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Cuándo hablar, cuándo callar

Los estertores del capitalismo salvaje montado sobre el ágil corcel de la globalización que va por el mundo engullendo, destruyendo, todo lo que a su paso encuentra, han llegado a las puertas mismas de esa institución milenaria que tanto bien y tanto mal ha hecho a la humanidad, dependiendo de los tiempos y de las personas en su mando: la Iglesia católica. Fuerzas retrógradas de la curia romana van por la cabeza del Papa.

Se ha incubado un creciente clamor para exigir que el papa Francisco responda a las acusaciones de su antiguo embajador en Washington, el arzobispo Carlo Maria Viganò, por encubrimiento de abusos sexuales de clérigos y mentiras sobre una reunión con la opositora al matrimonio entre personas del mismo sexo, Kim Davis, oficial del juzgado de Kentucky que se convirtió en símbolo nacional, durante su visita pastoral en 2015.

Cuándo hablar, cuándo callar

El tono que han alcanzado las palabras de los opositores al Papa Francisco, traspasa todas las formas que exige el diálogo entre partes con puntos de vista diferentes y más entre miembros de una institución en que se reconoce la jerarquía de las instancias de representación emanadas de la tradición y de la evolución canónica a lo largo de más de dos siglos de existencia. Al faltar al Sumo Pontífice, se están faltando a su mismos.

Lejos de responder a la crítica artera, el Papa se ha mantenido sereno y ha permitido que sean otras voces las que respondan, como la de Antonio Spadaro, editor de la revista jesuita La Civiltà Cattolica, ya había acusado en el pasado a algunos de los obispos católicos conservadores de dañar a la Iglesia por confabularse con evangélicos estadounidenses para promover intereses políticos y económicos ligados con el poder.

Spadaro, como otros de los partidarios del Papa consideran que cualquier respuesta sólo serviría para darles más material a los críticos que no tienen ningún interés real en la verdad; sino, que tienen como objetivo explotar la crisis de los abusos sexuales para desacelerar los planes de Francisco, que tienen como objetivo una doctrina con mayor sentido humano; más cercana a la gente, con un sentido mayormente cristiano.

Francisco también ha recibido el apoyo de todos los obispos que conforman el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile, quienes manifestaron ayer en una carta su fidelidad con el Papa Francisco. En el documento, los sacerdotes expresaron: “particularmente en este momento en que su persona está recibiendo injustos ataques como consecuencia de imprudentes apreciaciones e injustas imputaciones por parte de miembros de la misma Iglesia, reiteramos nuestro apoyo total a su Santidad”.

Por su parte, el Papa, durante la misa que ofreció en la capilla de San Martha, durante la homilía, señaló que: “la verdad es humilde, la verdad es silenciosa, la verdad no es ruidosa. Con las personas que buscan solamente el escándalo, que buscan solo la división, el único camino a transitar es el silencio”. Recordó cómo Jesús enfrentó a sus críticos quienes no razonaban, sino que gritaban y él, pasando en medio, se fue venciéndolos con el silencio. Aludiendo al tema del Evangelio del día, leyó el pasaje:

“Con su silencio Jesús vence a los perros salvajes, al diablo que había sembrado la mentira”.  Luego explicó: “Su comportamiento nos lleva a reflexionar sobre cómo actuar en la vida cotidiana cuando se crean situaciones incómodas”, haciendo una clara referencia a las circunstancias que afectan ahora a la Iglesia y su pontificado.

Posteriormente, Francisco, hablando con periodistas a bordo del avión papal, que regresaba a Roma desde Dublín, dijo que ya no diría ni una palabra sobre el documento de 11 páginas, en el que el exfuncionario religioso sostiene que el Papa debería renunciar. El pontífice dijo que los periodistas deberían leer el documento cuidadosamente y decidir por sí mismos sobre su credibilidad.