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Descomposición y esperanza

Dice Enrique Peña Nieto que la crisis generalizada del Estado mexicano sólo existiría en nuestras “cabezas” e insiste en culpar a Andrés Manuel López Obrador y su supuesto “populismo” por todos los males del país

Dice Enrique Peña Nieto que la crisis generalizada del Estado mexicano sólo existiría en nuestras “cabezas” e insiste en culpar a Andrés Manuel López Obrador y su supuesto “populismo” por todos los males del país. Y en un esfuerzo sumamente peligroso que muestra su gran desesperación, el Presidente en funciones también ha buscado confrontar las Fuerzas Armadas directamente con el tabasqueño. 

Felipe Calderón también se ha sumado a la feria de ataques en contra de quien encabeza todas las encuestas pre-electorales, recurriendo a su muy sobado y desgastado discurso fantasioso de que López Obrador se parecería a Hugo Chávez y que por lo tanto sería un “peligro para México”. 

Descomposición y esperanza

Darían risa estos esfuerzos por distraer la atención ciudadana del enorme fracaso de los gobiernos del PRIAN si no fueran tan indignantes y cínicos. Resulta que los responsables por la total descomposición del país ahora quieren culpar al hombre a quien ellos mismos le han robado la presidencia en dos ocasiones y que no ha ocupado un solo cargo público desde hace más de una década.  

Por ejemplo, de acuerdo con el Gobierno de los Estados Unidos, el fiscal general de Nayarit, Édgar Veytia quien gozaba con un nombramiento del Congreso del Estado hasta el año 2020, es uno de los capos del narcotráfico más importantes en su estado, de mayoría PRIista, y que conspiraba para la manufactura y la distribución de cocaína, heroína, metanfetaminas y mariguana. 

El Gobernador de Chihuahua, Javier Corral, ha informado que el cobarde asesinato de Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada en el estado, habría sido motivado por la “narcopolítica”. De acuerdo con Humberto Moreira, expresidente del PRI y quien fue detenido el año pasado en España bajo acusaciones de lavado de dinero, Felipe Calderón robó la presidencia a López Obrador en 2006 por medio de un fraude descarado. 

El exgobernador panista de Sonora, Guillermo Padrés, se encuentra hoy recluido en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México, acusado de delincuencia organizada, defraudación fiscal y operaciones con recursos de procedencia ilícita. Tanto Javier Duarte como César Duarte, exgobernadores PRIistas respectivamente de los estados de Veracruz y Chihuahua, hoy se encuentran prófugos de la justicia, acusados también por desvíos millonarios de dineros públicos y privados. 

El gobernador suplente de Javier Duarte en Veracruz, Flavino Ríos, hoy se encuentra encarcelado y sujeto a preso penal por tráfico de influencias, abuso de autoridad y encubrimiento. Mauricio Audirac, secretario de Finanzas de Veracruz durante la administración de Duarte, fue detenido el pasado miércoles por el delito de coalición de servidores públicos para violar la ley. 

Mientras, la violencia en contra de los periodistas se ha aumentado de manera escalofriante durante 2017.

Es hora de que Calderón y Peña finalmente acepten su derrota. Ellos son los responsables por la total descomposición de la República y es tiempo de que se vayan a sus casas, sin pensión alguna de parte del Estado desde luego. 

Los ciudadanos libres hemos llegado a la conclusión de que para reestablecer la institucionalidad democrática y la justicia social es necesario probar algo nuevo. Ya no queremos más de lo mismo. 

Respetamos al pueblo uniformado, pero no permitiremos que los generales nos gobiernen a punta de pistola. Respetamos las instituciones y las leyes, pero exigimos que sirvan a la justicia y al pueblo en lugar de a la impunidad y el saqueo. ¡Ya basta!

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