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• Cossío vs. Zaldívar • EPN en la Casa Blanca

  • Por: KATIA D'ARTIGUES
  • 06 ENERO 2015
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• Cossío vs. Zaldívar  • EPN en la Casa Blanca

El 2015 arrancó dividido. Ojalá lo sucedido el 2 de enero no sea preámbulo y/o cabañuela de febrero. 

En la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en maratónica e histórica sesión, los 10 ministros presentes (hay que recordar que Sergio Valls murió sorpresivamente a finales del año pasado) votaron por un nuevo Presidente del Poder Judicial. 

En 32 ocasiones, divididos por 3 recesos, empataron 5 a 5. Los finalistas fueron Luis María Aguilar, un ministro moderado de carrera y Arturo Zaldívar, un ministro progresista y externo. 

El empate sólo se rompió hasta que el Presidente saliente, Juan Silva Meza, se inclinó por Aguilar y con ello, paradójicamente, puso en duda la continuidad de su proyecto al frente de la Suprema Corte y el Consejo de la Judicatura: un periodo bastante progresista, si bien discreto. 

En la Corte dicen que fue una lucha de los ministros de carrera vs. los externos. Y es cierto en lo general, con una excepción: la de José Ramón Cossío, un ministro súper progresista, sin duda uno de los más talentosos y valientes que, sin embargo, votó por un proyecto menos de avanzada. ¿Por qué? 

La razón es personal. 

Cossío, por razones que nadie entiende del todo, tiene un encono personal con Zaldívar. Ni muerto hubiera votado por él, pese a que fueron amigos y los dos –de nuevo paradójico--comparten una visión moderna del papel del Tribunal Constitucional. 

Fueron amigos, piezas clave de la Barra Mexicana Colegio de Abogados; trabajaron juntos en el histórico proyecto de Ley de Amparo desde 1999 bajo la batuta de Silva Meza. Incluso, en 2001, en la revista “Este País” escribió juntos una serie de tres artículos sobre el proyecto de la nueva Ley de Amparo. 

¿Qué pasó? Dirán que el poder. 

En 2003, Cossío llegó a la Corte propuesto por Vicente Fox; tres años más tarde, en la última terna de Fox –que consultó con Calderón, ya electo—Zaldívar iba a estar en ella, pero a la mera hora entró María Teresa Herrera Tello,

exsecretaria de la Reforma Agraria por sugerencia de Fox. La terna fue decidida en el Senado e ingresó a la Corte Fernando Franco. 

Los ministros de la Corte por supuesto que fueron (y son) consultados sobre la terna, aunque la decisión la toma el Senado. 

Cuentan que Cossío, en este primer intento de Zaldívar por llegar, no sólo no lo apoyó, sino que operó en su contra y con ello la amistad se lastimó. 

Zaldívar llegaría tres años después, curiosamente a sustituir a Genaro Góngora, con quien rompió también (mucho antes del escándalo de su paternidad de dos niños con autismo) y al mismo tiempo que Luis María Aguilar, quien entonces le ganó a Jorge Mario Pardo Rebolledo (estuvieron peleados un tiempo; se amistaron otra vez recientemente). 

Desde entonces creció la rivalidad entre Cossío y Zaldívar. Cossío, por ser un ministro brillantemente incómodo, se quedó solo, no tenía apoyo de un grupo ni de otro: no pudo aspirar a la Presidencia por un tecnicismo que quizá, si se hubiera manejado de otra manera, hubiera saltado (después escribió que no le importaba y que ni quería); los egos no son buenos consejeros y menos en un órgano colegiado. Zaldívar sí tuvo la oportunidad. 

Pudieron haber hecho juntos una nueva era en el Poder Judicial, una mucho más cercana a la gente. 

Ganó Luis María Aguilar, que no está mal, sin duda. Pero es un ministro de carrera y se espera que le gane el tradicionalismo. ¿O quizá nos dé una sorpresa? 

Este martes 6 de enero Enrique Peña Nieto tiene reunión con Barack Obama en Washington. Será una gira de apenas unas horas donde el tema de los derechos humanos en México estará más que presente. 

¿Cómo le hará Peña para convencer a Obama, sus cercanos, incluida la prensa estadounidense, de que son un gobierno en el cual confiar y que nada que ver con gobiernos priistas corruptos del pasado? Sobre esto, no olvide leer la columna de este lunes de León Krauze al respecto, se las recomiendo muchísimo: “http://goo.gl/lweHI7” 

Es una pregunta que también será respondida en las urnas en junio próximo. Hay nada menos que 2 mil 159 cargos de elección popular en disputa: 500 diputados federales (aún 200 plurinominales); 9 gubernaturas, 641 diputados locales, 993 presidentes municipales y 16 Jefes delegacionales en el DF. 

Fuera de los nuevos partidos, nadie podría decir que son “diferentes”. Ni éstos, pero bueno… Pregunta a ser respondida después con más detalle: ¿la protesta social se volverá electoral? 

katia.katinka@gmail.com 

http://blogs.eluniversal.com.mx/camposeliseos/ 

http://twitter.com/kdartigues


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