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Unidad tamaulipeca

Quedé muy gratamente sorprendido cuando supe que en la CDMX existía una asociación, Unidad Tamaulipeca, A.C., con alrededor de 50 años de existencia, formada por tamaulipecos que viven allá y que no se olvidan de su terruño.

Quedé más gratamente sorprendido cuando supe que dicha asociación, periódicamente, entrega un reconocimiento llamado "Paquita García Manríquez" – distinguida victorense fundadora de la asociación – a aquellos tamaulipecos que ellos consideran que están haciendo algo en bien de su estado natal.

Unidad tamaulipeca

Pero me fui de espaldas cuando Omar Longoria, reynosense miembro de la asociación y, por lo que me dijo, fiel seguidor de mis columnas, me contactó para decirme que me quería "nominar" para que me entregaran ese reconocimiento. Me platicó que en el pasado dicha presea se les había otorgado a personas como Américo Villarreal (el ex gobernador), Amalia González Caballero de Castillo Ledón y el profesor Arquímedes Caballero, personalidades distinguidas de Tamaulipas.

Le dije "no sé qué criterios utilizan para aprobar la entrega del reconocimiento, pero con esto que me comentas, el solo hecho de haberme tomado en cuenta ya es para mí un gran honor".

Se llevó el proceso y finalmente se aprobó, acordándose realizar la ceremonia en la CDMX el día 9 de julio. Acompañado por mi hermano musical Rodolfo Vivián, nos apersonamos en el lugar el día acordado. 

Un dleite.

El evento fue un deleite de principio a fin. Bajo la batuta del actual presidente de la asociación, Jorge Zapata Flores, disfrutamos primero de un suculento desayuno norteño, durante el cual pudimos convivir y conocer a los miembros que asistieron. Había personas de todo el estado, Nuevo Laredo, Díaz Ordaz, Matamoros, Ocampo, Cd. Victoria, Xicoténcatl, Tampico, etc. Pero lo que nos llamó la atención a Fito y a mí fue el nivel de preparación y el acervo cultural de todos ellos. Gente muy preparada, pero a la vez sencilla y abierta. Los años allá no les han quitado su esencia norteña.

Acto seguido, se procedió a la ceremonia formal, iniciando con la entonación del himno a Tamaulipas. Como corresponde, pusimos la mano sobre el corazón y, mientras cantábamos, observaba yo emocionado a todos y no dejaba de dar gracias por poder estar viviendo esa experiencia.

El siguiente punto en el orden del día fue la presentación de mi libro. Les compartí un mensaje de la sección "Para reír" y otro de la sección "Para reflexionar". Les dije en broma "de la otra sección no les comparto porque no queremos ponernos a llorar aquí". Reseñé a grandes rasgos los doce mensajes que le dediqué a mi esposa y ahí sí, aunque no quería que ocurriera, se me salieron las lágrimas.

Al terminar la presentación se preguntó a los presentes si alguien quería comentar algo y me quedé sorprendido, muchos de ellos tomaron la palabra y me expresaron palabras bellísimas, que aumentaron más mi sentimiento de gratitud y en mi mente pensé "¿Estás oyendo, mi amor? Esto es para ti y para mí, lo ganamos juntos, porque siempre fuiste mi inspiración para escribir".

Vino ya después la entrega del reconocimiento. Me emocionó también ver que, en la sección donde se menciona el por qué de dicha presea decía, entre otras cosas "por el uso sensible de la palabra escrita para la superación y desarrollo humano en busca de una mejor sociedad". En mis palabras de agradecimiento les dije "gracias en mi nombre, en nombre de todos los que han recibido este reconocimiento antes y de todos los que lo recibirán en el futuro, porque esto es un gran aliciente para seguir trabajando en poner en alto el nombre de Tamaulipas".

Finalmente, la dedicatoria de libros, sesión de fotografías y una rica plática ya informal para estrechar lazos de amistad y de contacto.

Uno de los asistentes, Ezequiel Castillo Martínez, se había presentado antes como "decimero". Investigué, porque no estaba seguro de lo que significaba el término. Según el diccionario de americanismos, es "una especie de juglar que recita versos". Yo había visto que, mientras sus compañeros hablaban después de la presentación del libro, él escribía y escribía. Estaba plasmando en líneas lo que había percibido. Al terminar, me las leyó y regaló. Palabras también muy bellas que, por espacio, no pongo completas, solo la última parte: "(el compromiso del contador) es retratar la vida en toda su cotidianeidad, porque nada nuevo hay bajo el sol, solo la forma de decirlo en Para reír, llorar y reflexionar".

Una invitación

 Así que nuevamente doy gracias a los miembros de esta asociación por su gentileza y cariño. Al iniciar la presentación de mi libro mencioné que, en la carta que dirigí al director de El Mañana para proponer la creación de "El Mensaje en la Botella" le decía: "Me gustaría que se viera que en Reynosa y Tamaulipas no todo son muertos y balazos, sino que desde aquí pueda salir una voz de esperanza, de aliento y de motivación". Gracias, Unidad Tamaulipeca, A.C., porque sé que ustedes están enfrascados en el mismo empeño. Gracias por ser ejemplo vivo de lo que dice nuestro himno sobre nuestro estado, respecto a que ha sido cuna de nobles varones, y de extraordinarias mujeres también.

Ojalá pudiéramos todos los tamaulipecos trabajar en lograr que el nombre de esta noble asociación se vuelva una realidad y podamos encaminarnos hacia la unidad. Que dejemos de desear que el gobernante en turno nos resuelva todos nuestros problemas y, cada uno, desde nuestra trinchera, hagamos lo que corresponde para mejorar nuestra golpeada sociedad. ¿Difícil de lograr? Lo sé. ¿Imposible? En nuestras manos está.