Columnas > ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA

Un dolor que cala hasta los huesos

Amargas experiencias 

M e tocó escuchar a un buen amigo, muy preocupado por la salud mental, física y emocional de su hermano Víctor.- Ya tiene años prendido del alcohol,- que me recomiendas,  y así como Joel, he conocido a infinidad de hermanos que desean recuperar a su ser querido, muchos de ellos, llenos de dolor, cargan frustración, impotencia, culpa, sentimientos encontrados por la vida que vive el hermano alcohólico. Le ofrecí mi ayuda y comencé a darle mis conocimientos para hidratarlo, desintoxicarlo, lo escuchaba, mañana tarde y noche Víctor y yo, recorrimos grupos de AA, fuimos a infinidad de Anexos, centros de rehabilitación para adictos, y en un buen tiempo, más de 6 meses, él se mantuvo limpio este logro fue la felicidad más grande de Joel, conviví con su hermosa familia, les regale mi testimonio a la esposa y a los hijos, conocí a fondo la historia de vida de Víctor y de repente, me dijo.- Ya me siento bien,. Y se fue de mi vista, me entere de sus problemas laborales debido a que retomo la bebida, supe que estaba internado en una clínica y un domingo fui a verlo a su habitación, el abdomen inflado, era impresionante, los ojos saltones, amarillos, un amarillo cenizo, seco, inexpresivo, sin vida, Víctor está arrepentido, el daño por la cirrosis hepática, es irreversible, no obstante, cuando se sintió mejor, le pedí que me acompañara a tomar un café y que le diera el mensaje de vida a un adicto y así fue, le dio el mensaje  y le dijo, evita llegar a donde he llegado, estoy muriéndome, amo a mis hijos y no quiero dejarlos solos.- Lloro profundamente como niño chiquito.- Por desgracia, Víctor murió  dos semanas después, ahí estuve en la misa y en el panteón, palpando el gran dolor de todos, pero en especial el de Joel su hermano. He tratado con personas víctimas del dolor por el alcoholismo de sus hermanos y la verdad, es una enfermedad muy cruel.

Un dolor que cala hasta los huesos