hecho sin el PRI— que no se sujetará a él. 

Paradoja. ¿No le acaba de decir a los gobernadores que hay que “jalar parejo” al regañarlos en la reunión de la Conago de esta semana de apoyarse demasiado en la Federación? Dijo que “no cabe hacer excepciones, no cabe nadar de muertito”. No suena congruente Enrique Peña Nieto. 

Tenemos un sistema aun extremadamente presidencialista. Y eso también contrasta con otras economías del mundo donde los titulares del Ejecutivo sí son sometidos a todo tipo de revisiones. Donde no tienen una categoría aparte, casi de realeza, como aquí. Sí pasan por quitarles un fuero, pero si se los quitan y deciden juzgarlos, son como cualquiera. 

Como sea, aún falta un largo camino por recorrer: aún falta que se apruebe en la Cámara de Senadores y después que las legislaturas estatales lo aprueben en mayoría. 

Y ahí está otro detalle: muchos gobernadores, algunos en público y muchos más en privado, no les gusta nada esto de que ahora vengan a auditarlos, la coordinación fiscal. Argumentan que se viola la “soberanía estatal”. Bullshit, dirían los gringos: lo que pasa es que ya les encantó vivir en la opacidad. 

Es una batalla aún de pronóstico reservado porque como bien dijo la diputada Luisa Alcalde, “el diablo se esconde en las leyes reglamentarias”. ¿Se imagina la lucha para cambiar la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos? 

Es un tema que seguirá: la semana que entra se discutiría la hermana gemela de este sistema —la reglamentación de la reforma en transparencia— en la Cámara de Senadores. 

Los senadores de este país, bien solidarios, decidieron hacer un recorte de sus sueldos: 100 pesos mensuales. Me preocupan: ¿cómo sobrevivirán?, ¿habrá que inscribirlos a Progresa en Sedesol?, ¿tendrán que salir a botear para completar la quincena? 

¿Tú también, Carlos? “Es un capítulo en la historia de México, muy lamentable y muy triste… (que) se tiene que superar en Guerrero y en el país”: no es Carlos Salinas, sino Carlos Navarrete, presidente del PRD. 

Una mala noticia: ayer fue nombrada Arely Gómez como subprocuradora jurídica de la PGR. La senadora se había ganado la confianza de muchas organizaciones y activistas que impulsan el tema de la transparencia. Escuchaba, atendía. Ahora todo quedó en manos de Pablo Escudero, del PV… y bueno de los senadores que están en las comisiones dictaminadoras.  No estaba en México, pero sí estaba. Esa es más o menos la respuesta oficial a las críticas de que Eduardo Medina Mora, ahora candidato a ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no cumple con el requisito de vivir los dos últimos años en México. 

Y es que mire, sí dormía, respiraba, vivía, comía, caminaba y hablaba por las calles de Londres y luego de Estados Unidos peeeero digamos que llevaba su “mexiquito por dentro” porque… como era nuestro embajador su residencia no cambia, legalmente. 

¿Alguien duda que es terna de uno la que se va a discutir en el Senado? 

A todo esto, le recomiendo leer el artículo de ayer en El Universal de Pedro Salazar Ugarte. Tiene razón: no hemos escuchado las razones del Presidente para nombrar a Medina Mora por escudarse en una terna. Sería importante que nos dijera sobre todo porque habrá otros dos nombramientos en la SCJN este año. ¿El qué tipo de tribunal constitucional quiere? Digo, al menos para saber.