Compadre del presidente… ¿y ministro?

Me llega una nota indignada de un personaje del cual no tengo la menor duda; una fuente irreprochable. “Me lastima que hasta eso se niegue”, dice su breve nota manuscrita. 

Se refiere al hecho de que Eduardo Medina Mora haya dicho públicamente que no es compadre del Presidente Enrique Peña Nieto cuando sabe que sí porque se lo escuchó al mismo personaje en una reunión frente a varias personas. 

Aunque en esto, como en todo lo que escribí en la columna pasada sobre su desempeño público que me parece mucho más importante, también habría espacio para la interpretación porque el ahijado muy tristemente murió y quizá con ello la liga, de manera formal. El compromiso del padrino es más bien con el bautizado. 

Medina Mora y Peña, en todo caso, fueron compadres. El ahora candidato a la Suprema Corte de Justicia de la Nación bautizó al pequeño Luis Enrique, hijo que tuvo con Yessica de Lamadrid Téllez y quien murió en enero de 2007, al año de nacido y a semanas de diferencia de otra muerte importante en la vida de Peña, la de su primera esposa, Mónica Pretelini. 

Es más, según relata el libro “Las Mujeres de Peña” de Beto Tavira, Medina Mora —entonces secretario de Seguridad Pública— fue clave en acercar al médico militar que operó al pequeño de hidrocefalia antes de que muriera por un cáncer. 

De Lamadrid también trabajó con Medina Mora. Fue su secretaria privada y luego directora general de cooperación internacional, ambos puestos en la PGR. 

Por si fuera poco estas ligas hay algo más que el Presidente le podría “deber”, por así decirlo. 

Cuando llegó al poder del Estado de México en 2005, tenía sobre sí una pesada carga: las acusaciones de presunta corrupción sobre su antecesor, Arturo Montiel, que dinamitaron, por cierto, su posibilidad a ser candidato presidencial en 2006. 

Una carga, por cierto, que el mismo Presidente le ha reprochado públicamente a Montiel: 

“Me parece que él estuvo ausente para dar personalmente respuestas públicamente de todas los señalamientos de los que era objeto. Yo siempre recriminé que hubiera estado ausente; parecía que se hubiera guardado. Y quien calla, otorga”. Ver http://www.eluniversal.com.mx/nacion/193275.html 

Montiel fue investigado y exonerado a nivel local (el entonces coordinador de la bancada del PRI era Eruviel Ávila, por cierto), pero Peña también pidió que se investigara a nivel federal. ¿Quién lo hizo? Aunque la investigación inició en tiempos de Daniel Cabeza de Vaca (consta en la página de la PGR), quien dijo que no había nada fue, adivinó: Medina Mora. 

Yessica —aunque su primer nombre es Luisa— está desde hace tiempo alejada de la escena pública. Se fue a estudiar a Colombia, una maestría en Seguridad Nacional, pero quién ahora sí buscará el voto es su hermana: Hanna de Lamadrid Téllez, quien es candidata del PRI a la Jefatura Delegacional de Coyoacán. 

Ellos lo dijeron 

—De eso no (opino) porque también mi casa está pintada de blanco: Carmen Salinas, flamante candidata a diputada plurinominal por el PRI, al ser cuestionada sobre el escándalo de la Casa Blanca de EPN. 

—El Poder Judicial está herido y no sé cuánto tarde en sanar su herida por esta situación que está ocurriendo porque una vez más el PJF se vuelve refugio de políticos a modo del presidente de la República, lo cual merma mucho la figura y credibilidad de la institución: el magistrado Horacio Hernández Orozco, otro de los aspirantes a un lugar en la SCJN. 

Las revistas de sociales ya pasaron por la lupa los atuendos que utilizó la primera dama, Angélica Rivera en la visita de esta semana a Gran Bretaña. ¿Qué llama la atención? Que no usó vestidos de diseñadores mexicanos y desaprovechó esa “oportunidad para México”, por así decirlo. Optó por un Valentino valuado en 3 mil 500 dólares y un Alexander McQueen de 4 mil 500. 

También otra de las hijas de Rivera, Sofía, usó un modelo Dolce & Gabanna que ya le habían visto a la esposa de George Clooney cuyo costo aproximado es de 100 mil pesos, es decir, más que el de su madre. 

¿Quién paga estos gastos, a todo esto? 

Hablando de mujeres… nayaritas, lo sucedido el pasado fin de semana en San Blas, Nayarit no debería quedar en una simple disculpa como lo hizo (y mal) Hilario “Layín” Ramírez. 

Seguramente querido lector, lectora, sabrá que en medio del festejo de su cumpleaños, al ritmo la Banda El Recodo, y delante de todos los asistentes subió el vestido de una joven con la que bailaba. No una, tres veces. 

Él, sonriente, continuó bailando. Ella se bajó la falda; luego se la agarró y trató de impedir que se la subieran una vez más pero el alcalde lo volvió a hacer. 

Él dice que ella “es una gran amiga mía, ella y su familia. Lo digo con mucho respeto”. 

Sí, dijo respeto. Que fue al calor de la fiesta, dijo como “disculpa”. 

Es lamentable que no conozca el contenido de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, donde se castiga la violencia sexual, psicológica, física, comunitaria e institucional que a decir de expertas como Malú Micher, presidenta de la Comisión de Igualdad de Género en la Cámara de diputados, se podrían tipificar. 

Tampoco del Código Penal de su estado, y pues menos el título Décimo Tercero sobre Delitos Sexuales y su capítulo I.