Editoriales > FONDO Y FORMA (ABEL OSEGUERA KERNION)

2018-2024

El futuro gobierno enfrentará grandes retos que deberán llevarse por etapas de estabilización, cimentación y desarrollo de nuevas políticas públicas

Aun no comienza el nuevo gobierno y las críticas rapaces ya están resonando diario en las redes sociales como en  algunos medios de comunicación. Por supuesto alimentados por la especulación, pero también por los errores de algunos colaboradores de primera línea del futuro gobierno. Y si bien es cierto, éstos parecen inocentes comentarios, al final del día han llenado de buen material para quienes se han planteado como diligentes defensores de la democracia y buen gobierno.

Cosa extraña, pues mientras los gobiernos corruptos del PRI y el PAN desmantelaban y endeudaban al país desde el despilfarro de 450 millardos de dólares de excedentes petroleros hasta un endeudamiento que ya alcanza el 53% del PIB, o de una guerra contra el crimen fallida que ha convertido a la nación en un cementerio de proporciones ya descomunales.

2018-2024

Cuando eso ocurría éstos próceres del buen gobierno aplaudían o disculpaban tales atrocidades llamándolas progreso y justicia.

El futuro gobierno enfrentará grandes retos que deberán llevarse por etapas de estabilización, cimentación y desarrollo de nuevas políticas públicas. Por supuesto seis años no son suficientes para sacar al país del atolladero, pero si para encaminarlo hacia la ruta de la justicia social, que ha sido olvidada por los gobiernos de los últimos 30 años.

El Presidente López Obrador deberá echar mano de los mejores hombres y mujeres que tiene la nación para fundamentar un gobierno que genere expresiones políticas y medidas económicas a fines a las necesidades endémicas de nuestra nación.

Copiar o traer experimentos extranjeros han sido probados y la pobreza sigue creciendo, aun cuando la OCDE coloca al obrero mexicano como el más trabajador de los países miembros, incluso como el menos remunerado de acuerdo a su capacidad productiva. De tal manera el futuro Presidente deberá enfrentar no solo a los grandes intereses domésticos que esperan seguir beneficiándose a expensas de la pobreza de la mayoría, sino a los verdaderos peligros desestabilizadores de los intereses internacionales.

Ya vimos en Grecia como Tsipras se quedó temblando y amarrado como perro sin poder abandonar la Unión Europea y sacrificando a su pueblo a base de míseras migajas que le envían solo para pagar los intereses a los acreedores internacionales que continúan saqueando su país. Por eso es por demás importante que los colaboradores de primera línea del futuro gobierno sean no solo honestos y trabajadores, sino además eficientes y capacitados para llevar a cabo las encomiendas que serán sumamente complicadas y difíciles de enfrentar.

Sinceramente, yo creo que varios de los colaboradores que nombró como parte de su gabinete durante su precampaña son bastante faltos de experiencia. Esos errores que han sido engrandecidos por los detractores del futuro gobierno, fácilmente pueden ser capitalizados por esos intereses extranjeros y nacionales que se verán afectados en sus negocios.

Luego caer en un juego de despidos por errores y hacer vulnerable al nuevo gobierno bajo el esquema de la crítica pública, bueno será una medicina muy amarga pudiendo desencadenar una descalificación grave. Así como el gobierno de Fox fue calificado como nefasto por los desatinos del Presidente, el de Calderón como el de estado fallido o el de Peña por corrupto, el del López Obrador corre el riesgo de ser calificado como ineficiente.

 Cuando López Obrador fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, supo estar a la altura de generar un buen gobierno, eficiente y honesto. Pero los retos ahora son por mucho mayores y si a eso sumamos los graves problemas por los que atraviesa el país, bueno, no solo deberá ser preciso, eficiente, honesto, ágil, oportuno, institucional, sino hasta milagroso.

Por esa razón está muy a tiempo de dar una revisada profunda a sus cercanos colaboradores, quienes además han desatado un canibalismo interno que plantea muchas dudas sobre la falta de orden y disciplina que debiera imperar en un gobierno que tiene las miras puestas en una cuarta Transformación.